Moncloa ¡House of Cards!
“El dinero es la gran mansión en Sarasota que empieza a caerse a pedazos
luego de diez años. Poder es el viejo edificio de roca que resiste por siglos.
No puedo respetar a alguien que no entienda la diferencia.” Frank Underwood
Todo empezó el 29 de mayo de 2.023, justo un día después del sorpasso de la derecha el 28M, fecha de los comicios municipales y autonómicos de la mayor parte de las plazas españolas. Justo un día después y sin margen siquiera de celebración, Sánchez daba otro cambio de guión a su enrevesado idilio con el poder, convocando unas elecciones con las que muchos poníamos fin al Sanchismo, habida cuenta de la contundencia con la que los ciudadanos hablaron en las autonómicas. En ese momento, nos preguntamos qué se escondía detrás de esa convocatoria tan anticipada, algunos ingenuos se apresuraron a decir que era una apuesta suicida de Sánchez,… ¡una más!
Podríamos pensar en la inocencia de las decisiones de un político que se esconde detrás de una sonrisa bajo un discurso de buenismo que se aleja mucho de la realidad que ha vestido su carrera política desde sus inicios hasta la presidencia, arrasando bases, varones, presidentes, leyes y siempre; ¡todo lo que sea necesario por el poder! Y haciendo uso del aparato del Estado para preparar un Estado que legislatura que pase, legislatura que más complica apartarlo del poder. Y es que parece que en el sanchismo sólo hay una regla: ¡cazar o ser cazado! Adivinen, ¿quién es el cazador?
El camino hacia el poder está pavimentado de hipocresía, de principio a fin y en cualquier circunstancia. Desde el “no podría dormir con Podemos”, los indultos, la constitución y Bildu dando comienzo a una legislatura de mentiras y despotismo, hasta la jornada de reflexión, en la que presumía de deporte vestido de otoño y pilotando la trialera con un casco diferente al de la foto, dejando transparente que no era ni él, ni era verano… A veces me pregunto, ¿qué tan tontos nos cree este señor? Y es que parece que todo lo que envuelve al dichoso Sanchismo es maldad, manipulación y mentiras ¿Qué sentido tiene señalar a Feijóo compartiendo vacaciones con un traficante, mientras el PSOE ha manchado el parlamento con el caso de los conocidos “diputeros” del Tito Berni. ¡Y qué más da! Dirán aquellos que se divertían en Ramses mientras el resto de españoles estábamos encerrados en nuestras casas, mientras muchos no podían ni despedirse de sus abuelos, mientras una servidora no pudo darle el último abrazo, beso y adiós a su mamá…
Pero este boicot, constante y crispado de la extrema izquierda que creó Zapatero, es una constante manipulación y división social. Irresponsabilidad le diría, de un Zapatero que venía escondido en la Venezuela comunista de Maduro después de hundir España en la miseria y que ahora, por arte de magia, aparece en escena para dárselas de digno y regodearse en algún que otro mitin presuntamente bajo los efectos de alguna clase de alucinógeno barato. Pero la realidad, es que a este sanchismo no le hunde ni el escándalo de financiar el vicio del Tito Berni y sus secuaces con nuestro sudor, sueños y lágrimas, ni llevar la deuda de España a máximos históricos, ni maquillar los datos de empleo, buenos en cantidad, pero hundidos en cuanto al salario real, la precariedad, el paro juvenil y femenino. Cierto, más afiliados que nunca, ¿pero afiliados a qué? ¡a la miseria! “Crea miseria y gobernarás sine díe” dice el manual del socialista chavista. ¡Y fíjense! Ojo, que tampoco puede con el Sanchismo: la mentira, el aferrarse a un gobierno Frankenstein integrado por comunistas, independentistas, terroristas y todo aquel que sea capaz de pedir lo que haga falta con tal de sacar a pasear el Falcon, y cuidadito que lo que haga falta es dejar el 30% de España en manos de aquellos que la odian. Y es que las facturas del sanchismo serán históricas, estoy convencida. Nada tumba a este líder de poca monta, que como buen superviviente que es, sabe sacar réditos de cualquier circunstancia. Y ahí entran los valores con los que se haya forjado cada quién, papá y mamá deben enseñar bien lo que está bien de lo que está mal. Ojalá siempre se cumpliera la normal, dicen…
La pandemia catapultó a Pedro, que con extrema audacia se arrodilló ante la Unión Europea sometiendo a España a las bondades de Bruselas. La caridad que permite maquillar datos a final de mandato es un arma de doble filo. Primero, para usar los datos de los dos últimos años de su gobierno como meritorios, y segundo por las exigencias que van a venir ahora caidítas del cielo europeo y que, espero y deseo que se las tenga que comer él y su gobierno una a una. La desfachatez de culpar a un gobierno responsable de recortes y consecuencias ya lo hemos vivido con el gobierno de Zapatero, ¿y nos la van a volver a hacer? ¡Pan y circo!
