Cómo funciona el esquema Ponzi

Cómo funciona el esquema Ponzi
Bernard Madoff, el discípulo de Ponzi más conocido en el mundo (Foto: GETTY).

Charles Ponzi dio nombre a lo que se ha llamado estafa piramidal. Era un ciudadano italiano que, como tantos otros, emigró a Estados Unidos. Una vez allí, vio que podía hacer negocio gracias a los cupones que los allí residentes enviaban a sus familiares en Italia. Para ello, creó una empresa, de nombre Securities Exchange Company.

Se dedicaba a repartir cupones y prometía, a cambio, cupones del 50% en un mes y medio y de hasta un increíble 100% en tres meses. De esa forma, empezó a recibir grandes cantidades de capital. ¿En qué consistía la estafa?

En que Ponzi, realmente, no invertía este dinero en ningún lugar, sino que utilizaba el capital que iba recibiendo para ir pagando los intereses. A medida que la gente recibía los cuantiosos intereses, creían más en él y aún se decidían a invertir más capital, de forma que lo que él iba obteniendo aumentaba.

Este sistema “funciona” mientras no hay nadie que pida retirar el capital, porque las aportaciones de capital eran inferiores a los intereses a pagar (lógicamente) y así se pueden ir pagando los importes prometidos. Ahora bien, en su caso concreto, fue un analista financiero, Clarence Barron, quien alertó que Ponzi realmente no invertía este dinero en la empresa.

Entonces se creó una situación de pánico, de forma que la gente pidió retirar los importes invertidos. Evidentemente, el estafador no podía hacer frente a estos pagos. Concretamente, circulaban un total de 160.000 cupones cuando, realmente, solamente había 27.000. Esta diferencia era el beneficio que conseguía Ponzi y las pérdidas causadas por su estafa.

¿Qué es el esquema Ponzi?

El esquema Ponzi consiste, por lo tanto, en pagar los intereses de una inversión a partir del capital que se va acumulando de todos los inversores.  Este sistema puede mantenerse, por lo tanto, gracias a que van entrando nuevos inversores, que son los que ponen el capital que se utiliza para poder pagar los intereses de los inversores más antiguos, y así sucesivamente. Normalmente, todo esquema de este tipo presenta unos rasgos comunes:

· Se prometen unos beneficios muy por encima de la media del mercado: Para que la trama funcione, se necesita captar en un corto periodo de tiempo una cantidad importante de inversores. Para ello, se prometen grandes beneficios por encima de lo que dan las otras compañías. Ante ofertas tan extremadamente atractivas, hay que desconfiar.

· Actividad poco documentada: Realmente, la empresa no tiene ninguna actividad, porque el capital no se invierte en ningún lugar. Por lo tanto, cuando se pide documentación sobre qué se dedica la empresa, la información es muy inconcreta y confusa. Además, en muchos casos, la relación se mantiene con solamente otra empresa. Complicado conseguir tantos beneficios en este contexto.

· Buscan personas con pocos conocimientos financieros: La publicidad va muy dirigida a aquel rango de población con menos conocimientos de finanzas, porque son los más fáciles de atraer. Los anuncios acostumbran a ser muy simples y se centran especialmente en la rentabilidad.

· Actividad no auditada: La empresa no pasa auditorías o éstas se realizan en condiciones especialmente extrañas.

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