Economía
Crisis empresarial

Los bancos acreedores temen que Grifols esté peor de lo esperado y Brookfield pida una quita al comprarlo

  • Eduardo Segovia
  • Corresponsal de banca y empresas. Doctor y Master en Información Económica. Pasó por El Confidencial y dirigió Bolsamanía. Autor de ‘De los Borbones a los Botines’.

La OPA de exclusión sobre Grifols planteada por Brookfield y la familia fundadora puede tener consecuencias graves para los bancos acreedores de la empresa: temen que el fondo canadiense descubra que Grifols esté todavía peor de lo esperado y que, si la acaba comprando, solicite una refinanciación de la deuda que pueda conllevar quitas, según fuentes cercanas a los acreedores.

Como es sabido, Brookfield ha iniciado el proceso de due diligence (revisión en profundidad de las cuentas), en teoría para determinar la valoración correcta de la compañía y, en consecuencia, el precio al que debe lanzar la OPA. Un precio que la City teme que sea muy bajo porque los grandes fondos de capital riesgo del mundo han descartado entrar en la biofarmacéutica catalana. De lo que deducen que la operación de Brookfield se hará «a precios de derribo».

Pero más allá del precio, esta due diligence poede tener consecuencias para la banca. Las fuentes consultadas explican que hay un «temor generalizado a que Brookfield encuentre más muertos en el armario, en temas como la financiación entre sociedades filiales [y ahí entrarían las opacas relaciones con el holding familiar Scranton], valoración del inventariogoodwill [fondo de comercio]». Y añaden que «ni la compañía ni los auditores ayudan a aclarar estos conceptos».

La consecuencia es que «los bancos temen que van a tener que refinanciar a Grifols y que en esa refinanciación van a tener que dar algún tipo de quita, es decir, que no van a poder cobrar todos los préstamos que tienen con la empresa, y es mucho dinero», concluyen.

Algunos de estos «muertos» que puede encontrar Brookfield ya han sido señalados en los sucesivos informes del fondo bajista Gotham City, en especial las relaciones de Grifols con Scranton, que se traducen en un flujo de dinero hacia el holding familiar en forma de dividendos o préstamos que la familia no va a devolver.

Respecto al precio de la OPA, OKDIARIO informó de que diferentes bancos de inversión calculan que debe situarse en torno a 12 euros, que es lo que desean los accionistas institucionales de Grifols. Sin embargo, si Brookfield encuentra más elementos negativos que no eran conocidos hasta ahora, este precio puede bajar más. Algunos medios hablan de 10 euros, pero incluso podría llegar a 9, que es el precio medio de los últimos seis meses (que es el mínimo que debe ofrecerse en una OPA de exclusión según la normativa).

Choque con la familia

Por otro lado, como también adelantó este medio, la familia fundadora quiere mantener la mayoría del capital en la oferta y, con ello, el control de la gestión. Pero eso choca con la necesidad de unos recursos que superan los 1.000 millones y, sobre todo, con  choca con el plan de Brookfield, porque «ningún fondo va a poner miles de millones para no tener el control», según fuentes del sector.

«Si Brookfield entra y pone el grueso del dinero de la OPA, va a querer mandar sin ninguna duda», añaden. Además, el negocio de los fondos de capital riesgo (private equity) consiste en comprar empresas en dificultades, reestructurarlas, vender activos, ponerlas en rentabilidad y entonces vender su participación o volver a sacarlas a Bolsa.

Aunque logró un beneficio de 21 millones en el primer trimestre, Grifols tuvo un cash flow negativo (es decir, salió dinero de la caja) de 253 millones. Y fondos como Brookfield aspiran a una rentabilidad sobre la inversión del 20% como mínimo. Además, tiene una deuda superior a 10.000 millones, que sigue siendo una espada de Damocles pese a la reciente refinanciación de una parte con una emisión de bonos.