La importancia del consumo interno para las empresas

En otros artículos se ha hablado de la importancia de la internacionalización para el crecimiento de las empresas. En un mercado global, los costes relacionados con el transporte y comunicación se han reducido de forma ostensible. Estos puntos, sumados a la abolición de las fronteras, permiten que los productos que se realizan en un país puedan comercializarse por todo el mundo. Igualmente, no todas las empresas pueden permitirse entrar en este mercado europeo o mundial. Para conseguirlo, normalmente se precisa de una inversión que difícilmente puede siempre ser financiada por recursos propios. Por lo tanto, hay que acudir a financiación ajena. Como consecuencia de las dificultades del contexto económico, las entidades financieras son más reacias a ofrecer este servicio, de forma que la compañía tiene como única posibilidad sobrevivir y tirar adelante a partir del consumo del mercado interno.
Existen, además, otro tipo de empresas que difícilmente pueden dar el salto al exterior debido al producto o servicio que realizan. Son aquéllas que se dirigen a un segmento o nicho de mercado de proximidad muy concreto, del cual dependen de una forma especial. Por lo tanto, si los consumidores que conforman este mercado pasan por dificultades, éstas se contagian enseguida a la compañía.
¿Cómo se estimula la demanda interna?
Hemos visto, por lo tanto, que una demanda interna sólida es clave para la supervivencia de muchas empresas. Por lo tanto, un objetivo general de todos los actores que tienen una cierta influencia en el contexto económico (empresas, políticos…) llevaran a cabo las medidas necesarias para conseguir que esta demanda fuera lo más alta posible. Para ello, las acciones a realizar deberían de ser las siguientes:
· Adaptar el producto a las preferencias y necesidades del público: hay que ofrecer el producto con aquellos atributos específicos que demanda el cliente. De esta forma, no se añaden sobrecostes mediante elementos que no valorará. Del mismo modo, se incorporan aquellos aspectos diferenciadores que harán atractivo el producto a sus ojos.
· Facilitar el contexto para el establecimiento de nuevas empresas e inversores: una tarea de toda Administración es generar aquella situación que sea atractiva para el establecimiento de empresas. Ello significa, por un lado, tener aquellas infraestructuras (comunicaciones, aeropuerto, ferrocarril, carreteras…) con las condiciones necesarias para que las empresas puedan desarrollar su actividad de la forma más eficiente posible. Por otro, encuadrar aquel sistema educativo que permita a las personas del territorio disponer de la calificación y habilidades específicas para desempeñar los trabajos demandados. También, finalmente, dar aquella seguridad jurídica conforme las condiciones con las cuales se empieza la actividad no variarán de forma radical en el sector.
· Facilitar el contexto para que las entidades ofrezcan crédito a emprendedores y compañías que buscan expandirse: aunque se han dado importantes paquetes de ayuda a las entidades para que taparan sus agujeros y aflorara el crédito, la realidad es que éste no se concede con la facilidad y a los tipos ideales para las compañías. Una medida para el fomento de la financiación ha sido colocar los tipos de interés a mínimos históricos, pero ni ello ha sido suficiente para estimular la actividad.