IAG y Lufthansa lucharán por la portuguesa TAP en su guerra por el dominio de los cielos europeos
La operación llegará en pleno proceso de integración de las recién adquiridas Air Europa e Ita
IAG no descarta comprar la portuguesa TAP y afirma que no habrá despidos tras adquirir Air Europa
IAG se ve superada por Air France-KLM pese al tirón de Iberia y Vueling que rozan la actividad de 2019
El grupo propietario de Iberia y British Airways, IAG, y la alemana Lufthansa llevarán a la privatización de los Transportes Aéreos Portugueses (TAP) su guerra por el dominio de los cielos aéreos. La reprivatización de la compañía lusa, para la que en Portugal descartan al consorcio franco-neerlandés Air France-KLM pese a haber mostrado públicamente su interés por la aerolínea, se producirá después de que, en diciembre pasado, el Gobierno luso cerrara el rescate de su principal compañía aérea a la que ha destinado, de acuerdo con Bruselas, 3.200 millones de euros.
Tanto para IAG como para Lufthansa el proceso de venta de TAP llegará en un momento en el que andan particularmente centradas en operaciones corporativas significativas: la compra de Air Europa y la de la italiana Ita, respectivamente.
El grupo británico-qatarí que preside Luis Gallego acaba de acordar la compra de Air Europa, que gestiona a través de Iberia, y está pendiente de llevar su proyecto ante las autoridades de Competencia europeas, incluida una propuesta de remedies en la que identifique los slots (derechos de vuelo) y las rutas que cederá a su competencia al convertirse en operador dominante con la integración de la compañía de la familia Hidalgo.
El proyecto de consolidación del hub (centro de distribución de vuelos de una compañía o grupo de aerolíneas) del aeropuerto de Madrid-Barajas, que Iberia pondrá en marcha tras la adquisición de Air Europa, es algo que suena muy bien en los oídos de los políticos portugueses que temen que su país quede en la ‘periferia’ del nuevo mapa aéreo europeo. De ahí las ‘llamadas’ desde el gobierno luso hacia IAG y sus compañías.
Tanto que, a principios de año, el propio primer ministro portugués, António Costa, señalaba que, tras el saneamiento de las cuentas de la primera compañía aérea de ese país, «se han creado las condiciones adecuadas para la privatización y que Iberia y otros operadores internacionales interesados puedan participar en la misma», apuntaba.
La consistencia de una alianza de la aerolínea lusa con la española parece evidente hasta para su competencia. El siempre controvertido primer ejecutivo de Ryanair, el irlandés Michael O’Leary, ha mostrado públicamente su convicción de que: «El gobierno portugués quiere rescatar a TAP y empaquetarla para dársela a alguien». Además, ha añadido que IAG, propietaria de Iberia, podría ser la candidata número uno para efectuar la operación.
«Una vez que TAP esté vendida a Iberia», vaticinaba O’Leary, el Gobierno portugués, llevará a cabo una importante inversión en el aeropuerto de Lisboa, cuya capacidad es, «a todas luces, insuficiente».
Mercado mediterráneo
Lufthansa está en una situación similar ya que, tras el acuerdo con el gobierno italiano, están en pleno proceso de compra de Ita (antigua Alitalia). De hecho, el primer ejecutivo del grupo aeronáutico alemán, Carsten Spohr, aseguró a principios de mes que: «La prioridad de Lufthansa es Ita, pero uno no se puede focalizar sólo en un candidato». Tras asegurar que las negociaciones con Ita «están yendo de forma positiva» el ejecutivo alemán señaló que, además de las compras, la consolidación de las compañías aéreas puede tomar «otras formas».
De hecho, el grupo alemán ultima el lanzamiento de una nueva marca, City Airlines, especializada en vuelos regionales.
Tanto para IAG como para el grupo alemán, la incorporación de Air Europa e Ita les aporta una posición de privilegio en el cotizado mercado mediterráneo en el que los tráficos turísticos superan claramente a los regulares.
Por ello, una vez asegurado su protagonismo (al menos posicional) en los tráficos entre Europa, el Magreb y Oriente Medio, es hora de buscar nuevos puntos en el mapa mundial. La cuestión es si esa expansión no llega demasiado pronto a grupos que acaban de recuperar la rentabilidad tras el duro castigo a sus cuentas de resultados que infligió la pandemia del Covid y el consiguiente cierre de fronteras que llevó a la paralización casi total del transporte aéreo de pasajeros.
Privatización parcial
Air France-KLM, que quedó fuera de la venta de Ita y rehusó participar en la compra de Air Europa sí ha mostrado, sin embargo, su interés por participar en la privatización de TAP a través de su consejero delegado, el canadiense Ben Smith.
Después de desembolsar 3.200 millones de euros del erario público, el gobierno portugués venderá la compañía aérea, aunque mantendrá una participación en ella. Según declaraciones en el Parlamento del primer ministro, António Costa, «esa participación no será para gestionar TAP en el día a día, sino para asegurar los objetivos estratégicos del país», como mantener el hub en Lisboa. Y añadió: «Si [el Gobierno] tiene que estar menos o más, eso depende mucho de quién sea el otro socio».
Para el primer ministro portugués, además de asegurar el futuro del aeropuerto lisboeta, las prioridades de su Gobierno son mantener un hub estratégico para Sudamérica y preferentemente también para Norteamérica, asegurar la continuidad territorial; con las islas (Madeira, Azores) y la conexión con las comunidades portuguesas en el extranjero; especialmente las líneas que la compañía mantiene con África, uno de sus mayores atractivos para los grandes grupos aéreos que buscan extender sus rutas a todos los continentes.