El Banco de España, CaixaBank y Santander alertan de los riesgos de mantener el impuesto a la banca
El sector financiero ha lanzado una nueva ofensiva contra la prolongación de la vigencia del impuesto a la banca que pretende imponer el Gobierno. El Banco de España, CaixaBank y Santander han alertado este martes de los riesgos de esta medida para la solvencia del sector, la competencia y el servicio a los clientes.
El gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, ha planteado la idea de reducir la carga fiscal que soportan las entidades españolas con el objetivo de aumentar su solvencia y prepararse ante eventualidades negativas. Así, ha puesto el ejemplo de Italia, donde el impuesto a la banca se utiliza para generar un incentivo a las entidades para elevar su solvencia.
A su juicio, el incremento de la rentabilidad que el sector ha registrado en 2022 y 2023 gracias a la subida de tipos «no está para quedarse». «Es esperable que haya un incremento del coste del crédito en algún momento y que las rentabilidades se reduzcan, aunque probablemente no a los niveles tan bajos que teníamos antes de la pandemia», algo que se agravaría con un impuesto estructural.
Hernández de Cos insiste así el rechazo del propio BCE a que el impuestazo se convierta en permanente, como informó OKDIARIO. Según fuentes del supervisor, la transformación de este gravamen en un coste fiscal de carácter ordinario y corriente encarecerá el crédito y aumentará todavía más el coste de las hipotecas.
Banca en la España vaciada
Por su parte, el consejero delegado de CaixaBank, Gonzalo Gortázar, ha avisado al Gobierno de que, si el impuesto no se modifica para abarcar a todas las entidades financieras, eso podría llevar al banco a decidir «no competir» en la España vaciada, donde sus principales competidores son las cajas rurales.
«En dos terceras partes de las provincias españolas, uno de los competidores del ‘top 3’ es una entidad financiera exenta del impuesto», ha indicado Gortázar. «Yo creo, francamente, que no tiene mucho sentido, porque lo que están haciendo es penalizar a entidades que hemos decidido que, por ser grandes, podemos y queremos estar en la España rural y tengamos que hacerlo en peores condiciones. Y eso a la larga sólo puede llevar a tomar decisiones de no competir allá donde están otros y, por tanto, de agravar más la situación de la España vaciada si no ponemos al menos un terreno de juego que sea el mismo para todos», ha añadido.
En todo caso, Gortázar ha pedido «cierto debate» a la hora de rediseñar el impuesto, aunque ha mantenido que la posición del sector es que es negativo para la economía. Además, ha criticado la «doble imposición sangrante», ya que este impuesto especial no se computa sobre los beneficios sino sobre los ingresos, y no se deduce del Impuesto de Sociedades.
Impuesto injusto y discriminatorio
En la misma línea se ha manifestado el consejero delegado de Santander España, Ángel Rivera, quien ha asegurado que «no hay ningún país en Europa» que tenga un gravamen a los ingresos, lo que supone una «doble imposición» y ha pedido que cualquier decisión que se tome sobre si hacerlo o no permanente «se discuta con las propias entidades y las asociaciones bancarias».
También ha incidido en el carácter discriminatorio del impuesto a la banca al aplicarse sobre aquellas entidades con negocio en España cuya facturación sea de más de 800 millones de euros, lo que deja fuera a la banca extranjera y a las pequeñas entidades, como las cajas rurales. «De lo que se trata es de competir y no hay mejor marco para ello que el que las reglas sean las mismas para todos, y no solo en España», ha concluido.
La conversión del impuesto «temporal y extraordinario» a la banca en permanente se iba a incluir en la Ley de Presupuestos Generales del Estado. Como es conocido, finalmente el Gobierno de Pedro Sánchez ha renunciado a presentarla por la imposibilidad de obtener los apoyos necesario por la convocatoria de elecciones anticipadas en Cataluña.
Esta circunstancia obliga al Ejecutivo a buscar otra vía para modificar el impuesto a la banca. Y el sector espera que esa vía abra una oportunidad para negociarlo y, si no se puede suprimir, al menos rebajar su impacto o introducir algún tipo de deducción como se va a hacer en el otro impuestazo, el de las energéticas.
De momento, el nuevo ministro de Economía, Carlos Cuerpo, ha frenado las pretensiones de Yolanda Díaz, que no sólo quiere hacer permanente el impuesto sino subirlo todavía más con el argumento de que los bancos «ganaron mucho dinero» en 2023, sin tener en cuenta que los tipos de interés han tocado techo y van a bajar a partir de ahora.