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Alemania retrasa el cierre de sus tres centrales nucleares hasta abril de 2023

Alemania prolongará hasta abril de 2023 la actividad de sus tres últimas plantas nucleares, según comunicó el canciller, Olaf Scholz, lo que retrasa el adiós a esa fuente de energía, inicialmente previsto para final de este 2022. La decisión altera además el plan anunciado por su ministro de Economía y Protección del Clima, el verde Robert Habeck, quien el pasado septiembre avanzó que quedarían dos de esas centrales en situación de reserva, mientras que la tercera se desconectaría según lo previsto a final de este año.

El Partido Liberal (FDP) del ministro de Finanzas, Christian Lindner, insistía en que debían quedar como mínimo las tres plantas en funcionamiento y proponía incluso reactivar alguna de las que fueron recientemente desactivadas. La decisión, comunicada por Scholz mediante un escrito a los Ministerios de Economía, de Finanzas y de Medio Ambiente de Alemania, sigue al pulso mantenido en el tripartito entre socialdemócratas, verdes y liberales en torno a una prolongación de la actividad de las centrales nucleares en medio de la crisis energética precipitada por la guerra en Ucrania.

Habeck había presentado en septiembre, a modo de solución de compromiso, la fórmula de dejar dos de esas centrales en situación de reserva -Isar 2, en Baviera, y Neckar 2, en Baden Württemberg-, una posibilidad que el congreso de los Verdes respaldó el pasado fin de semana. Scholz, Habeck y Lindner habían mantenido el fin de semana varias reuniones, de las que no habían trascendido contenidos o resultados, a lo que siguió este lunes el comunicado con la decisión del canciller.

En el breve texto se ordena a los titulares de los tres ministerios implicados -Habeck, Lindner y la verde Stefi Lemke, para el de Medio Ambiente- procurar «el fundamento legislativo» necesario para hacer efectiva esa prolongación. La decisión supone una nueva modificación en el calendario del apagón nuclear alemán, impulsado primero por el canciller socialdemócrata Gerhard Schröder en 2000, con los Verdes como aliados, y recuperado en 2011 por la conservadora Angela Merkel, a raíz de la catástrofe de la central japonesa de Fukushima.

Con la crisis energética actual, el Partido Socialdemócrata (SPD) de Scholz empezó a barajar una prolongación de la existencia de las tres últimas plantas en función de la situación energética del país, mientras los liberales apremiaban por reactivar también alguna de las ya desconectadas. Los Verdes, un partido para el que el adiós a la energía es casi una señal de identidad, encajaron la opción de mantenerlas en reserva, pese a alegar que esas tres plantas en activo proporcionan apenas un 6 % del total del consumo eléctrico.

Desde el inicio de la invasión rusa de Ucrania, Alemania ha logrado una reducción acelerada de su dependencia energética respecto a Moscú. Si en febrero un 55% del total de importaciones de gas procedía de ese país, ahora el porcentaje es del 9 %, tras sustituirse por envíos de Noruega, Países Bajos y Bélgica, principalmente. Los depósitos de gas se encuentran ya por encima del 95% de su capacidad, un nivel que esperaba alcanzarse a principios de noviembre para garantizar el abastecimiento necesario en los meses de invierno.