GESTIÓN DE PATRIMONIOS

La inversión en capital humano en plena robotización

Robot
Una mujer se hace una 'selfie' con un robot (Foto: GETTY).

Hoy mismo, la robotización forma parte del paisaje empresarial. Las máquinas son capaces de hacer determinadas tareas de una forma más eficiente y rápida que los humanos. Además, sin errores ni cansarse. Por lo tanto, pueden trabajar durante un periodo de tiempo muy superior y generar unas economías de escala espectaculares.

En este contexto, pues, en unos años (existen opiniones divergentes sobre cuántos), muchas empresas, no solamente del ámbito tecnológico, invertirán importantes sumas en disponer de estos robots o máquinas más productivos y fiables. Por lo tanto, si todas las empresas realizan esta inversión, el hecho de disponer de estas novedades no será un elemento diferenciador, sino un mínimo necesario e imprescindible para mantenerse en el mercado. Entonces, ¿qué marcará la diferencia? ¿Qué permitirá a una empresa ser más atractiva que las otras?

La respuesta a esta pregunta es clara: el capital humano. De aquí unos años, que una empresa sea peor o mejor considerada en el mercado dependerá del equipo que disponga.

¿Cómo deberá ser esta inversión en capital humano?

Para una correcta configuración del equipo de trabajo, los aspectos a tener en cuenta para una compañía deberán de ser los siguientes:

  • Formación: al definir un puesto de trabajo, se deberá de tener en cuenta cuáles son aquellas especificidades técnicas necesarias para desempeñar el puesto. De nada sirve tener las mejores innovaciones si no existen una serie de profesionales capaces de utilizarlas y aprovecharlas al máximo.
  • Idiomas: en un mundo global, cada vez existen más empresas que exportan sus productos a otros países. Por lo tanto, el dominio de distintas lenguas, especialmente el inglés (que se ha convertido en el idioma de relación universal a nivel comercial), será imprescindible. Del mismo modo, habrá que conocer lenguas específicas de acuerdo a aquellos países con los cuales la compañía mantiene una relación más estrecha.
  • Capacidad de aprendizaje: las innovaciones serán constantes y, por lo tanto, todo profesional debe de estar dispuesto a formarse de forma continua y a no encasillarse con los conocimientos que ha adquirido hasta el momento.
  • Capacidad para aportar ideas innovadoras: las empresas con una estructura vertical muy rígida donde una dirección marca con mano de hierro todas y cada una de las tareas a desarrollar acabarán desapareciendo. Se buscan, cada vez más, profesionales que aporten, dentro de su ámbito, ideas y propuestas que generen valor en la compañía.
  • Polivalencia: el profesional deberá de ser capaz de desempeñar distintas tareas, no solamente una en la que esté especializado. La flexibilidad en el mundo del trabajo irá en aumento y, como consecuencia, será necesario que se sepan desempeñar distintas tareas para dar apoyo a los compañeros.
  • Capacidad para analizar, seleccionar y entender la información: en el contexto del Big Data encontramos grandes cantidades de información, pero no toda es necesaria ni tampoco veraz. Por lo tanto, el trabajador deberá de seleccionar aquella información que realmente interese para el negocio y descartar aquélla que no sea cierta.
  • Empatía y trato exquisito: al final, el cliente tiene la imagen de la empresa de acuerdo a la percepción que adquiere una vez realiza el contacto con las personas que trabajan en ella. Por lo tanto, la educación emocional y la capacidad de ponerse en el lado del otro y comprender sus necesidades cada día irá ganando más peso.

Lo último en Economía

Últimas noticias