Economía
MACROECONOMÍA

La CEOE avisa de que la inversión se hunde un 9% por la incertidumbre política más que por los tipos

La patronal advierte contra la inestabilidad del Gobierno y critica que no haya presupuestos este año

El Banco de España cree que el PIB se está frenando en el trimestre y está acosado por riesgos a la baja

La inversión empresarial se ha convertido en el quebradero de cabeza de la patronal CEOE porque es el origen de la debilidad progresiva del crecimiento económico. Pero su diagnóstico se aparta de las tesis convencionales sobre las causas del fenómeno. Según las conclusiones de la patronal, el hundimiento de la inversión se debe más a la incertidumbre y a la inestabilidad política del país, desde que está dirigido por un Gobierno de coalición en minoría -en el que se deben pactar todas y cada una de las medidas, y los enfoques sobre los asuntos económicos son dispares-, que al encarecimiento de los costes de financiación como consecuencia de las subidas reiteradas de los tipos de interés.

De acuerdo con los medios consultados, los buenos resultados macroeconómicos del cuarto trimestre del año pasado -cuando el PIB aumentó un inesperado 0,6%, casi el doble de lo previsto- se ven matizados si se pone el foco en  la composición del crecimiento, en la pérdida de dinamismo del empleo durante 2023, así como en el incremento de los costes laborales y la caída de la productividad. Respecto a la composición del crecimiento, la inversión  empresarial disminuyó a finales del ejercicio un 4,8% en tasa trimestral, en claro contraste con el  consumo público, que se anotó una velocidad del 1,4%, y de los inventarios, que aportan 0,4 puntos de aumento a la tasa trimestral.

Según las fuentes consultadas, la debilidad de la inversión es un hecho  constatado en estos últimos años, siendo la única variable de la demanda interna  que no ha recuperado los niveles anteriores a la crisis de la pandemia. En concreto, la inversión en bienes de equipo ha disminuido un 9% desde 2019, el año anterior a la explosión del Covid, mientras que la caída de la inversión en construcción roza el 5%, según los cálculos de la patronal. Estas sensaciones son plenamente compartidas por el Banco de España, que en su último informe sobre las previsiones económicas también alerta de la extrema fragilidad de la inversión.

Pero lo más preocupante, según la organización empresarial, es que las compañías, a pesar de estar en una situación financiera más saneada, no están  destinando recursos a la inversión y prefieren amortizar deuda. Y que, a su juicio, este hecho parece  explicarse fundamentalmente por un deterioro de las expectativas y por el aumento de la incertidumbre política y de la seguridad jurídica, más que por el encarecimiento de la financiación, a pesar de que los tipos de interés han aumentado desde el 0% al 4,5% en poco más de un año.

De acuerdo con las fuentes consultadas, esta falta de  inversión está siendo un lastre para el aumento de la productividad y un factor  limitativo de su crecimiento potencial, de manera que se ha convertido en la asignatura  pendiente de la economía española.

El adelanto electoral de Pere Aragonés ha tumbado el presupuesto de Pedro Sánchez.

Los temores de la patronal sobre la inestabilidad política del país se han acrecentado tras conocerse la decisión del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, de renunciar a la elaboración de un proyecto de presupuestos generales del Estado para este año, tal y como estaba previsto hasta que la Generalitat de Catalunya decidiera convocar elecciones anticipadas el próximo 12 de mayo.

En privado, el presidente de la CEOE, Antonio Garamendi, ha comentado que este es el peor de los escenarios, porque los presupuestos, incluso aunque se orienten en una dirección contraria a la que desearían los empresarios del país, son un signo de estabilidad «y permiten a las compañías saber a qué se juega». «Esto jamás sucedería en el sector privado, donde es impensable que una empresa deje de presentar el presupuesto para el ejercicio posterior», apunta.

La patronal también está preocupada por la evolución del mercado de trabajo, y en concreto de los ocupados. Según las últimas cifras, se ha producido una ralentización en términos intertrimestrales y desestacionalizados, y la población ocupada ha aumentado un 0,6% en el cuarto  trimestre de 2023, lo que contrasta con la primera parte del ejercicio, cuando se registraron tasas superiores al 1%. De acuerdo con los medios consultados, un incremento más intenso del empleo que el del PIB da lugar a que la productividad por asalariado se reduzca significativamente, hasta el punto de que en 2023 era todavía un 4,5% inferior a la de 2019, una circunstancia que repercute negativamente en los costes laborales unitarios, que continúan aumentando.  

Dada la mejora de la actividad en la última parte del año, la CEOE ha revisado levemente al alza las perspectivas para 2024 hasta el 1,8%, y la  estimación para 2025 sitúa el crecimiento de la economía española en el 2%. Estas previsiones están en línea con las de la Comisión Europea, que baraja un 1,7% para 2024 y un 2% para 2025. De cumplirse la tendencia, se produciría un efecto moderadamente positivo en la creación de empleo (en el entorno  del 2%) para ambos ejercicios y la tasa de paro se reduciría paulatinamente, hasta  el 11% de media en 2025.

La inflación, por su parte, se situará en el 3% en media en 2024 y en el 2,2%  en 2025, si no se producen choques adversos en los mercados de materias primas. Se seguirá manteniendo el superávit exterior, mientras que el ritmo de consolidación fiscal será más lento, a no ser que la implementación de las normas  fiscales introduzca una mayor presión en el sentido de endurecer el ajuste presupuestario.

La conclusión de la CEOE, no precisamente optimista, es que si se analiza la variación de los diferentes componentes del PIB frente al año 2019, antes de la pandemia, se observa que el crecimiento se ha apoyado en el buen  comportamiento del sector exterior y en el notable aumento del gasto público (un 11%).  Sin embargo, el consumo privado apenas ha recuperado en 2023 los niveles previos al Covid y la inversión continúa siendo sensiblemente inferior a la de 2019, una suerte de combinaciones muy mejorable, según la CEOE.