El BCE se inclina por subir un 0,75% los tipos de interés para empezar a cortar en seco la inflación
El Banco Central Europeo está prácticamente determinado a subir los tipos de interés un 0,75 por ciento, según fuentes solventes consultadas por OKDIARIO. La decisión final se tomará en la próxima reunión, que se celebra este jueves. La mayoría de los bancos de inversión, que venían especulando hasta hace poco con un aumento más moderado, de medio punto, han ido cambiando progresivamente de opinión desde las últimas declaraciones del presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, en el cónclave de Jackson Hole.
Allí fue donde mostró su voluntad inequívoca de seguir elevando la tasa de interés todo lo que haga falta con el objetivo de frenar el crecimiento de la inflación, y «a pesar de que esta estrategia tenga efectos depresivos sobre la actividad económica y cause dolor a las familias y las empresas».
Ahora, los mercados piensan que el BCE no podrá escaparse a la influencia del banco central americano. Según fuentes que cita Bloomberg, las firmas de inversión manejan que hay un 70 por ciento de posibilidades de que los tipos suban un 0,75 por ciento «y aumentando».
Como si se tratara de una profecía autocumplida, cuanto más descuenten los mercados este intenso endurecimiento de la política monetaria, mayor es la probabilidad de que se acabe produciendo finalmente. «Esta es la manera de actuar de la institución monetaria: conseguir que sus decisiones no sorprendan al mercado y actuar con la máxima prudencia, de manera que todo el mundo esté preparado para lo que se viene encima», según un antiguo responsable de un banco emisor.
Actualmente, el BCE y los bancos centrales de los países de la Unión Europea tienen en cartera más de 3,5 billones en activos de deuda comprada a los gobiernos para facilitar la lucha contra la pandemia, que ha exigido enormes aumentos del gasto público en ayudas y subvenciones a las familias y las empresas.
Una subida de los tipos de interés implica una caída automática del precio dicha deuda -de la renta fija en general- y aconseja que los agentes económicos estén lo suficientemente persuadidos como para preparar las adecuadas coberturas y asegurar las menores pérdidas posibles. «Lo contrario sería provocar un auténtico caos, algo en lo que nadie está interesado», asegura la misma fuente.
Una muestra del nerviosismo que en todo caso provoca una subida de los tipos explica apuestas como la de Pimco, la principal tenedora de renta fija del mundo, que se inclina por un aumento de la tasa de interés del 0,5 por ciento.
Al igual que ha sucedido con la Reserva Federal, y con más motivo, el Banco Central Europeo también opina que hay que actuar contundentemente para atajar el crecimiento desbocado de los precios. Actualmente, la inflación media de la UE se ha situado en el 9,1 por ciento. En España, el último dato, correspondiente a julio, es del 10,4 por ciento. «Es un nivel altísimo y las perspectivas de futuro no son nada halagüeñas», según el consenso de los institutos de opinión españoles.
La decisión de Gazprom de cerrar hasta nuevo aviso el gasoducto Nord Stream 1 -la conexión por la que llega la mayor parte del suministro de gas a Alemania y otras zonas de la UE-, en respuesta al anuncio de la Comisión Europea de limitar el precio del petróleo ruso, anticipa más tensiones en el precio de este combustible, que sigue siendo la principal energía de soporte hasta que no fragüen otras alternativas como la recuperación de las centrales térmicas también en Alemania, o que se alargue la vida de las centrales nucleares, actualmente en pleno debate.
Todas estas circunstancias conspiran en favor de una inflación elevada en los próximos meses y auguran aumentos intensos y sostenidos en los tipos de interés, según los medios consultados. Los efectos colaterales del endurecimiento de la política monetaria son la intensificación de la desaceleración económica, un empeoramiento del mercado laboral y una eventual entrada en recesión. En España, por ejemplo, la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal prevé un crecimiento negativo en el tercer trimestre del año, tras conocer el balance de la afiliación a la Seguridad Social en agosto -que se ha saldado con una caída de más de 160.000 personas-.
Las decisiones sobre la evolución de los tipos de interés se abordan en el Consejo de Gobierno del BCE -del que forman parte los gobernadores de los bancos centrales de la zona euro- por mayoría simple. Es previsible que los países más perjudicados por una eventual subida histórica de las tasas estén en contra. Entre ellos están, entre los más destacados, Grecia, Italia -cuya posición es más frágil y está más expuesta al encarecimiento del crédito- y también España, que padece los registros peores del área en inflación, déficit y deuda pública en relación con el PIB. Habitualmente, el gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, ha solido sumarse a la mayoría a la hora de tomar estas decisiones trascendentales.
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