Escolano calificó la jornada de 35 horas de «disparate» y “eutanasia del trabajo”

Román Escolano
Román Escolano, ministro de Economía. (EFE)
Carlos Cuesta

El nuevo ministro de Economía calificó la jornada de 35 horas de disparate y “eutanasia del trabajo”. Román Escolano respaldó esta expresión en una reseña de enero de 2006 sobre el libro de Baverez, Francia en Declive. La crítica recae sobre una norma que hoy el PSOE de Pedro Sánchez pretende recuperar para los funcionarios y extender luego a la vida privada.

Incluyó esta descripción en uno de los Cuadernos de Pensamiento Político que publica la Fundación Faes. El comentario, realizado menos de dos años después de haber dejado la Oficina Económica que dirigió en la última etapa de mandato presidencial de José María Aznar, elogiaba el libro
y reseñaba que se trataba de un libro “esencialmente político, que quiere denunciar «la siniestra continuidad entre los 14 años de Mitterrand y los 12 de Jacques Chirac, unidos en su talento en ganar elecciones y arruinar a Francia”.

Escolano señalaba en aquel momento -en el que el debate por la Ley de 35 horas de jornada laboral en Francia arreciaba- que “para agravar las cosas, mientras la tasa de ocupación se mantenía en los niveles más bajos de los grandes países industriales (58 por ciento), y mayores eran las exigencias internacionales de productividad, el país se embarcó en uno de los experimentos sociales más disparatados que se recuerdan: la «eutanasia del trabajo» mediante el recorte obligatorio de la jornada laboral. Los resultados están a la vista”.

El nuevo ministro de Economía destacaba ya entonces su carácter reformista y criticaba que “es precisamente esta dificultad de reformar la que ha llevado al país [Francia], a diferencia de otras naciones industriales, de la crisis al declive”.

El nuevo ministro Escolano señalaba ya en aquel momento su rotunda separación de mantras que hoy escuchamos habitualmente en la izquierda, como el hecho de culpar de todos los males al control presupuestario. “Aunque el autor haya sido llamado «neo-thatcheriano» (calificativo que en Francia tiene un sentido menos amable que en otras partes), para el lector liberal el libro, brillante en la denuncia, se queda sorprendentemente corto en las propuestas […].

De la misma forma, aboga por una reducción del 30 por ciento del gasto público en seis años y la supresión de 500.000 puestos de funcionarios. Puede ser buena idea, pero el lector queda con la impresión de una cierta arbitrariedad en el análisis económico”, señala.

El economista añadía que “existen muy escasas referencias a las privatizaciones, abandonadas en Francia desde los lejanos años de Balladur”, y, por último señalaba que “cabe discrepar cuando afirma, por ejemplo, que parte del estancamiento económico francés se debe a la rigidez del mandato del Banco Central Europeo, a las restricciones presupuestarias del Pacto de Estabilidad o, incluso, a la política comunitaria de competencia, que dificulta la aparición de «campeones» europeos de talla internacional”, dejando claro el compromiso de Escolano con la ortodoxia económica y con el respaldo al control presupuestario.

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