SECTOR FINANCIERO

El Banco de España aumentará la vigilancia a los bancos en este 2024

Hernández de Cos, inflación
Fachada del Banco de España en Madrid.
Benjamín Santamaría
  • Benjamín Santamaría
  • Economista, analista, conferenciante y máster de educación. Redactor de economía en OKDIARIO y autor de "La economía a través del tiempo" en el Instituto Juan de Mariana

El Banco de España aumentará la vigilancia a las entidades bancarias durante este 2024 a través de inspecciones in situ, según consta en las prioridades supervisoras que figuran en la Memoria de Supervisión del organismo publicada este jueves.

Según indica el propio organismo, las nuevas prioridades para este año «tienen un carácter continuista» respecto a las establecidas el año pasado. La principal diferencia es que para la mayoría de prioridades, Banco de España indica que se realizarán inspecciones in situ, algo que no estaba especificado el año pasado.

La primera prioridad del supervisor es aumentar la resiliencia del sector financiero frente a shocks macrofinancieros y geopolíticos. Se mantendrá el seguimiento de las deficiencias persistentes entre las identificadas en 2020 en el marco de la pandemia.

Banco de España aumentará la vigilancia

El Banco de España también aumentará su vigilancia a través de revisiones específicas de la gestión de activos y pasivos y se valorará la resiliencia a corto plazo de shocks de liquidez, credibilidad y fortaleza en planes de contigencia.

Por otro lado, Banco de España tiene previsto acelerar la subsanación eficaz de las deficiencias en gobernanza y en la gestión de los riesgos climáticos y medioambientales.

«En relación con la mejora del funcionamiento de los órganos de administración, se continuarán abordando las deficiencias a través de revisiones específicas e inspecciones in situ, y se actualizarán las expectativas supervisoras sobre gobernanza y gestión del riesgo», explica Banco de España.

También se realizarán inspecciones respecto al riesgo climático y medioambiental. El supervisor revisará la publicación de información y los riesgos de reputación y litigación que deriven de la publicación de objetivos de transición y/o compromisos de net zero.

Durante este año, el BCE publicará sus expectativas supervisoras sobre la transformación digital, enfocadas al fortalecimiento de la metodología de evaluación. Además, para continuar progresando en la transformación digital se combinarán revisiones específicas con inspecciones in situ.

En cuanto al riesgo tecnológico, para progresar en la construcción de marcos robustos de resiliencia operacional, el BCE continuará realizando revisiones de la externalización y evaluando la ciberresiliencia.

Banco de España sobre clientes

Durante el prólogo de la Memoria, el gobernador de Banco de España, Pablo Hernández de Cos, ha indicado que durante 2023 el organismo prestó «especial atención» a la operativa con los clientes más vulnerables y a las medidas de control adoptadas para afrontar el riesgo de fraude en el uso de tarjetas.

«Estas actuaciones nos han permitido identificar ciertas debilidades, así como diversas tendencias y mejores prácticas de mercado, cuya corrección y extensión, respectivamente, deberían servir para mejorar las relaciones de las entidades con los clientes», ha indicado De Cos.

El gobernador también ha aprovechado para insistir en el discurso que el Banco de España lleva repitiendo desde hace meses: el actual nivel de margen de intereses no es sostenible y los bancos tienen que prepararse para afrontar posibles pérdidas crediticias con políticas prudentes.

«Desde una perspectiva de medio plazo, resulta necesario hacer un llamamiento a la prudencia de las entidades», ha indicado De Cos, recordando que «los incrementos del margen de intermediación observados en los últimos años no pueden considerarse permanentes».

En esta misma línea se ha expresado la subgobernadora, Margarita Delgado, que al comienzo de la Memoria también indica que «este incremento tan significativo del margen de intereses no puede considerarse sostenible».

Además, ha argumentado que las entidades deben estar preparadas para un eventual deterioro de las carteras crediticias derivado del aumento del coste del servicio de la deuda, cuya materialización suele mostrar cierto retraso frente a la inmediatez de la repreciación de las carteras con remuneración variable.

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