Debate cerrado: éste es el lugar de España donde está la mejor agua del grifo, según la OCU
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Abrir el grifo y llenar un vaso de agua es uno de esos gestos que muchos hacemos sin pensar. Sin embargo, el sabor y la textura de ese agua puede marcar la diferencia entre beber agua que sea de buena calidad y una que es mejor evitar. Y, claro, cuando alguien comenta que en tal ciudad el agua sabe mucho mejor, enseguida nos pica la curiosidad por saber dónde se encuentra realmente, la mejor agua del grifo. Y parece que es la OCU quien tiene la respuesta.
Aunque en general el agua del grifo en nuestro país es segura y apta para el consumo, sus características varían notablemente según la zona. El origen del agua, el tratamiento que recibe y, sobre todo, la cantidad de minerales disueltos que contiene, determinan aspectos clave como el sabor o la dureza. Estos factores son los que han tenido en cuenta en un reciente estudio elaborado por la OCU (Organización de Consumidores y Usuarios) que ha conseguido zanjar, aunque sea en parte, el debate sobre la ciudad con una mejor agua del grifo. El análisis, basado en datos oficiales recopilados de ayuntamientos de todo el país, pone cifras y categorías a algo que muchos intuían: no todas las aguas del grifo saben igual, ni resultan igual de agradables al paladar. Y aunque hay varios lugares que destacan por su buena calidad, hay una comunidad autónoma que se ha ganado el oro.
La mejor agua del grifo según la OCU está en Madrid
Según la OCU, Madrid encabeza la lista de las ciudades con mejor agua del grifo de toda España. ¿El motivo? Su agua presenta una dureza excepcionalmente baja, gracias en gran parte a su procedencia natural: la Sierra de Guadarrama. Esta sierra funciona como un auténtico filtro natural, aportando aguas que apenas contienen minerales disueltos, como calcio y magnesio, lo que se traduce en un sabor mucho más suave y agradable.
Este bajo contenido mineral convierte al agua de Madrid en una de las más ligeras del país. Técnicamente, hablamos de agua blanda, un tipo de agua que, además de ser más agradable para el paladar, también es más amable con los electrodomésticos del hogar, ya que no genera las temidas incrustaciones de cal. No es casualidad que muchos visitantes de otras regiones noten la diferencia al beber un vaso de agua del grifo en la capital.
Además, este reconocimiento no es nuevo. Ya en anteriores informes, tanto organismos públicos como entidades independientes habían destacado la calidad del agua madrileña, lo que refuerza la idea de que no es una percepción aislada, sino una realidad sostenida en el tiempo.
Otras ciudades que destacan por la calidad del agua
Aunque Madrid ocupa el primer puesto, no es la única ciudad que puede presumir de agua de excelente calidad. En el estudio de la OCU también se mencionan otras localidades donde el agua del grifo obtiene muy buena nota. Entre ellas destacan Burgos, Vigo, San Sebastián y Las Palmas de Gran Canaria. Todas ellas comparten un denominador común: un nivel bajo de minerales en el agua, lo que les proporciona un sabor suave, sin ese regusto metálico o amargo que muchas veces notamos en zonas con aguas más duras.
Por ejemplo, en Burgos, el agua del grifo proviene en gran parte de fuentes subterráneas de gran pureza. En Vigo y San Sebastián, las lluvias abundantes y los embalses naturales ayudan a mantener un nivel bajo de mineralización. En el caso de Las Palmas, pese a la dificultad geográfica que implica estar en una isla, se ha conseguido un suministro de alta calidad gracias a la combinación de aguas desalinizadas y manantiales bien gestionados.
Estas ciudades, además, muestran altos niveles de satisfacción por parte de sus habitantes en lo referente al consumo del agua del grifo. En algunas de ellas, el consumo de agua embotellada es significativamente menor, lo cual habla no sólo de la calidad objetiva del agua, sino también de la confianza que genera entre quienes la beben a diario.
Dónde el agua del grifo deja más que desear
No todas las regiones tienen la misma suerte. El mismo informe de la OCU señala que en zonas del sur y del levante español, la calidad del agua del grifo es perceptiblemente inferior en cuanto a sabor. El motivo principal es la alta dureza del agua, es decir, un contenido elevado de minerales como calcio y magnesio que alteran tanto el sabor como el comportamiento del agua en el día a día.
Ciudades como Almería, Valencia o Teruel aparecen en el estudio dentro de la categoría de agua muy dura. Aunque, repetimos, este tipo de agua sigue siendo potable y segura, su sabor más amargo o metálico puede resultar desagradable para muchas personas. Por eso, en estas zonas es frecuente que los consumidores opten por instalar filtros en los grifos o recurran al consumo habitual de agua embotellada.
Además del sabor, la dureza del agua puede provocar problemas domésticos: cal en las tuberías, obstrucciones en duchas o cafeteras, e incluso una mayor sequedad en la piel tras la ducha. Todo ello ha llevado a muchos hogares en estas regiones a buscar alternativas más suaves y agradables al paladar.
El impacto del agua del grifo en el medioambiente y la salud
Beber agua del grifo no es sólo una cuestión de preferencia o comodidad: también lo es de sostenibilidad. Frente al consumo masivo de agua embotellada, que implica la producción de plásticos, el transporte y la gestión de residuos, el uso del grifo es una opción mucho más respetuosa con el medioambiente. La OCU insiste en que, siempre que el sabor lo permita, optar por el grifo es más beneficioso tanto para el planeta como para nuestro bolsillo.
Además, el agua del grifo en España cumple con estrictos controles de calidad, por lo que es totalmente segura para el consumo humano. Las diferencias, como hemos visto, residen en su sabor o su dureza, no en su salubridad. Por eso, si vives en una zona con buena calidad de agua, como Madrid o Burgos, aprovechar este recurso local es una forma sencilla y responsable de cuidar tu salud y el entorno.
Para quienes vivan en zonas con agua más dura, la OCU recomienda elegir agua embotellada procedente de manantiales cercanos o instalar filtros específicos que mejoren el sabor sin eliminar los minerales esenciales. Se trata de encontrar un equilibrio entre la calidad del agua, la experiencia del consumidor y el respeto por el medioambiente.