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Nunca lograron jugar juntos en un club

Jugar con Messi en un club: el sueño que el fútbol le negó a Agüero

Sergio Agüero y Leo Messi solo eran unos pibes cuando se conocieron. Prometedores, llenos de sueños, pero apenas pibes. La relación nació en 2005 durante el Mundial sub-20 de Holanda. Agüero ni siquiera conocía a Messi, a pesar de que ya brillaba en el filial del Barcelona y estaba a punto de eclosionar a nivel mundial. El Kun jugaba en Independiente y aún le quedaba un año para llegar al Atlético de Madrid. Alguien dentro de la selección argentina decidió con muy buen ojo que compartieran habitación. Todo empezó entre mates y partidas a la videoconsola. Argentina ganó el Mundial, Messi fue nombrado MVP y máximo goleador y las carreras de ambos despegaron poco después.

Sus alegrías siguieron corriendo paralelas con la albiceleste, siempre y solo con la albiceleste. Tres años después de conquistar el Mundial juvenil, ya brillaban como sendas estrellas en Barcelona y Atlético, tanto que los dos clubes les obsequiaron con el mismo premio: un billete para los Juegos Olímpicos de Pekín. La Pulga y el Kun volvieron de China con un montón de fotos abrazados, eufóricos con sus medallas de oro. Eran amigos de alma y soñaban con jugar juntos algún día también en el fútbol de clubes. Pero siempre les quedará esa espina.

Agüero defendió la camiseta del Atlético hasta 2011 y en varios momentos se le vinculó al Real Madrid. Mientras tanto, Messi ya era la gran estrella del fútbol mundial y empezaba a coleccionar Balones de Oro con la zamarra azulgrana. Imposible el reencuentro de amigos, más aún cuando el Kun puso rumbo a la Premier para labrarse una formidable carrera en el Manchester City durante una década. Pronto tendrá su propia estatua en los aledaños del Etihad Stadium.

Tampoco en el Barça

Con ambos jugadores como principales líderes de sus equipos, parecía harto complicado que cumplieran su viejo sueño de compartir vestuario. La primera oportunidad se abrió con la llegada de Pep Guardiola al Manchester City. Con el cebo del entrenador que más le ayudó a brillar y el inagotable respaldo económico de los jeques árabes, el club inglés conspiró varios años para fichar a la Pulga. Estuvo cerca en el verano de 2020, cuando Messi mandó su famoso burofax clamando por su salida, pero finalmente agachó las orejas y completó un último año en el Camp Nou.

Al fin, los astros parecían alinearse este verano, 13 años después del oro olímpico en tierras asiáticas. El 31 de mayo, el Barcelona confirmaba el fichaje de Agüero tras expirar su contrato con el City. El Kun no ocultó que su amigo había ejercido de imán para decantar su decisión, pero la alegría le duró un mes. El 5 de agosto estalló la bomba: Messi abandonaba el Barça y ponía rumbo al Paris Saint-Germain. Ni un amistoso habían jugado juntos en la Ciudad Condal. Ahora ya saben que ese sueño es inalcanzable.