¡Punto de inflexión!
“La inflación es un impuesto sin legislación” Milton Friedman
Todos somos ampliamente conocedores de que la Ley básica de todo mercado es la oferta y la demanda, y más si cabe en el bursátil. Este principio de oferta y demanda marca la fijación de los precios en función del principio de abundancia y escasez. Si el problema es coyuntural, podemos tener un repunte cíclico no muy preocupante de la inflación, pero si el problema es estructural aunque esté echado el cerrojo, duerme con un solo ojo.
La semana pasada Christine Lagarde, la presidenta del BCE, anunciaba que no tiene por ahora intención alguna de subir tipos de interés, puesto que la mayor percepción de las empresas en un contexto de aumento de los precios de las materias primas, tienen más que ver con los embotellamientos sobre la cadena de suministros y el incremento de los costes de producción a corto plazo, que en un problema de incremento sostenido de la demanda.
Siendo la perspectiva del BCE una inflación del 1,4% a 2023, parece que dicha inflación no va a suponer una dificultad a la hora de coordinar políticas monetarias de gran escala, para el hecho de seguir dopando a nuestros queridos mercados y controlando el coste de financiación de los Estados miembros. Sin embargo, no tan claro lo ven los yankees del otro lado del charco, puesto que en las últimas actas de la Fed se intuye cierta preocupación por los anteriormente citados cuellos de botella en el entorno de la producción, y por un incremento en la demanda superior a lo esperado, lo que podría provocar un inesperado repunte de la inflación.
Este doble contexto acerca de los cuellos de botella podría resolverse con un incremento de la inversión, consiguiendo mayor celeridad que con el incremento de la demanda, ello es precisamente lo que evaluaremos a partir de ahora en Blackbird Bank a través de indicadores como los inventarios, el empleo o la confianza del consumidor, que junto con el índice de producción industrial y otras métricas adelantadas, nos advertirán de la gran paradoja en la que podría sumergirse a partir de ahora la economía. ¿Podrán combatir los bancos centrales la inflación sin reventar el mercado de deuda?, ¿puede cohabitar un programa de expansión cuantitativa no convencional con una subida de tipos?
«No sé a ciencia cierta si lo primero es consecuencia de los segundo, pero sin duda tengo claro que si algo puede salvar el balance de las finanzas públicas de las principales economías del mundo, esa ¡es la inflación!»
La cruda realidad es que aprecio cada vez más vectores estructurales en la economía, que a mi equipo de research y a mí nos hacen pensar en una expansión duradera de la inflación liderada por las materias primas. Por un lado, nos encontramos con la expansión presupuestaria de los gobiernos mundiales para recuperar la economía post coronavirus, políticas que servirán para incrementar la productividad industrial, especialmente hacia la esperada transición ecológica.
Por otro lado la mejora de China, que servirá para variar como un vector importante hacia la inflación. El enorme esfuerzo que espera el mundo por parte de todos los agentes económicos en cuanto al gran desafío de nuestra generación, que entre otros es reducir las emisiones de CO2, es sin duda el gran argumento que explica mi tesis como cabeza de análisis de mi firma en cuanto a la inflación si analizamos la demanda. Sin embargo, el segundo argumento que en Blackbird nos lleva a tener un enfoque cíclico, parte de la oferta.
De hecho, estamos en el lustro más débil de inversión en capex de la historia en cuanto a criterios proporcionales. Este hecho supone actualmente un peligro enorme, puesto que un mercado con problemas de oferta y con un repunte notable de demanda, es claramente un mercado “estrangulado” que se transforma en una burda subasta para ver quién paga más.
Y señores, es en este contexto donde uno empieza a llenar su cínica mente de analista macroeconómico de dudas. ¿Acaso los bancos centrales no tienen suficientes herramientas para valorar los verdaderos riesgos que estamos ya observando en los indicadores adelantados?, ¿o es que dichos bancos centrales tienen la “responsabilidad” de no empujar a los especuladores al mercado de materias primas acelerando el proceso?
No sé a ciencia cierta si lo primero es consecuencia de los segundo, pero sin duda tengo claro que si algo puede salvar el balance de las finanzas públicas de las principales economías del mundo, esa ¡es la inflación! Al fin y al cabo, como decía Mr. Friedman la inflación es un impuesto sin legislación y si encima paga la deuda, más que un demonio, es un salvador. Así que como comprenderán, sin ser conocedores con exactitud de a lo que esta gente juega… Lo que sí tengo claro es que la rotación hacia el ciclo en nuestras carteras operativas será tan real como la inflación que está por llegar.
Gisela Turazzini CEO, Blackbird Bank
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