La Seguridad Social registra este año 14 nuevos afiliados por cada nueva pensión
El déficit de las pensiones alcanzó los 16.707 millones de euros al cierre de 2015, un agujero que amenaza con lastrar la salud de todas las cuentas públicas. Sin embargo, por grande que parezca, se trata de un problema soluble. Y la primera vía para arreglarlo es conseguir más afiliados que generen ingresos con los que costear el sistema. Durante los años de crisis, la destrucción de empleo provocó que se perdiesen unos tres afiliados por cada nueva pensión que se sumaba al sistema en términos netos. No obstante, la mejora del mercado de trabajo ha tomado una fuerza inusitada. Tanto que en 2015 se crearon 6 nuevos afiliados por cada pensión adicional. Es decir, se generaron unos 533.000 afiliados para un incremento neto de 79.000 pensiones.
Y durante los cuatro primeros meses del año, esta ratio se ha disparado hasta los 14 afiliados por cada nueva pensión. Entre enero y abril, la afiliación media aumentó en 359.000 efectivos frente a un incremento de 24.000 nuevas prestaciones. Aunque esta ratio probablemente se desacelere a lo largo del año, se trata de la mejor noticia posible para la sostenibilidad de la Seguridad Social.
Ahora bien, semejante relación de datos no sólo se obtiene por la buena evolución del mercado laboral. También se da porque el número de nuevas pensiones está cayendo drásticamente. Esas 79.000 nuevas pensiones registradas en 2015 representan uno de los incrementos más bajos de la última década, bastante por debajo de las 100.000 que se solían sumar cada año.
En parte, este comportamiento puede explicarse por el retraso de la edad de jubilación, que poco a poco se va alargando hasta los 67 años. Y en parte se debe también a que se ha frenado el abuso de las prejubilaciones a fin de recortar plantillas. Durante la crisis, las compañías recurrían a las prejubilaciones para lograr la paz social en la empresa. Sin embargo, tan pronto ha llegado la recuperación, el recurso a éstas se ha frenado. Sobre todo porque los sucesivos Gobiernos han endurecido mucho las condiciones para acceder a esas prejubilaciones, y eso también se está notando en el número de nuevas pensiones.
De hecho, a fecha de abril, la cifra de prestaciones sólo avanza a tasas interanuales del 1%, el menor ritmo de la década. Lo cual a su vez está contribuyendo a que la nómina de las pensiones encadene 14 meses consecutivas creciendo por debajo del 3%, lejos de los repuntes del 8% que hacían insostenible el sistema.
Por el lado de los ingresos, las noticias también se antojan alentadoras. Tal y como adelantó OKDIARIO, la recaudación por cotizaciones por fin está tomando impulso, después de un lustro de crisis en el que la pérdida de empleo y la devaluación salarial propinaron un tajo a los ingresos de unos 10.000 millones al mismo tiempo que los desembolsos se elevaban en unos 22.000 millones. Y así no es de extrañar que la brecha se ensanchara a marchas forzadas. Incluso cuando comenzó a recuperarse el mercado laboral a principios de 2013, los ingresos por cotizaciones apenas repuntaban debido a unos salarios más bajos, el uso de las tarifas planas y el hecho de que los parados dejasen de cotizar al agotar su prestación.
Cuando se recibe la prestación de desempleo, el Servicio Público de Empleo paga la cotización del parado. Y que el antiguo INEM abonase la cotización del desempleado estabilizó mucho la recaudación de la Seguridad Social evitando un roto aún mayor en las cuentas. En los momentos más duros de la crisis, la caja de las pensiones perdió menos recaudación gracias a este mecanismo. Pero ahora eso implica que, aunque se esté creando empleo, el nuevo ocupado tan sólo contribuye un poco más respecto a la cotización que le sufragaba el Servicio Público de Empleo. Así que la mejora del mercado laboral se palpa mucho menos en las arcas. Y hasta ahora eso había frenado bastante la recuperación de los ingresos de la Seguridad Social.
Sin embargo, en estos momentos la recaudación avanza a tasas del 3%, una mejora que se puede achacar a diversas razones además del incremento del empleo. Una, que se ha detenido la sustitución de unos trabajadores por otros con salarios más bajos. Dos, que los salarios ya están subiendo como se apunta en la negociación colectiva o en las cifras de cotizaciones medias. Tres, que muchas personas que se beneficiaron de la tarifa plana ya están cotizando de forma plena. Cuatro, que la última tarifa plana aprobada es menos generosa y, por lo tanto, resta menos recursos al sistema. Y cinco, el efecto que está teniendo sobre la recaudación las mejoras de gestión y las subidas de cotizaciones como por ejemplo la tributación de los pagos en especie.
Todo ello hace que la tasa de subida del gasto sea por fin similar a la de los ingresos, lo que ayudará a contener el déficit. No obstante, todavía queda mucho trabajo por delante con el fin de cerrar una brecha del entorno de los 15.000 millones de euros. Y éste será sin duda uno de los principales retos de la próxima legislatura.
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