Macron lanza un plan para recuperar en 2022 el PIB previo a la pandemia mientras Sánchez tira la toalla

«En 2023 rebasaremos la situación económica que teníamos antes del impacto de la crisis coronavirus». De esta manera, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, reconoció el pasado 4 de agosto que aún quedan varios años de dificultades económicas, y que el Producto Interior Bruto (PIB) no superará el nivel en el que cerró 2019 hasta «al menos» tres ejercicios después.

Un pronostico que lanzaba antes de que se desmontara el cuadro macroeconómico del Ejecutivo: en agosto preveían una caída del 9,2% del PIB este año, pero el efecto de los rebrotes sobre la recuperación del tercer trimestre deja obsoleto ese cálculo y la recuperación podría tardar aún más.

Mientras, Sánchez tira la toalla, su homólogo francés, Emmanuel Macron, ha sacado la artillería pesada para relanzar su economía con el objetivo de recuperarse un año antes que España del golpe de la pandemia. En concreto, ha anunciado este jueves un nuevo paquete de 100.000 millones de euros en estímulos adicionales mediante subsidios, recortes de impuestos y fondos para financiar proyectos con el objetivo de impulsar la recuperación de la economía y recuperar para 2022 la situación económica anterior al impacto de la crisis del coronavirus.

Por su parte, el primer ministro francés, Jean Castex, ha defendido que «el nuevo programa de estímulos económicos, denominado ‘Francia Relanza’, girará en torno a tres grandes ejes: transición ecológica, transformación de la industria y cohesión social» y ha asegurado que «no se trata de palabrería, tendremos indicadores concretos y herramientas para alcanzar la recuperación en dos años».

Desplome del PIB

Un paquete de ayudas que el Ejecutivo galo ha lanzado tras conocerse que el PIB en Francia cayó un 13,8% en el segundo trimestre -el mayor desplome la economía francesa desde que empezó la serie histórica en 1949-, tras un retroceso del 5,9% en el primeros tres meses del año. No obstante, Sánchez no ha anunciado ninguna medida de alivio a la economía española a pesar de que el PIB cayó casi cinco puntos más hasta registrar un hundimiento del 18,5% intertrimestral entre los meses de abril y junio.

España ya está técnicamente en recesión al encadenar dos trimestres consecutivos de caída. En el primero la actividad económica se contrajo un 5,2%, que reflejó las consecuencias del impacto del coronavirus en China, su extensión inicial por Europa y las turbulencias financieras, además de los 15 primeros días del estado de alarma.

Ante este escenario, el presidente del Ejecutivo «prevé una recuperación larga», lejos de una evolución en forma de V que vaticinó la vicepresidenta tercera del Gobierno y ministra de Asuntos Económicos y Transformación Digital, Nadia Calviño. Pero sí sigue la linea que advirtió el Banco de España cuando la crisis del coronavirus comenzó a dar sus primeros coletazos en el mes de marzo.

El plan de Macron 

En este sentido, el plan de relanzamiento económico francés contempla inyectar unos 30.000 millones de euros en medidas para impulsar la transición energética, incluyendo unos 7.000 millones destinados a la renovación energética de edificios, así como casi 5.000 millones para impulsar la modernización de los ferrocarriles y otros 1.200 millones para mejorar la movilidad diaria.

En segundo lugar, se destinarán otros 35.000 millones de euros a mejorar la competitividad de las empresas y frenar la deslocalización industrial, incluyendo una reducción de impuestos de unos 20.000 millones en dos años. Mientras, el Gobierno español no descarta un reforma fiscal al alza.

Asimismo, se invertirán 6.500 millones en impulsar el plan de empleo juvenil, además de otros 6.600 millones para el trabajo a jornada reducida, 5.200 millones en ayudas a las comunidades locales y unos 6.000 millones de inversión para hospitales. Una serie de medidas que se alejan de las que ha lanzado el Ejecutivo de Pedro Sánchez para hacer frente al impacto de la crisis del coronavirus.