Economía

¿Dolor? No en Wall Street

¿Dolor? No en Wall Street

“El coraje es ir de fracaso en fracaso sin perder el entusiasmo” Winston Churchill.

Existen grandes diferencias entre el placer de pensar y el coraje de actuar. Siempre he mantenido que uno de los grandes defectos del ser humano es la facilidad con la que muchos esconden, tras lo aparente de las palabras, su propia mediocridad. El mundo está lleno de condicionales y supuestos éxitos de “verborrea de bar”. Pero lo que verdaderamente nos define en esta vida son los hechos, no las palabras, esos hechos que hablan tan fuerte, que te vuelves incapaz de escuchar dichas palabras.

Para mí lo genuino es ignorar las palabras vanidosas, centrándome en la única realidad que esta vida nos otorga, y es que tarde o temprano se nos juzga por nuestros actos, no por nuestras palabras. Y que fracasar no consiste en equivocarse, consiste en no aprender de ello. Al fin y al cabo, el éxito fundamenta, si no en todo en parte, en perseverar hasta lograrlo y el fracaso forma parte del propio éxito por el mero hecho de convertirse en una experiencia aprovechable para con nuestra alma e intelecto, si somos capaces de reflexionar y comprender sin perder el bonito don del entusiasmo. El corsé social sin duda es una gran debilidad de nuestra especie, ojalá algún día encontremos otra fórmula más benevolente con nuestro niño interior, ese que nació fuera de toda esta contaminación.

Y una vez más, así hemos actuado en Blackbird, mi gran amor, de manera decisiva en este arranque de año y sumando hasta un 75% sobre la exposición de una cartera, que si todo sigue al ritmo que aparenta nos permitirá volver al 100% de exposición convencidos y confiados de nuestra misión; ganar, sabiendo que en este negocio, no se logra el éxito pensando que la bolsa va a subir y vanagloriarse si ello sucede, sino más bien actuando cuando hacerlo forma parte del miedo y del dolor.

Y en eso, en Blackbird somos alumnos aventajados, créanme. Al fin y al cabo, en nuestros genes tenemos el ADN contrarían muy marcado, tanto, que hasta nos divierte ir en contra de todo y de todos. Así se lo manifesté durante los años pospandemia explicándoles que lo de Tesla era un sinsentido, que las criptomonedas era una manía especulativa y que lo de la renta fija y que la burbuja de la disrupción se veía venir.

Es cierto que durante meses vimos extenderse una mentira sobre las cotizaciones de esas cuatro burbujas que denominé personalmente como; ¡la burbuja de la sinrazón! Pero una mentira, por más que dure en el tiempo, no deja de ser una mentira, y jamás se convierte en una verdad. Y a mí, sinceramente, nunca me ha motivado ser la más rentable de una moda, simplemente me ocupa comprender los riesgos que asumo sabiendo que en este negocio, antes de recoger, hay mucho que sembrar señores. Y claro, ahora todos los que compramos petróleo en mayo de 2020 parecemos unos iluminados, ¿eh?

Y poniéndonos más técnicos, les cuento que esta semana las redes sociales vienen inundadas del canal bajista sobre el que choca el SP500 desde el comienzo del presente mercado bajista, sorprendentemente por algo que siempre me ha fascinado, ¿quieren saber qué?, los analistas fundamentales suelen renegar del análisis técnico hasta que el mercado bajista les deja aterrorizados y sin argumentos.

Nadie desea el dolor y todos quieren saber cuándo esto les dejará de doler. Pero las tendencias son soberanas, de la misma manera que el análisis técnico de la tendencia no consiste en tirar una línea sobre los máximos del SP500, para mí es tan absurdo como inservible. ¿Acaso no existen gráficos que disciernen?

El gráfico logarítmico marca puntos de pendiente diferentes que los lineales. Los gráficos total return incorporan información del dividendo que no se refleja en los gráficos normales. Incluso el DAX 40 es un gráfico total return y se compara con el resto de índices europeos que no lo son. ¿Tiene alguna lógica empírica? ¡NO! ¿Entonces? La ignorancia de la incertidumbre, atrevida, como siempre.

Si Charles Dow levantara cabeza, dudaría entre si llorar o reír, yo elegiría reír siempre, pero… Al fin y al cabo, el análisis técnico es una ciencia que explica la acción del precio y por ende, del mercado. Sabiendo que los precios descuentan toda la información, conocida o no, que se mueve en tendencias, y que la salud de las tendencias se reconoce a través de su pauta básica: impulso y corrección.

Debemos evaluar mediante la amplitud del mercado comprar los diferentes índices, sectores, valores y resto de activos bajo el principio de confirmación y divergencia. Digamos que si la orquesta suena bien, la probabilidad de que Mr. Market siga su tendencia es muy elevada. Si algún instrumento desafina, entonces algo puede, que no debe, cambiar.

Ay, ay, ay, y la orquesta desafina señores, de la misma manera que lo hizo en otoño de 2021 justo cuando una servidora les advertía que los grandes valores del NASDAQ 100 se refugiaban en la burbuja, mientras el resto de valores empezaba a apuntar hacia una distribución, o incluso giro de mercado. Hoy, acontecemos justo lo contrario. Las penurias del NASDAQ 100 se refugian en la capitalización de TESLA, Alphabet, Microsoft, APPLE, AMAZON y NVIDIA. Si excluimos estas 6 compañías del listado de componentes del selectivo tecnológico y hacemos un índice ponderado por su capitalización, la similitud (confirmación) con el Dow Jones, es si más no reveladora, ¿no les parece?

Podemos creer que la bolsa subirá si supera una línea mal dibujada sobre los máximos del SP500. Pero no se equivoquen, el mercado hará simplemente lo que tenga que hacer, siempre. Nuestra lucha no es predecir los precios, es analizar el mercado y pensar qué nos ofrece cada día, cada año y cada ciclo. Hoy, ¿les cuento en qué estamos? Mirando pícaramente de reojo las tecnológicas, fijándonos en el oro, las petroleras, las mineras de cobre y los bancos europeos.

Analizando las compañías cíclicas en general, y el mercado ‘mid y small cap’ europeo. De nada sirve mirar embobado un gráfico si sólo nos limitamos a ver atónitos el precio desde el miedo y el dolor. Al fin y al cabo, todos somos capaces de ver una capitulación con el paso de los años, pero la única capitulación que importa es la que podemos comprar, y jamás se compró una capitulación desde la euforia ni la complacencia, ¡créanme!

Aquellos que más íntimamente me conocen saben que para mi el coraje del éxito es ir de fracaso en fracaso sin perder el entusiasmo por conseguirlo, algo que sin duda carece de esencia y personalidad cuando mi querido Trading pasa a un segundo plano y nuestro ego al primero, quedándose simplemente en el banal y absurdo egocentrismo del sesgo predictivo, un claro ejemplo más de la banalidad de las palabras de algunos muchos sobre el coraje de actuar y ser decisivo sobre las cosas que realmente importan. Pues al fin y al cabo, los hechos te definen.

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