Economía
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Importar cereales de EEUU o Argentina para sustituir a Ucrania le costaría a España hasta un 25% más

La crisis de Ucrania ha puesto el foco en la alta dependencia de materias primas que tiene Europa y, en concreto, España. Con los futuros del trigo y del maíz disparados tras el estallido del conflicto, nuestro país busca regiones alternativas para poder abastecerse. Entre los principales mercados exportadores se encuentran Estados Unidos y Argentina, que han elevado sus precios del maíz y del trigo hasta un 25% y utilizan métodos de fabricación que difieren en gran medida de los de la Unión Europea.

Según el Boletín de precios semanales de los cereales del ministerio de Agricultura, los precios del trigo blando procedente de EEUU se han incrementado un 25%, alcanzando los 359 dólares la tonelada. Un aumento menor, pero también bastante significativo, es el que ha experimentado esta materia prima en Argentina, que ha alcanzado los 322 euros tras registrar un alza del 12%. Un alza que parece ir para largo si se mira el mercado de futuros: el trigo de entrega para marzo se ha disparado hasta los 347,25 euros la tonelada. Una subida que se repite para los siguientes meses, y no bajarán de los 300 euros hasta enero de 2023: el trigo de entrega en mayo se situará en los 337 euros y en septiembre seguirán por encima de los 305 euros. Unas cifras que contrastan con las registradas en 2019, cuando la tonelada de trigo se situaba en los 202 euros.

Por su parte, los principales mercados exportadores de maíz son EEUU, Brasil y Argentina. Los tres países han registrado subidas de precios que rondan el 15%, alcanzando los 315 dólares cada tonelada. Por su parte, antes del bloqueo de Ucrania tras la invasión rusa, los precios del maíz en ucrania se situaban en torno a los 290 dólares la tonelada. Dado que Ucrania tiene un gran peso en la importación de maíz en España -suponiendo el 30% del total-, aunque existan alternativas como Brasil, Estados Unidos o Argentina, la eliminación de las exportaciones ucranianas va a tener dos efectos directos en nuestro país: por un lado, al reducirse la disponibilidad de esta materia prima esencial y se mantenga la demanda los precios van a subir y, por otro lado, la situación geográfica y los problemas en las cadenas de suministro van a dilatar los plazos de entrega.

Además, importar desde alguno de estos países tiene un riesgo añadido: las trabas burocráticas. Y es que, Estados Unidos o Brasil utilizan métodos no homologados por la Comisión Europea para la fabricación de estos productos transgénicos, incumpliendo así la normativa comunitaria. Para no incurrir en sanciones por parte de Bruselas y que puedan ser mercados exportadores alternativos a Ucrania, habría que flexibilizar las directrices europeas, algo que puede ocurrir ante una situación de emergencia como la que acontece, pero que desde luego requiere de tiempo.

Un tiempo que España no tiene. El propio ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación, Luis Planas, ha reconocido que en estos momentos nuestro país sólo tiene provisiones para 45 días, de ahí la necesidad de ampliar la recepción desde otros países y de ampliar cosechas.