Economía
ENTREVISTA

Francisco de la Torre: «Los impuestos temporales de Sánchez los están pagando los consumidores»

  • Eduardo Segovia
  • Corresponsal de banca y empresas. Doctor y Master en Información Económica. Pasó por El Confidencial y dirigió Bolsamanía. Autor de ‘De los Borbones a los Botines’.

Francisco de la Torre, exsecretario general de la Organización Profesional de Inspectores de Hacienda y exportavoz de Economía de  Ciudadanos en el Congreso, acaba de publicar su último libro, ‘Y esto, ¿quién lo paga?’. En él plantea los graves problemas del sistema fiscal español, critica los impuestazos de Pedro Sánchez y plantea que es necesaria una reducción del gasto público porque no nos lo podemos permitir.

Pregunta: ¿Qué es lo que habría que cambiar en el sistema fiscal español? ¿Necesita una reforma en profundidad?

Respuesta: Creo que es preferible hacer una reforma en profundidad y utilizar los impuestos que ya tenemos, en lugar de ir creando gravámenes temporales limitados. ¿Qué es lo más importante para una reforma fiscal? Básicamente, que los impuestos estén coordinados entre sí. Hay que intentar tener un sistema fiscal y no un conjunto deslavazado de impuestos. ¿Y por qué necesitamos una reforma fiscal? Porque no recaudamos suficiente para el gasto que tenemos. Tan simple como eso.

P: ¿Y por dónde tendría que ir esa reforma? 

R: En primer término, creo que sería importante que los ciudadanos tuviesen claro dónde va el dinero de sus impuestos. Y en este sentido, sería importante también que se identificase qué administración gestiona cada partida de gasto. Por ejemplo, la sanidad que la gestionan las comunidades autónomas pero todos seguimos hablando del médico de la Seguridad Social. Y en segundo término, ¿qué impuestos se exigen? Por ejemplo, vemos que los impuestos a los carburantes en su mayoría van para financiar las comunidades autónomas. Al final, las comunidades autónomas están financiadas por el Estado a través de la mitad del sistema fiscal. Creo que es muy importante y que no es tan difícil que los ciudadanos sepan qué están pagando y cómo lo están pagando. También creo que sería importante que las administraciones se coordinasen entre sí. Por último, si hay una figura problemática y en crisis es el impuesto de sociedades. Tendríamos que conseguir que recogiese una mayor porcentaje del beneficio, porque cada vez las empresas tributan sobre una parte menor de ese beneficio. Pero, al mismo tiempo, hay que conseguir tener un impuesto de sociedades competitivo que haga que las empresas quieran venir a España. Es complicado, pero creo que es factible hacer algo mejor que lo que tenemos.

P: ¿Qué opina de los impuestos que ha puesto Sánchez a bancos, energéticas y altos patrimonios?

R: Los denominados gravámenes temporales sobre banca y sobre energéticas parten de una realidad: efectivamente, la banca y, sobre todo, las energéticas están obteniendo más beneficios que antes. Creo que se podría conseguir si se quiere que tributen más. Pero sería preferible hacer ajustes técnicos en el impuesto de sociedades a establecer nuevas figuras puramente temporales. ¿Qué problemas tienen estas figuras? Que al final lo más probable es que, pese a la prohibición legal expresa, lo estén pagando los consumidores. Por poner un ejemplo, los bancos en España han repercutido la subida de tipos de interés a los que piden un préstamo, como en todo el resto de Europa, pero están pagando menos por los depósitos que ningún otro país de Europa. Y eso coincide con que somos el único país que ha establecido un gravamen, es decir, un nuevo coste a la banca. En las energéticas, efectivamente, hay beneficios extraordinarios, pero hay dos cuestiones. En primer lugar, parte de los beneficios extraordinarios se están obteniendo en Arabia Saudí o en Rusia por la subida del precio del crudo. Y sobre el beneficio que sí se genera aquí, sería preferible un gravamen sobre ese beneficio que un gravamen exclusivamente sobre márgenes, porque lo más probable es que acabe convirtiéndose en un un mayor precio que pagan los consumidores por la energía, como si ahora mismo fuese barata.

P: ¿Y las grandes fortunas?

