El clamoroso silencio del Banco de España ante el impuestazo
Sánchez anuncia que el impuestazo a las eléctricas se ampliará a los bancos para recaudar 7.000 millones
Pedro Sánchez hace perder a los accionistas de la banca más de 4.900 millones con su impuestazo
El BCE traslada su malestar a Calviño por las graves consecuencias del impuestazo a la banca
Con la que ha liado Pedro Sánchez con su nueva ocurrencia populista de un impuestazo a bancos y energéticas, que hasta el siempre mesurado (y criticado por ello) Antonio Garamendi ha puesto el grito en el cielo, ¿no echan de menos ustedes la reacción de alguien? En efecto, el Banco de España, habitual bestia negra de la política económica de este nuestro Gobierno, no ha dicho esta boca es mía. ¿Se le ha comido la lengua el gato?
No menos clamoroso es el silencio de los presidentes y presidentas de las grandes entidades, esos que han acudido raudos y veloces a las infinitas presentaciones del plan de recuperación y resiliencia (o como se llame) de Sánchez y que ahora se escudan en el cómodo paraguas de la AEB o la CECA para no tener que retratarse.
Pero volvamos al Banco de España. Para entender qué está pasando, hay que dar un poco de contexto. El gobernador Pablo Hernández de Cos es un hombre del servicio de estudios del Banco de España -probablemente, el mejor de España- que se maneja mucho mejor hablando de macroeconomía y, por tanto, criticando los disparates del Ejecutivo desde una visión ortodoxa. Pero la supervisión no es su fuerte, algo que ha aprovechado la subgobernadora, Margarita Delgado, para ocupar ese terreno y ser la única que habla de estos temas en público.
Esta división de funciones no está en ninguna norma interna del banco, pero se ha aplicado de facto con la aquiescencia de De Cos, que teme que le pase como al ínclito MAFO, que se dedicaba a hablar de la reforma laboral como Nerón tocando la lira mientras tenía un incendio descomunal en las cajas de ahorros del que no se daba cuenta (en realidad sí se daba cuenta, pero esa es otra cuestión).
La conexión Delgado-Calviño
Es más, cuando el gobernador quiere hablar de temas del sector bancario, la subgobernadora se pone de uñas, según cuentan desde dentro de la institución, y se envuelve en la bandera del feminismo para defender su parcelita de poder: «¡Tú dedícate a la inflación y los bancos déjamelos a mí!». Es decir, que ahora en el impuestazo que nos ocupa, la encargada de salir a la palestra sería Delgado.
Pero aquí tenemos un problema. Aunque es más cercana al PP que al PSOE, Margarita ha hecho muy buenas migas con Nadia Calviño -algo tiene que ver que la ministra es quien la ha colocado en el cargo- y se ha cuidado mucho de criticar al Gobierno en público. Y ahora se ve incapaz de romper esa amistad con una diatriba contra el impuestazo, a pesar de que tiene al sector levantado en armas por el nuevo rejón en vísperas de otra crisis que disparará la morosidad y las provisiones. Sobre todo, por la peregrina excusa de los «beneficios extraordinarios por la subida de tipos».
Pero tampoco quiere que Pablo salte a la palestra para transmitir el sentimiento de las entidades. Ni contigo ni sin ti tienen mis penas remedio. Y el resultado es el clamoroso silencio del Banco de España en un tema que le afecta de lleno y en el que debería llevar la voz cantante.
Críticas conjuntas con el BCE
Para ser justos, hay que matizar que tampoco están quietos. De Cos se ha manifestado en el pasado en contra de estos impuestos en general, pero ahora cuando lo aplican en el patio de su casa no dice ni pío. Y como adelantó este sábado OKDIARIO, Delgado, de la mano del capo de la supervisión europea del BCE, Andrea Enria, ha hablado con Calviño para trasmitirle este malestar y la oposición frontal de los supervisores al tributo. Pero en privado. En público, ni media palabra.
¿Qué va a pasar con el impuestazo? En el mundillo, la impresión generalizada es que el Gobierno se está empezando a dar cuenta de que ha metido la pata hasta el corvejón y que al final lo eliminará -cosa poco probable conociendo a Pedro- o al menos lo suavizará por las presiones del BCE y de su propio socio, el PNV, que no quiere que crujan a sus Kutxabank, BBVA e Iberdrola. Y, en el peor de los casos, sólo se va a aplicar un año porque el PSOE perderá las elecciones y Feijóo no va a mantener este disparate.
Veremos. Y esperemos que el gobernador no mantenga mucho tiempo su mutismo actual, sino que vuelva a ser el martillo de herejes de está enloquecida política que está agravando la espiral inflacionista y que nos lleva de cabeza a la recesión. Más que nada, porque nadie más la critica en este páramo en que se ha convertido el mundo económico español (los señores del puro, que diría Pedro).
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