El médico de Zaplana advierte a la juez: «Es una bomba de relojería con posibilidad de muerte súbita»

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Empeora el estado de salud del exministro Zaplana.
Juanan Jiménez
  • Juanan Jiménez
  • Responsable de la mesa de coordinación. Especializado en información nacional e internacional, breaking news, periodismo de datos y visualización, también escribo sobre motor y tecnología.

Los informes médicos del Hospital La Fé de Valencia sobre el estado de salud de Eduardo Zaplana son demoledores. El doctor Guillermo Sanz, jefe del servicio de Hematología del centro hospitalario ha advertido al juzgado de Instrucción número 8 de Valencia de que Zaplana «es una bomba de relojería con posibilidad de muerte súbita e inesperada».

Así de contundente y crudo es el informe que el facultativo ha hecho llegar a instancias judiciales, al que ha tenido acceso y publica El Periódico de Aquí. El pasado día 20 de diciembre Zaplana era trasladado de urgencia desde la cárcel de Picassent al Hospital Le Fé. Sufría una súbita bajada de sus defensas por el rechazo del tejido transplantado para paliar la leucemia que sufre. El EICH (Enfermedad del Injerto contra el Huésped), que es como se conoce técnicamente esta enfermedad, se da de manera crónica en pacientes transplantados de médula y requiere unos cuidados constantes para evitar que la vida del paciente corra peligro.

La defensa de Zaplana ha recurrido en numerosas ocasiones a la juez de Instrucción para la puesta en libertad de Zaplana dado su delicado estado de salud. A la vista de esas negativas, parece que el tratamiento seguido en la prisión valencia es insuficiente y la salud del ex ministro de Trabajo se ha deteriorado notablemente, pesaba 73 kilos cuando ingresó en prisión hace ya siete meses, y actualmente está en 60 kilos.

Zaplana pasará inevitablemente las Navidades en el hospital. Allí se le practicarán en los próximos días nuevas pruebas para valorar las condiciones físicas reales. Desde el hospital advierte de que «no se trata de una hospitalización por capricho» ya que las pruebas a realizar conllevan numerosos riesgos dado el delicado estado de salud en el que se encuentra  el ex presidente valenciano.

El ex presidente valenciano está en prisión preventiva e incomunicada, por oden del juzgado de Instrucción número 8, que siempre ha esgrimido como argumento para evitar su puesta en libertad el riesgo de fuga y la destrucción de pruebas. A tenor de los informes médicos, parece más que imposible que Zaplana pueda huir de España por su importante deterioro físico, que le obliga a estar ‘pegado’ al hospital donde recibe tratamiento.

Carta desde prisión

Este domingo, la mujer de Eduardo Zaplana, Rosa Barceló, difundía una carta que le había hecho llegar desde prisión. En ella, el ex ministro del PP defendía vehementemente su inocencia y aseguraba que «por encima de mi estado de salud está la defensa de mi honor, nunca cobre una comisión».

En el texto, Zaplana asegura que es inocente. «Soy inocente por el convencimiento absoluto de no ser responsable de los hechos de los que se me acusa en el Auto judicial que produce mi detención“, señalaba. “Sí puedo afirmar que jamás cobré comisión alguna por unas adjudicaciones públicas y jamás distraje una peseta o un euro de las administraciones públicas a las que serví y de cuya labor me siento muy orgulloso”, continúa.

Añadía que “incluso el tan citado informe de los médicos forenses, que emitieron dos en un plazo corto de tiempo, mantienen los mismos argumentos, si bien en el segundo cambia la conclusión del primero, al afirmar que mi estancia en prisión en principio no añade gravedad a mi estado, cosa que se afirmaba en el primero de unas semanas antes afirmaba lo contrario, firmados por los mismos profesionales”, concluye. Este dislate lleva a Zaplana a concluir una cosa que debería ser obvia para el juez: “Ni estos ni en los demás informes de la causa existe discrepancia alguna acerca de la gravedad y riesgos asociados a mi enfermedad y estancia en prisión“.

Además del tratamiento médico, para Zaplana ya se ha convertido en una cuestión casi vital limpiar su honor ante las acusaciones que se vierten sobre él. “Al margen de dependencias médicas y arraigos evidentes que todo el mundo entendería, no permitiría yo bajo ningún concepto que mi concepción del honor personal y el legado que dejo fuera de tal indignidad”, añade.

 

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