R: Es legítimo, que conste, que se grave a aquellas personas que tienen una gran fortuna, pero hay que ser consciente de que esto tiene sus efectos negativos. Es tan simple como que en el resto de la Unión Europea, donde hay libertad de circulación de personas, no hay un tributo similar. Por tanto, esto nos va a generar problemas y deslocalizaciones. Por otra parte, sería muy importante que esto formase parte de un una modificación del sistema de financiación autonómica que lleva pendiente nada menos que desde 2015. Es decir, si éste es un recurso de las comunidades autónomas, parece razonable que, si queremos modificarlo, que se haga dentro de una reforma de la financiación autonómica que lleva mucho tiempo pendiente.

P: ¿Qué opina del cambio de sede de Ferrovial?

Los impuestos claro que influyen en la localización. En el libro explico cómo las multinacionales norteamericanas tributan en Irlanda, en Holanda o en Luxemburgo con tipos ridículos, y declaran allí un porcentaje enorme de sus beneficios en Europa. Y desde luego, algo tendrá que ver que precisamente ahí se paguen muchos menos impuestos que en otros países europeos. Tener sedes en tu país supone ingresos fiscales y el país más interesado es Estados Unidos, que es el que más sedes de multinacionales tiene. Pero además de eso, tener sedes de multinacionales es importante sobre todo para que las decisiones económicas se tomen en España, para que haya elevados salarios y creación de riqueza . Por tanto, el que se deslocalicen sedes a mí me me resulta preocupante.

P: ¿Sería buena una carrera entre países por bajar impuestos para atraer empresas?

R: Los primeros que han comprendido que esa carrera no llevaba a ninguna parte son los Estados Unidos. Un país mediano o grande como España no puede ponerse a competir con Luxemburgo ni con Andorra. No es posible cobrar un 5% de IRPF y pretender con eso financiar un Estado. Un cierto grado de competencia fiscal es razonable y es una cosa positiva para que el ciudadano, siempre y cuando el ciudadano pueda valorar los impuestos que se le exigen y los servicios que se le prestan. De hecho, el principal defecto de nuestro sistema de financiación autonómico no es que sea mayor o menor, es que no se entiende. Entonces siempre es mucho más sencillo para cualquier presidente autonómico decir esto no lo puedo hacer porque Madrid me tiene muy mal financiado, en lugar de decir mire, tengo que exigirle más impuestos para pagar mejor a los médicos o construir un nuevo hospital.

P: El gran tabú en España es recortar el gasto público. ¿Cómo se puede reducir?

R: Pues no es fácil y tampoco es indoloro. En la pandemia se dispararon los gastos inevitablemente, como ocurrió a nivel mundial, y hay que volver a tener unos gastos que podamos pagar, es decir, que podamos ingresar una cantidad de impuestos equivalente. Y para esto hay que tener en cuenta, además ,que a medio y largo plazo vamos a tener más gasto por pensiones, por sanidad y por dependencia a medida que envejezca la población. Por otra parte, que los intereses de la deuda van a ser superiores porque hemos acumulado más deuda durante la pandemia, aparte de la que ya traíamos, y sobre todo, porque hay que financiarla más cara, porque ha vuelto la inflación y el Banco Central Europeo está subiendo los tipos de interés. Se puede recortar, pero será doloroso. Pensemos que solamente en pensiones y sanidad tenemos más del 40% del gasto. El otro gran gasto social, la educación, probablemente vaya cayendo, porque vamos, porque la natalidad está bajando. Además de eso, donde las administraciones podrían gastar menos, sí, pero hasta cierto punto. A partir de ahí, el gran sitio donde debería ser el objetivo de gastar menos es en la cuestión del desempleo, pero no por el sistema de recortar prestaciones, sino porque haya menos gente que la solicite. Es decir, el principal problema fiscal en España es el desempleo. Creo que hay que plantearse de forma realista que seguramente no quede más remedio que hacer recortes. Pero hay que ser consecuente y decirle a los ciudadanos que eso se va a traducir en los servicios públicos. Es decir, que no existen soluciones mágicas.

P: Al ciudadano le enfada mucho la multitud de chiringuitos, subvenciones, etc. que tenemos en España.

R: Respecto a todo este gasto claramente superfluo e incluso en algunos casos, como  la corrupción, delictivo, cuantitativamente no te permitiría cerrar ni mucho menos la brecha del déficit, pero permitiría convencer a los españoles de que hay que realizar sacrificios y de que deben pagar sus impuestos, que es la medida antifraude más importante de todas. En esta cuestión, me gusta recordar a Albert Einstein, que decía que el ejemplo no es la mejor forma de cambiar el comportamiento de los demás, es la única forma.