Dimisión de Cristina Cifuentes

Rajoy indignado con Cifuentes: “La sostuvimos porque garantizó que no habría un escándalo más”

Cristina Cifuentes
Rajoy y Cifuentes enuna foto de archivo. (FOTO: Francisco Toledo)
Carlos Cuesta

El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, no ocultó este miércoles, ante su círculo más cercano, su enfado con Cristina Cifuentes. Ella le garantizó que: “No habrá más escándalos”. Y eso era básico en la estrategia de Rajoy para gestionar la crisis provocada en la Comunidad de Madrid por el máster de la ex presidenta.

Y es que se trataba de llevar a un callejón de impopularidad a Ciudadanos por estar dispuesto el partido naranja a entregar el Gobierno regional de Madrid a la izquierda. La aparición del vídeo publicado por OKDIARIO con el robo de dos botes de crema por Cristina Cifuentes acabó de un plumazo con la estrategia. Y es que hacía inviable mantener ni un minuto a Cifuentes en el cargo porque, cada segundo que pasase, suponía simplemente darle la razón a los de Albert Rivera a cambio de nada.

Rajoy quería llevar a C’s hasta el dilema de tener que fraccionar a sus votantes. Y la clave era llegar hasta la moción de censura. Así, si Ciudadanos se salía del órdago de esa moción, el partido naranja quedaba desacreditado a ojos de la izquierda. Y si se mantenía en el pulso, quedaba desautorizado ante sus votantes de derechas por haber permitido que la izquierda pasase a poner en peligro, por ejemplo, la seguridad del sistema escolar concertado en Madrid, o las rebajas de impuestos ya anunciadas.

Para ello era decisivo aguantar. Que Cristina Cifuentes soportase la presión. Y que la falsa licenciatura del número uno socialista José Manuel Franco -también descubierta por OKDIARIO- siguiese permitiendo mantener el lema de Rajoy de “consejos vendo que para mí no tengo”, como pronunció los últimos días.

«No habrá más escándalos»

De ahí la importancia de la pregunta a Cristina Cifuentes. De ahí la tremenda relevancia de saber si había materia sensible de la que ponerse a cubierto. Y la respuesta de Cifuentes fue negativa: “No habrá más escándalos”. Cuando, ahora ya es sabido, que los había.

Algunos de los miembros de la cúpula de Ciudadanos, de hecho, no se sentían cómodos con la posición en la que el líder en Madrid del partido naranja, Ignacio Aguado, había dejado a su partido en este pulso. Porque anunciar con tanta euforia el respaldo a la moción del PSOE y Podemos en Madrid podía implicar un fuerte coste electoral: justo lo que buscaba Rajoy.
Las palabras de Albert Rivera en este punto, de hecho, fueron siempre más cautas: poniendo el acento en que si el PP cambiaba a Cifuentes, automáticamente, la moción moría.

La caída de Cifuentes, ahora, ha supuesto varias cosas: en primer lugar la imposibilidad de mantener a la ya ex presidenta, con lo que la moción de censura se derrite. Ciudadanos acepta el cambio de persona –tal y como dijo desde el primer momento– y se evita el dilema de ese coste electoral.

En segundo lugar, que al desaparecer la moción de censura, desaparece el peligro de un tránsito rápido del Gobierno de la Comunidad de Madrid hacia la izquierda: se queda al frente en funciones el hasta ahora consejero de Presidencia, Ángel Garrido, y, por lo tanto, sigue siendo el PP el que gestiona la Comunidad de Madrid. De ahí el enorme enfado mostrado ayer por Pablo Iglesias y el resto de protagonistas de Podemos.

Y, en tercer lugar, el buscado desgaste de Ciudadanos con el ejemplo de pactar en Madrid con la izquierda desaparece de cara a las próximas elecciones. Y todo ello, además, antes de las elecciones autonómicas, evitándose costes irreparables los de Rivera.

Si Rajoy hubiese conocido antes el verdadero riesgo de nuevos escándalos, la estrategia habría sido distinta. Sin dejar que Ciudadanos a nivel nacional se anote el tanto de haber mantenido siempre la puerta abierta a un cambio de presidente pero dentro del PP.

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