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Giro radical en MUFACE: lo que va a pasar a partir de ahora tras el adiós de Adeslas

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Blanca Espada

La salida de Adeslas del sistema sanitario de MUFACE va a ser algo muy comentado en este arranque de 2025. Una decisión que va a marcar un antes y un después para cientos de miles de funcionarios cuyos servicios sanitarios eran cubiertos por esta aseguradora. Con una cuota del 47% de los mutualistas, la aseguradora ha decidido no renovar su participación debido a desacuerdos con el Gobierno en cuanto al nuevo concierto sanitario para 2025-2027.

Esta situación genera incertidumbre no solo para los usuarios, sino también para las dos aseguradoras restantes, Asisa y DKV, quienes ahora tienen la responsabilidad de sostener un sistema que podría tambalearse y que de hecho lleva meses en boca de todas las partes sin que se encuentre una solución definitiva.  Adeslas argumenta que las condiciones del nuevo contrato le supondrían pérdidas insostenibles, calculadas en 250 millones de euros. Mientras tanto, el Gobierno intenta mantener la estabilidad del sistema con una subida del 33,5% en las primas acumuladas, pero esta medida parece insuficiente para cubrir el desfase económico que denuncia la aseguradora. ¿Qué ocurrirá a partir de ahora? A continuación, desgranamos las claves del conflicto y las posibles soluciones para la reciente salida de Adeslas del sistema de Muface.

Giro en Muface tras el adiós de Adeslas

La decisión de Adeslas de abandonar MUFACE no ha sido tomada a la ligera. Durante años, la aseguradora ha denunciado que el modelo es económicamente inviable, acumulando déficits importantes en cada periodo de contratación. Para el próximo concierto, el Gobierno propuso una subida del 26,62% en las primas para los años 2025 y 2026, que alcanzaría un aumento acumulado del 33,5% si se extiende al tercer año. Sin embargo, Adeslas considera que esta medida es insuficiente para cubrir los costes.

Según la aseguradora, la financiación debería incrementarse al menos un 47% para lograr un equilibrio económico sostenible. Este desfase de 20 puntos porcentuales representaría unas pérdidas anuales de 80 millones de euros. Aunque valoran el esfuerzo presupuestario del Gobierno, Adeslas ha declarado que prolongar el concierto a tres años, en lugar de los dos habituales, ha agravado el problema, comprometiendo la solvencia de la empresa y el que puedan ofrecer la asistencia que se espera de sus servicios.

Además, la salida de Adeslas deja en manos de Asisa y DKV la continuidad del sistema, pero surgen dudas sobre si estas empresas podrán asumir el volumen de mutualistas que ahora es más que posible que queden desprotegidos o que de hecho, pasen a acogerse a la sanidad pública que ya de por sí está saturada. Ambas aseguradoras tienen hasta el 15 de enero para decidir si aceptan las condiciones del concierto, lo que podría llevar a una nueva licitación en el caso de que ninguna de las dos acepte lo que se plantea.

Opciones para los mutualistas

Ante esta situación, los funcionarios adscritos a MUFACE tienen varias opciones, aunque ninguna está exenta de incertidumbre. Hasta el 31 de marzo de 2025, las aseguradoras actuales están obligadas a mantener la cobertura sanitaria bajo las condiciones del concierto prorrogado, siempre que el Gobierno active la orden correspondiente. Esto asegura una transición más ordenada, pero también implica que las primas incluirán el aumento del 19,37% estipulado para 2024.

Por otro lado, aquellos que deseen cambiarse al sistema público de salud podrán hacerlo entre el 1 y el 31 de enero de 2025. Este plazo adicional permitirá a los mutualistas valorar si desean seguir con la sanidad privada, optando por alguna de las aseguradoras que continúen en el concierto, o bien integrarse al sistema público. Además, en abril de 2025 se abrirá otro periodo para regresar a la sanidad privada en caso de que el nuevo concierto salga adelante.

Retos para Asisa y DKV

Con la salida de Adeslas, el papel de Asisa y DKV cobra una relevancia crucial. Ambas aseguradoras deben evaluar si están en condiciones de asumir la cobertura de casi la mitad de los mutualistas de MUFACE. Este reto no solo implica un aumento en los costes operativos, sino también la necesidad de ajustar sus estructuras para gestionar un volumen tan elevado de usuarios.

Si ninguna de las dos aseguradoras acepta las condiciones propuestas por el Gobierno, podría ser necesaria una tercera licitación. Esta situación alargaría la incertidumbre y complicaría aún más la transición para los mutualistas que se verán afectados.

Un modelo en jaque

La crisis de MUFACE pone de manifiesto las debilidades de un modelo que, según Adeslas, ha sido deficitario durante años. La decisión de la aseguradora de abandonar el sistema no solo es un reflejo de los problemas financieros, sino también de la necesidad de revisar el modelo de colaboración entre el sector público y el privado.

El futuro de MUFACE depende de las decisiones que se tomen en los próximos meses. Mientras tanto, los mutualistas deberán adaptarse a un panorama incierto, evaluando las opciones disponibles y confiando en que se logre una solución sostenible para todos los implicados.

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