Teme el aumento de la morosidad de empresas y familias

El BCE revisará en junio banco a banco el nivel de provisiones de las entidades financieras españolas

BCE Sánchez

El Banco Central Europeo, a través de su órgano de supervisión, revisará a fondo el nivel de provisiones de las entidades financieras españolas banco a banco para vigilar si están debidamente cubiertas frente a los riesgos de morosidad que entrañan las subidas continuadas de los tipos de interés oficiales sobre la posición de solvencia tanto de las empresas como de las familias. Este proceso se iniciará en torno a junio, previamente a los test de estrés a los que somete al conjunto de las instituciones bancarias de la Unión Europea a fin de medir su grado de solvencia, la calidad de su capital, su eventual condición de instituciones sistémicas y el estado de su balance.

El BCE está preocupado por las repercusiones que el endurecimiento de la política monetaria -que se inició en junio de 2022- puede tener sobre la estabilidad financiera de las compañías y de los hogares, y está en permanente alerta ante el eventual aumento de los impagos que puedan empezar a producirse, teniendo en cuenta que los costes de producción siguen siendo muy elevados -complicando la vida de las empresas- y que las cuotas hipotecarias de las familias que habían contraído préstamos para la adquisición de vivienda a tipos de interés variables han subido considerablemente en los últimos meses.

El euríbor a 12 meses se acerca al 3,5% en febrero y supera ya algunas de las previsiones para el cierre de junio. En concreto, la media mensual del índice al que están referenciadas la mayoría de hipotecas variables en España se sitúa actualmente en el 3,465%, pero la semana pasada subió hasta alcanzar el 3,486%, máximo desde diciembre de 2008. Actualmente, la previsión sobre el euríbor a 12 meses para 2023 que realizan los servicios de estudios se sitúa en una horquilla que va del 2,73% al 4%. Los más optimistas vaticinan que las subidas de tipos por parte del BCE se paralizarán cuando la inflación esté controlada, pero la realidad está todavía muy lejos de ese objetivo, y la opinión dominante de la institución con sede en Fráncfort es continuar con el rigor monetario a toda costa.

La tasa de inflación interanual de la eurozona se situó en enero en el 8,6%, lo que implica una bajada de seis décimas frente al 9,2% de diciembre, pero el índice subyacente, que descuenta la evolución de los precios de los alimentos sin elaborar y de la energía está en niveles récord. Se mire como se mire, estos registros están a gran distancia del 2%, que es el compromiso oficial que persigue Christine Lagarde. En la zona euro, en el mes de enero, el alza de los precios de la energía se moderó al 18,9% desde el 25,5% de diciembre de 2022, mientras que el encarecimiento de los alimentos frescos fue del 11,3%, frente al 12% del mes pasado. Asimismo, los servicios subieron un 4,4% interanual, en línea con el dato de diciembre de 2022, y los bienes industriales no energéticos se encarecieron un 6,7%, tres décimas más que en el mes anterior.

Al excluir del cálculo el impacto de la energía, la tasa de inflación interanual de la eurozona se situó en enero en el 7,3%, una décima por encima de diciembre de 2022. Asimismo, al dejar fuera también el efecto de los precios de los alimentos frescos, el alcohol y el tabaco, la tasa de inflación subyacente de la zona euro subió una décima en enero, hasta el 5,3%, su nivel más alto de la serie histórica.

El ala dura del BCE, los llamados ‘halcones’, es partidaria de no bajar la guardia hasta que se compruebe de manera consistente que los precios están desacelerándose, algo que no sucede en estos momentos; además está muy pendiente de la actitud de la Reserva Federal de Estados Unidos, cuyo presidente, Jerome Powell, ha repetido esta semana que seguirá subiendo los tipos de interés sin contemplaciones hasta empezar a saborear el éxito, lo cual implica que el dólar va a seguir fortaleciéndose frente al euro, y esto equivale a importar inflación a través de las compras de los bienes y servicios nominados en la divisa americana.

El BCE también cree que la posición de liquidez en la que nada hasta la fecha la banca española es una suerte de espejismo que empezará a romperse a partir de marzo, cuando empezará a reducir su balance dejando de renovar los bonos públicos en su poder, lo que afectará de manera notoria a las entidades financieras españolas. El plan del banco central es ir reduciéndolo en 15.000 millones al mes, aunque su objetivo es recortarlo entre un 30% o 35% a final del ejercicio. Adicionalmente, el banco considera que las entidades nacionales tendrán que volver a remunerar de manera notoria los depósitos de los clientes, precisamente para contrarrestar la reducción de liquidez que van a experimentar más pronto que tarde.

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