La luz seguirá siendo cara a largo plazo por el precio del gas y la insuficiencia de las renovables

La luz seguirá siendo cara a largo plazo por el precio del gas y la insuficiencia de las renovables
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Eduardo Segovia
  • Eduardo Segovia
  • Corresponsal de banca y empresas. Doctor y Master en Información Económica. Pasó por El Confidencial y dirigió Bolsamanía. Autor de ‘De los Borbones a los Botines’.

Este jueves el precio de la luz vuelve a acercarse a máximos históricos, muy por encima de los 100 euros por megawatio/hora. Lo más grave es que no se trata de una situación puntual, sino que se va a prolongar a largo plazo: algunos expertos consideran que seguiremos pagando un precio muy alto por la electricidad incluso hasta 10 años (si bien no siempre tan caro como en estos momentos). Las razones son que el elevado precio del gas natural y de los derechos de CO2 se va a prolongar, y que hace falta mucho tiempo para que la producción renovable sea suficientemente alta, en ausencia de más energía nuclear.

«Tenemos que asumir esto como una situación que va a durar. Dejará de ser noticia porque va a prolongarse mucho tiempo. Mientras no haya un volumen de renovables suficientemente elevado, lo que puede tardar 10 años, seguirán marcando precio las centrales de ciclo combinado [de gas]», según el responsable del sector eléctrico de una importante asesoría.

La «tormenta perfecta» actual durará como mínimo hasta finales de 2022, que es cuando se estima que se equilibrará el mercado del petróleo y del gas tras los recortes de producción acometidos por el covid, y que ahora han provocado que se dispare su precio por la velocidad de la recuperación de la economía mundial.

Después es posible que el precio del gas baje, pero lo que no va a reducirse es el precio de los derechos para emitir CO2, que también deben pagar las centrales de ciclo combinado. La UE, que es quien regula estos derechos, está decidida a ello porque su prioridad es reducir todo lo posible las emisiones. Por eso, cada vez recorta más su número. Los futuros a dos y tres años apuntan a un precio similar al actual, en torno a los 55 euros por tonelada.

«El problema es que producimos electricidad con energía cara y contaminante. La única solución es construir más renovables. Son rentables con un precio de 30 euros por MWh. Pero eso va a llevar tiempo». De momento, el Gobierno va subastando los proyectos en bloques pequeños: ha convocado la próxima subasta en octubre para 3,3 GW. «El PNIEC [Plan Integrado de Energía y Clima] prevé construir 55GW y Red eléctrica ya tiene solicitudes para 160, pero el atasco está en los permisos necesarios de las Comunidades Autónomas», según el experto citado, que también cita como elemento importante al autoconsumo, que está creciendo a tasas de más del 100% anual.

Puede que ni siquiera las renovables lo arreglen

Otras voces del sector discrepan de esta visión: «Antes había menos renovables en España y el precio era más bajo. Y en Alemania tienen mucha más producción renovable y la luz no está mucho más barata que en España. Además, aunque ya no paguemos primas, las renovables tienen una rentabilidad garantizada del 7,5%. Y como no todas podrán entrar en el sistema, tendremos que pagarles esa rentabilidad, lo que compensará la rebaja del precio del MWh». Esta garantía de rentabilidad supone ya 6.500 millones al año, importe que subirá con la mayor producción.

Además, siempre va a tener que haber un backup para cuando no entren las renovables, que son los ciclos combinados por nuestra baja generación nuclear, y seguirán marcando el precio. Por tanto, esta fuente sostiene que, aunque se construyan muchas más renovables, el precio de la luz no va a bajar significativamente.

Así las cosas, el Gobierno debería tomar más medidas para abaratar el recibo, algo que permite Europa en contra de lo que declara la ministra Teresa Ribera, como ha informado OKDIARIO. Por un lado, acelerar las subastas de proyectos renovables. Por otro, puede sacar del recibo lo que pagamos que no tiene que ver con el consumo de energía, los llamados «cargos» (como el déficit del sistema anterior a 2013, la insularidad o las primas a las renovables antiguas), o suprimir los tres impuestos que gravan la luz (impuesto a la generación, impuesto especial eléctrico e IVA). También puede utilizar los ingresos que obtiene por los derechos de CO2 para rebajar la factura.

Asimismo, existen propuestas como introducir un precio medio, además del marginal, en las subastas, para que el que se traslada al consumidor no sea directamente el de la energía más cara. De momento, el Gobierno solo ha suprimido durante tres meses el impuesto de generación y ha rebajado temporalmente el IVA del 21% al 10%. Asimismo, quiere obligar a hidroeléctricas y nucleares (a las demás renovables no) a devolver los «beneficios caídos del cielo» (la diferencia entre su coste de generación y el precio marginal que cobran todas las generadoras), pero no se sabe cómo los va a utilizar para reducir el recibo de la luz.

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