Pero dicho circo electoral no termina en la Moncloa, ironías del destino el gobierno de España en 2023 se decide en Waterloo y para más Inri, el lema origen de 2.019: ¡llevaré a Puigdemont ante la justicia! se ha convertido en que será Puigdemont quien le lleve a él a la Moncloa, culminando una jugada maestra como decía, de maldad, manipulación y mentiras. ¿Será capaz Sánchez de permitir el. referéndum a cambio de la Moncloa? Hagan apuestas, pero ya sabemos que en el ‘house of cards’ de la política, Sánchez siempre gana haciendo trampas.
Y qué esperar de un genio de la manipulación, un as constante en la manga de un ‘gambler’ nato, un suicida implacable al que su determinación le ha llevado al cénit de su carrera, con la firme convicción de ser el primer presidente de la democracia española en formar gobierno desde la derrota y a cualquier precio. Tanto es así, que las artimañas constantes en la estrategia de Sánchez se han visto exacerbadas en campaña, siendo capaz de salir humillado de un cara a cara y levantarse una semana después. Capaz de ceder protagonismo a Yolanda Díaz en el debate final, a cambio de darle la fuerza suficiente con tal de evitar que VOX llegue a ser decisivo con el PP, capaz de celebrar como victoria inapelable el hecho de que la aritmética matemática no permite el gobierno de derecha. Y es que ahora, sabemos que la apuesta suicida de Sánchez sobre convocar las elecciones un día después de perder, partía de una idea clara: la movilización de la izquierda y la complacencia de la derecha. Y es que la izquierda no se ha desmovilizado dos veces consecutivas en ningunas elecciones previas, y anticipar comicios implicaba poner en boca de todos el miedo a la supuesta extrema derecha, movilizando su electorado y creando dudas en los votantes más centrados, al poder explicar con hechos los diferentes pactos autonómicos entre VOX y el PP. Jugada maestra del artesano de la mentira y la manipulación, el conductor de falsas promesas y un hombre tan aferrado al poder, que ni se digna a esconder un día después de los comicios un nuevo paseo vacacional con su medio de transporte habitual, el Falcon. Suerte la suya, y maldición la nuestra señores.
Y ahora, cual partida de poker, quedamos expuestos a unos políticos alejados del servicio al pueblo y centrados en mantener la poltrona sin importar el precio a pagar. Dejando en manos de Puigdemont la Moncloa y volviendo de dejar en evidencia a un Sánchez bajo una paradoja que quedará como fiel reflejo de un sanchismo reflejo de la maldad, la manipulación y las mentiras que comenzaron su mandato asegurando llevar a Puigdemont a la justicia, para terminar siendo llevado por Puigdemont a la Moncloa. Dantesca sátira política de división, crispación e irresponsabilidad a la que nos ha llevado esta gente. Tengo una gran fe en los tontos, autoconfianza le llaman mis amigos.