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El Madrid sí quiere esta Copa

El Real Madrid se impuso por 4-2 al Girona tras remontar el 0-1 inicial con un doblete de Sergio Ramos y sendos tantos de Lucas Vázquez y Benzema

  • Miguel Serrano
  • Me confundieron con un joven prodigio pero acabé de periodista. Escribo cosas de deportes y del Real Madrid en OKDIARIO, igual que antes las escribía en Marca. También a veces hablo por la radio y casi siempre sin decir palabrotas. Soy bastante tocapelotas. Perdonen las molestias.

El Real Madrid sí quiere esta Copa. No como otros. Los blancos, que ven en la Copa del Rey el premio de consolación como el de Miss Simpatía en en concurso de Miss Universo, remontaron el duelo ante el Girona con un tremendo Vinicius y un enorme Sergio Ramos. El brasileño puso el desborde y el capitán los goles. Doblete de Sergio, panenkazo incluido, gol de Lucas Vázquez y tanto postrero de Benzema, que sirvieron para remontar el gol incial del Girona y poner a los blancos con un pie en las semifinales de la Copa del Rey.

A Solari le gusta una buena Copa más que a Massiel. También es verdad que no es por vicio, es por necesidad. Por mucho que duela (que duele) la Copa del Rey es el camino más corto que tiene el Real Madrid a levantar un título, misión que se antoja complicadilla (véase el eufemismo) de aquí a junio. Así que, con el Girona mediante, alineó el técnico madridista un once sin concesiones. Bueno, o con muy poquitas concesiones.

Jugaba Courtois bajo los palos, escoltado por una defensa con los dos laterales que (hoy) son suplentes, Odriozola y Marcelo, más Sergio Ramos que no descansa nunca y Nacho, que daba un respiro al siempre frágil Varane. Por delante estaban Casemiro, Modric y Ceballos, el trío titular en lo que Kroos termina de regresar de su lesión. Y arriba, los tres únicos delanteros sanos que le quedan al Real Madrid: Lucas Vázquez, Vinicius y Benzema con su dedo meñique colgando.

Pronto el Bernabéu empezaría a degustar el sabor de una noche negra. Era antes incluso del minuto 7 cuando el Girona daba primero. Odriozola perdió obscenamente su espalda en el carril derecho. No regresó y a Lucas no le dio tiempo a hacer la cobertura. La actitud de la defensa del Real Madrid fue indolente. Corrió la banda Raúl García sin oposición, ganó la línea de fondo y la puso al centro. Allí estaba todo el mundo (Ramos y Nacho) mal posicionados, pero sobre todo Marcelo, que se había entretenido a pedir unas pizzas y al que no dio tiempo a molestar siquiera al Choco Lozano en su remate a bocajarro.

Pintan bastos, no Copas

Pitaba el Bernabéu. El Real Madrid trataba de superar el sopapo pero su fútbol estaba escocido. Replegaba ordenadamente el Girona, porque Eusebio sabe entrenar a un equipo. Sólo las geniales locuras de Vinicius levantaban el triste ánimo del Bernabéu. Un par de taconazos, un caño y un centro al área como primeros avisos de los blancos.

Reaccionaría el Real Madrid en el 17. Fue una asistencia de Benzema al desmarque de Odriozola, que se reivindicó con un carrerón hacia el área de Iraizoz. Allí encontró emboscado a Lucas Vázquez, que aprovechó su pase en bandeja para lograr el 1-1 de primeras. El Bernabéu lo celebró como si fuera un gol de Champions.

El tanto espoleó al Real Madrid, que apretó al Girona en busca de voltear el partido que había nacido torcido. El juego fluía a medida que pasaban los minutos, pero al equipo de Solari le costaba un mundo acabar jugada. Acabarla bien, quiero decir. Como a Undiano, que no pitó un posible penalti a Modric. Esta vez actuó el VAR y actuó bien: no había penalti. El Bernabéu, con sorna, cantó: «¡Todo OK, José Luis!».

Ramos, más Panenka que Panenka

Sí pitó un derribo clamoroso, obsceno, del Choco Lozano al efusivo Vinicius en el 41. El penalti lo marcó Ramos a lo Panenka, que sería mejor decir a lo Ramos, que ha marcado más goles de esta suerte que el genio polaco. La insistencia del Real Madrid obtenía su premio al filo del intermedio. Que pudo ser el 3-1 si Benzema hubiera tenido una pizca más de puntería tras una gran pared con Nacho. El disparo del francés, que con el dedo chungo está jugando mejor que nunca, se estrelló contra el palo izquierdo de Iraizoz.

Ahí acabó la primera parte y las opciones del Real Madrid de seguir acumulando ocasiones. Volvieron los de Solari del intermedio con un punto menos de gas que en la primera parte. Benzema tuvo el 3-1 tras las enésima acción de Vinicius, pero su disparo al muñeco lo repelió Iraizoz.

Poco tardaría el técnico madridista en hacer el primer cambio. Sacó del campo a Casemiro y metió a Marcos Llorente, que volvía de su lesión muscular tras el parón navideño. Había perdido un punto de fuelle el Real Madrid, al que se le pasaban los minutos y no terminaba de encontrar el tercero. Calentaba Isco, intentando recuperar el feeling perdido con el Bernabéu,

Un penalti muy estúpido 

Entonces el Real Madrid decidió pegarse un tiro en el pie. Fue una jugada estúpida cosida entre Nacho y Marcos Llorente. La cosa fue así. El central empujó al mediocentro, que levantó el brazo como para que el árbitro se diera cuenta de que le hacían falta. No sabía que era su compañero el que empujaba. La mala suerte fue que la pelota le dio en su brazo estirado y, por tanto, penalti. Tonto, tontísimo, pero penalti. Otra vez a remar.

El Bernabéu silbaba a Lucas Vázquez. No se lo merece, pero es el eslabón más débil. Solari sacaba a Isco por un desdibujado (otra vez) Ceballos. Antes había metido a Kroos por Modric. El Girona estaba aprovechando la happy hour de la Copa en el Bernabéu como los guiris de Benidorm.

Menos mal que al Real Madrid siempre le queda Sergio Ramos. El capitán es el mejor defensa, el mejor centrocampista y el mejor delantero de su equipo. Y así, con otro cabezazo salvador, logró el tercero después de una jugada que guisaron entre Vinicius y Marcelo, que la puso medida a la cabeza de su capitán.

El gol espoleó de nuevo al Real Madrid, que se lanzó otra vez al ataque con todo. Lideró la estampida el ubicuo Vinicius. Su velocidad punta destr´zo por banda al Girona y asistió a Benzema para que Karim lograra el cuarto al filo del 80. El Bernabéu quería más y el Madrid también. No se dio, aunque los blancos lo intentaron hasta el final y acabaron llevándose para Montilivi un 4-2 que bien puede valer una semifinal de la Copa del Rey.