Economía

Fitch rebaja la previsión de crecimiento mundial en 2019 hasta el 3,1% por la guerra comercial

Rebaja la previsión desde el 3,2% previsto en junio

De acuerdo a los cálculos de la firma, China va a resultar más afectada por la escalada comercial

La guerra comercial está pasando factura al crecimiento global. Así lo afirma la agencia de calificación crediticia Fitch Ratings, que ha rebajado su estimación de crecimiento del Producto Interior Bruto (PIB) mundial en 2019 hasta el 3,1%, desde el 3,2% previsto en junio, debido al crecimiento de la guerra comercial entre Estados Unidos y China, según ha informado la firma en un comunicado.

«La guerra comercial ya es una realidad», ha asegurado el economista jefe de Fitch Ratings, Brian Coulton. «La aprobación, recientemente, de aranceles sobre 200.000 millones de dólares de productos importados desde China tendrá un impacto material en el crecimiento global», ha añadido.

La agencia también ha alertado de que, aunque ya ha incluido en sus perspectivas el impacto de unos aranceles del 25%, los riesgos sobre las previsiones de crecimiento han aumentado.

China, la más afectada

De acuerdo a los cálculos de la firma, China va a resultar más afectada por la escalada comercial. En esta línea, Fitch estima que el país asiático crecerá un 6,1% en 2019, frente al 6,3% anterior. Estados Unidos, por su lado, crecerá el próximo año un 2,9%, frente al 2,8% anterior.

Fitch ha especificado que la revisión al alza del crecimiento del país norteamericano se debe a las «perspectivas de la política fiscal» implementadas por el Ejecutivo de Donald Trump, así como por una política «agresivamente» expansionista.

Transición de la política monetaria

Por otro lado, la revisión del crecimiento económico en 2019 también se debe, en opinión de la agencia de calificación, a la transición en materia de política monetaria. El próximo año, los cuatro principales bancos centrales (la Reserva Federal de Estados Unidos, el Banco Central Europeo, el Banco de Japón y el Banco de Inglaterra) comenzarán a reducir, o a eliminar completamente, sus programas de expansión cuantitativa (QE, por sus siglas en inglés).

«Debido a que los cuatro bancos centrales han comprado activos por valor de un billón de dólares anuales, de media, desde 2009, es probable que una disminución de la liquidez tenga varias ramificaciones, que podrían incluir presiones sobre los rendimientos de los bonos y un aumento de la volatilidad del mercado financiero», ha subrayado Coulton.