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No tengamos miedo a capitalizar las pensiones

Pensiones
(Foto: Istock Images)

Como ya explicamos en Okdiario, las pensiones en España son insostenibles, y a menos que cambiemos nuestro sistema de reparto, veremos unas pensiones menguantes en las que la Seguridad Social tendrá, cada vez, mayores dificultades para pagarlas.

La Comisión Europea estima que la tasa de sustitución de las pensiones el porcentaje que representa la pensión con respecto al último salario percibido— se reducirá de aquí al año 2060 en un 40%. Algunos autores han predicho que para mantener la tasa de sustitución actual el gasto en pensiones se dispararía hasta el 22,6% del PIB —un incremento de 11,9 puntos porcentuales con respecto al gasto actual— en el año 2050; y de querer mantener el gasto en pensiones en relación al PIB en el 12%, la tasa de sustitución debería reducirse en un 50%.

De hecho, y al nivel que se están revalorizando las pensiones, según un estudio del Banco de España, estas perderán, en términos reales, un 7% de su poder adquisitivo pasados 10 años desde la jubilación para una persona que se jubilara en 2015, y se reduciría en un 52% 40 años después.

A pesar de tan malas predicciones para el futuro del sistema de pensiones de reparto existente en nuestro país, todavía sigue habiendo dudas a cerca de los sistema de capitalización. Aunque la evidencia muestra que la rentabilidad de los sistemas de capitalización —determinado por el interés real a largo plazo— ha excedido entre los años 90 y el 2008 en 0,7 puntos a la tasa de crecimiento del PIB —la rentabilidad de un sistema de reparto viene determinada por la suma de la tasa de crecimiento de la productividad y la tasa de crecimiento de la población, que a largo plazo coincide con la tasa de crecimiento del PIB—.

Por tanto, en un sistema de capitalización existen mayores tasas de inversión nacional, lo que dejando todo lo demás constante, implica un mayor stock de capital productivo per cápita, lo que conlleva una mayor productividad y PIB per cápita.

Y aunque se defienda el sistema de reparto por una cuestión de equidad, existen países como Dinamarca, en donde el ahorro privado tiene una mayor importancia que en Suecia, la distribución de la renta de la población jubilada presenta unos datos más equitativos. Y es que tal como indica el responsable de análisis macroeconómico de BBVA Research, Rafael Doménech, la evidencia muestra que la equidad en la distribución de la renta para la población jubilada depende de “las características intrínsecas con las que han sido diseñados cada sistema y con la eficiencia con la que realmente funcionan para conseguir sus objetivos”.

Es más, debemos tener en cuenta que las cotizaciones a la Seguridad Social son un impuesto al trabajo, por tanto, tienen efectos distorsionadores en el empleo. Además, en un trabajo centrado en las familias americanas, el sistema público de pensiones de reparto reduce el ahorro de los hogares entre un 30 y un 50%, al mismo tiempo que la acumulación de capital y el ahorro de la economía es un 35% inferior.

Aunque la teoría puede ser muy bonita, podrían existir miedos a la hora de llevar a cabo una capitalización de nuestro sistema de pensiones, por ello podría ser conveniente poner el ejemplo de un país que lleva con este modelo desde el año 1981 y que la evidencia muestra que sus pensiones han mejorado desde la transición desde el sistema de reparto al actual de ahorro individual: Chile.

En el año 1981, Chile cambió su sistema de pensiones, dando la opción a los chilenos de escoger entre mantener en el sistema público o migrar a uno privado de capitalización, en donde se le obligaba a la población de manera forzosa a invertir el 10% de su salario en alguna de las Administraciones de Fondos de Pensiones (AFP) —pudiendo añadir un 10% de forma voluntaria—, al mismo tiempo que se les reconocía a través de un bono estatal lo cotizado hasta el momento en el sistema público de reparto.

El cambio de modelo le ha sentado muy bien al país sudamericano, puesto que en torno al 87% de la población se ha beneficiado de la transición al sistema de capitalización y  el think tank chileno Libertad y Desarrollo ha estimado que las pensiones en el antiguo régimen serían un 47% inferiores a las que entrega el sistema de capitalización.

De esta manera, y según datos de la Superintendencia de Pensiones de Chile —órgano encargado de la supervisión del sistema de pensiones en el país—, el importe de la pensión media mensual para aquellos que hayan cotizado entre 35 y 40 años es de 925€, aunque es cierto que la mayoría de chilenos han cotizado entre 20 y 25 años, siendo la pensión media de 315€. Por comparar los datos, la pensión media en España se encuentra en los 916,61€ mensuales, con tipos de cotización que triplican a los porcentajes que destinan los chilenos al ahorro gestionado por las AFP; además, la renta per cápita en España es el doble que la de Chile.

Y es que las rentabilidades anuales medias en términos reales de las AFP, en los distintos fondos —en Chile existen 5 tipos de fondos, según los límites máximo y mínimo de inversión en renta variable permitidos—, son bastante elevadas. El fondo C —que es el fondo intermedio en cuanto a inversión en renta variable—, por ejemplo, que es el que lleva más tiempo vigente, tiene una rentabilidad histórica del 8,28%.

Santiago Calvo es Coordinador de Students for Liberty Galicia

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