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Funcas alerta del exceso de gasto estructural de Sánchez: «La subida récord de recaudación es temporal»

  • Benjamín Santamaría
  • Economista, analista, conferenciante y máster de educación con especialidad en Economía. Redactor de economía y empresas en OKDIARIO y autor de 'La economía a través del tiempo' en el Instituto Juan de Mariana. Miembro de la junta directiva del Centro Diego de Covarrubias.

Funcas ha alertado en su último Cuadernos de Información Económica que la subida de la recaudación del Estado es temporal, algo que puede presentar un riesgo para las finanzas públicas por el aumento del gasto público estructural por parte del Gobierno de Sánchez. En concreto, los analistas advierten especialmente del «aumento del gasto en pensiones», el cual puede hacer «peligrar la estabilidad» de España.

«España ha vivido una etapa excepcional de recaudación y reducción del déficit, impulsada por el empleo y la inmigración», asegura Funcas, que alerta de que «esta fase se agota». Y es que «el envejecimiento presiona el IRPF, el gasto en pensiones aumentará y el nuevo ciclo presupuestario exigirá reformas para sostener las finanzas públicas».

El estudio aborda el reto de la sostenibilidad fiscal desde una perspectiva amplia, analizando cómo equilibrar crecimiento, disciplina y adaptación estructural. Además, ofrece un diagnóstico de la situación de la economía española y europea ante el nuevo ciclo presupuestario.

En este artículo, Antonio Fatás advierte de que mantener unas finanzas públicas saneadas exigirá reformas estructurales que impulsen el crecimiento y refuercen la credibilidad fiscal en un entorno macroeconómico menos favorable.

El gasto de Sánchez aumentará

Así, según Funcas, el gasto que tiene que hacer Sánchez vinculado al envejecimiento aumentará más de cinco puntos del PIB en los próximos años, mientras que el crecimiento potencial seguirá debilitado por la baja productividad y por el propio envejecimiento de la población activa.

Fatás señala que, más allá del déficit de cada ejercicio, lo determinante es el crecimiento potencial, el diferencial entre tipos de interés y PIB, y la solidez de las instituciones fiscales. Las economías que crecieron sobre bases firmes, es decir, aquellas no apoyadas en crédito fácil o estímulos temporales, pudieron sostener niveles de deuda más elevados a un coste menor.

El análisis también destaca que la sostenibilidad es, en gran medida, un fenómeno político, pues las reglas fiscales solo funcionan si proyectan expectativas creíbles de largo plazo.

Por otro lado, Santiago Lago constata una mejora del déficit público en 2025 gracias al dinamismo de la recaudación y a una contención relativa del gasto, en un contexto de inercia presupuestaria sin precedentes. Esto es porque, por segundo año consecutivo, el Gobierno ha sido incapaz de aprobar nuevos Presupuestos Generales del Estado (PGE).

La coyuntura económica favorable ha impulsado los ingresos tributarios hasta un crecimiento del 10% interanual, algo que ha permitido reducir el déficit y la deuda. Pero existe el riesgo de caer en la complacencia, según Funcas, pues buena parte del ajuste es coyuntural y se sostiene sobre una recaudación excepcional, no sobre una consolidación estructural.

Pedro Sánchez, María Jesús Montero y Félix Bolaños. (EP).

Por tanto, si el déficit total observado en 2025 retrocede entre 4 y 7 décimas respecto al año anterior, al menos tres cuartas partes se explicarían por una coyuntura muy favorable que difícilmente podrá mantenerse hasta 2029. La prórroga presupuestaria, señala, ha actuado como un freno menor del gasto, pero también como una renuncia a planificar el futuro fiscal del país.

Esto deja un escenario muy complicado para el siguiente Gobierno: partir de 2027 serán necesarios ajustes estructurales equivalentes a unas cuatro décimas del PIB por año para cumplir con las nuevas reglas fiscales europeas.

«Los récords consecutivos de recaudación, especialmente en IRPF, IVA y sociedades», han estado «impulsados por el empleo y los beneficios empresariales». Sin embargo, los analistas detectan «sombras que proyecta el cambio demográfico».

«El envejecimiento ya ejerce una presión negativa sobre el IRPF, que aumentará en los próximos años, y al mismo tiempo elevará el gasto en pensiones, comprometiendo la estabilidad si no se amplía la base fiscal», lamentan.

«La inmigración puede mitigar parcialmente esta presión, aunque no la resuelve: será necesario, al menos, un trabajador inmigrante por cada nueva jubilación solo para mantener la recaudación del impuesto», aseguran. El diagnóstico es claro: «El viento de cola de la recaudación no puede ocultar el temporal demográfico que se aproxima».