Isabel II, la reina que vivió lo mejor del deporte mundial
El primer Mundial de fútbol se disputó cuando ella tenía cuatro años de edad, en Uruguay
Tenía dos años cuando Johnny Weismuller, el futuro Tarzán, ganó su quinta medalla olímpica
Vio a Inglaterra ser campeona del mundo a los 40 años y subcampeona de Europa a los 95
Cuando Nadal ganó en Londres su primer Wimbledon, en 2008, ya tenía 82 años
La Reina Isabel era, por unos pocos meses, mayor que Alfredo Di Stéfano
Su anécdota, siendo escoltada por James Bond a los Juegos de 2012, fue histórica
96 años dan para mucho. En este caso, para haber sido testigo de las mayores hazañas del deporte mundial. La Reina Isabel II, fallecida ayer en Londres, tuvo ese privilegio. Durante su existencia se han disputado todos los Mundiales de fútbol celebrados en la historia salvo el que tendrá lugar el próximo mes de noviembre en Qatar. También ha visto surgir, eclosionar y periclitar a todas las grandes estrellas de la historia. Desde Johnny Weismuller a Rafa Nadal.
Es posible que cuando el 31 de octubre de 1932 se estrenó «Tarzán de los Monos», la primera película protagonizada por el ex-nadador olímpico Johnny Weismuller, la futura reina Isabel, que entonces tenía seis años, disfrutara de una proyección privada. Weismuller, ganador de cinco medallas olímpicas en París y en Amsterdam, fue, si descontamos al mítico Babe Ruth, cuya fama se circunscribía por aquel entonces al continente americano, la primera gran estrella del deporte de la longeva vida de Isabel II, que tenía dos años ya cumplidos cuando se colgó su quinta y última presea en los Juegos de Amsterdam.
Isabel, que nació en abril de 1926, unos pocos meses antes que Alfredo Di Stéfano, que vio la luz en julio de ese mismo año, era casi una bebé cuando el francés Jules Rimet concibió la idea de organizar un Campeonato del Mundo de selecciones. El primero se disputó en 1930 en Uruguay y el siguiente en la Italia fascista de Mussolini. Ya era reina de Inglaterra cuando Brasil levantó su primera Copa, en Suecia’58, con un joven Pelé de sólo 17 años, y por supuesto presidió en Wembley la final entre Inglaterra y Alemania que en 1966, cuando Isabel había cumplido 40 años, le dio a su país el primer y único título a nivel de selecciones que posee. 55 años después, en 2021, la reina ya no pudo asistir al palco del nuevo Wembley para ser testigo de la última final de la Eurocopa disputada entre Inglaterra y Alemania, pero sí que escribió de su puño y letra un mensaje de ánimo dirigido a la selección entrenada por Gareth Southgate: «Hace 55 años tuve la suerte de entregarle la Copa del Mundo a Bobby Moore y vi lo que significaba para los jugadores y el staff técnico llegar y ganar la final de un importante torneo de fútbol internacional».
También fue testigo privilegiada de dos de las tres ediciones de los Juegos Olímpicos celebradas en Londres. La de 1948, que originalmente debía haberse disputado en 1944, pero que fue suspendida a causa del final de la II Guerra Mundial, y la de 2012, a la que llegó con la edad de 86 años, y en la que protagonizó una encantadora intervención en la ceremonia de inauguración al ser «escoltada» por James Bond, en un sketch que se emitió inmediatamente antes de su entrada en el palco presidencial.
82 años tenía Isabel cuando Rafa Nadal le ganó a Roger Federer el primero de sus dos Wimbledon, 38 cuando Cassius Clay, que aún no se había convertido al islamismo, ganó su primer título de campeón del mundo de los pesos pesados y 43 cuando Kareem Abdul Jabbar debutó en la NBA con los Bucks de Milwaukee. Ha vivido durante 21 Mundiales y 24 Olimpiadas, y su nombre quedó siempre ligado al fútbol por la anécdota que se produjo en en el partido de cuartos de final de la Copa del Mundo de 1966 entre Argentina y Alemania cuando el capitán albiceleste, Antonio Rattín, fue expulsado por protestar al árbitro la dureza de la selección inglesa, en concreto de su defensa Norbert Stiles. Rattín se sentó como medida de protesta en la alfombra real dispuesta en el margen del terreno de juego por si se diera el caso de que la reina quisiera bajar a saludar a los jugadores. Isabel no estuvo ese día en el palco, pero el incidente de Rattín pasó a la posteridad. Entre otras cosas porque provocó que la FIFA introdujera a partir del siguiente Mundial las tarjetas de amonestación.