Argelia responde al viaje de Sánchez a Rabat: invita a Draghi para convertirlo en socio preferente del gas

Argelia responde al viaje de Sánchez a Rabat: invita a Draghi para convertirlo en socio preferente del gas
Joan Guirado

El reconocimiento por parte del Gobierno de España a la solución marroquí al conflicto del Sáhara amenaza con traer cola. A pocas horas de que Pedro Sánchez emprenda su viaje a Rabat, donde ya le espera el rey Mohamed VI, el Gobierno argelino ha decidido contraatacar e invitar a visitar el país de forma inminente al primer ministro italiano, Mario Draghi. Con fecha incluida en la invitación. El mandatario comunitario viajará a Argelia tres días después de la estancia del jefe del Ejecutivo en Marruecos para convertirse en su nuevo socio para la entrada del gas a Europa. Sánchez, según fuentes de Moncloa, no tiene intención de viajar para calmar la tensión.

El viaje no tendría más importancia si no fuera porque, desde el cambio de postura de España, Argelia ha intensificado sus contactos con Italia para convertirles en su principal destinatario de gas a la UE. Lo que resta competitividad a nuestro país, puerta de entrada a día de hoy del principal gaseoducto procedente del norte de África, convirtiéndonos en un distribuidor comunitario. Además, el Gobierno argelino ha anunciado que por los efectos de la invasión rusa en Ucrania mantendría los precios a sus clientes europeos, con la excepción de España, a la que se abre a renegociar al alza las tarifas.

Aunque en Moncloa siguen defendiendo que los argelinos “son unos socios importantes, estables y leales”, además de “un suministrador de gas que siempre cumple”, lo cierto es que el Gobierno de ese país se va dejando querer por otros estados europeos en búsqueda de nuevas alianzas. La carta que Pedro Sánchez remitió a Mohamed VI, apoyando su plan para el Sáhara, causó un gran estupor en Argelia y nadie del Gobierno español ha movido todavía un dedo para solucionar esta crisis diplomática.

Fuentes del Ministerio de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación, nada más conocer el enfado que hizo público el Gobierno argelino, manifestaron que “estaban informados de todo”. Pero a los pocos días el ministro José Manuel Albares reconoció que no era así. Que el Gobierno no había trasladado la información de la carta a este socio estratégico “porque la diplomacia requiere de mucha discreción”. En el Ejecutivo, rehenes de su propio engaño inicial, decían que “la pataleta de Argel está pactada”. Pero no era cierto.

Casi tres semanas después de que estallase la crisis, que tiene afectación en la política interna y externa, los gobiernos de España y Argelia siguen dándose prácticamente la espalda. A las pocas horas de filtrar Rabat el contenido de la misiva enviada por Sánchez, y confirmar Moncloa la veracidad de la misma, Argel llamó a consultas a su embajador en Madrid y le hizo retornar a su país. Allí sigue. Símbolo de que, ni por asomo, la cosa se ha solucionado. Aún el empeño de Exteriores por hacer creer otra cosa.

Y es que este martes, tras el Consejo de Ministros, y en una conversación informal con los periodistas, José Manuel Albares volvió a manifestar que “nuestra posición no dista mucho de la de Estados Unidos o Alemania y está dentro del marco de la ONU”. Pero preguntado sobre por qué Argelia no había retirado a su embajador de Washington o Berlín se hizo el silencio. Y el ministro se escabulló de la sala de prensa del Palacio de La Moncloa con un “pues eso”.

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