Sánchez compensará la rebaja del impuesto a la electricidad con el tributo al plástico: recaudará el doble
Para financiar el festival de gasto al que se ha acostumbrado el Gobierno de Pedro Sánchez es necesario subir o establecer nuevos impuestos. Para compensar la merma en la recaudación que supone la rebaja en el gravamen a la electricidad, el Gobierno se ha negado a posponer la entrada en vigor del impuesto al plástico, con el que prevé recaudar el doble que con la bajada de la tasa eléctrica. Este impuesto al plástico es rechazado por las asociaciones del gran consumo, que afirman que contribuirá a un encarecimiento de la cesta de la compra en plena espiral inflacionista.
Según se recoge en los Presupuestos Generales de Estado (PGE) presentados esta misma semana, el Gobierno prevé recaudar 294 con el impuesto sobre la electricidad, un tributo que grava el coste de fabricar electricidad. Este impuesto está fijado por ley, asciende al 5,11%, pero fue rebajado el pasado año para hacer frente al alza de la factura de la luz has el 0,5%. Una reducción que estará vigente hasta el próximo 31 de diciembre, aunque el propio Ejecutivo socialista ya ha asumido que tendrá que prorrogarse más allá de esa fecha.
Por su parte, el llamado oficialmente impuesto sobre el plástico no reutilizable (IPNR), va destinado a tratar de recortar la llamada ‘vida útil’ de los plásticos que no se puedan usar en más de una ocasión. Las empresas que utilicen plástico no reutilizable estarán obligadas por ley a pagar una tasa extra de 0,45 euros por cada kilogramo de plástico a partir del próximo 1 de enero de 2023. Con este gravamen el Gobierno pretende recaudar 456.000 millones, el doble de lo que recaudará con el impuesto eléctrico.
Sin embargo, las perspectivas sobre el nuevo impuesto no son buenas. Las propias empresas ya avisan de que la recaudación con este nuevo impuesto va a encarecer los costes de producción y va a resultar mucho más difícil poder cubrir todos los gastos. Uno de los sectores más perjudicados será el de los supermercados, que deben envasar la mayoría de sus productos con este plástico. Pero, desafortunadamente, no va a ser la única consecuencia que se padezca, puesto que la sociedad también va a verse notablemente afectada.
Y es que se espera que este impuesto produzca un encarecimiento de los precios de todos los productos de la cesta de la compra que se comercialicen en envases pequeños para compensar los cambios que debe realizar el sector y sus costes añadidos. Todo esto en un momento en el que el 95% de los productos se ha encarecido alrededor de un 15%. Por este motivo, las asociaciones empresariales de alimentación y gran consumo creen que «no es el momento de aplicar un nuevo impuesto que sólo repercutiría negativamente en la competitividad de las empresas y sobre el consumidor».
La escalada «histórica» de los precios del gas y de la electricidad está causando «un grave impacto» en los costes empresariales y «tensionando al alza la inflación». A ello se unen los impactos derivados de la guerra de Ucrania -desabastecimiento de materias primas, falta de suministros básicos como fertilizantes y combustibles, entre otros, así como de la crisis sanitaria, económica y social provocada por la pandemia e incluso amenazas de nuevos paros en el transporte. De esta forma, Sánchez echa más leña al fuego de la inflación con este nuevo impuesto.