Liga Santander: Levante - Atlético de Madrid

González Fuertes mete mano al Atlético

Señala dos penaltis contra el Atlético, uno surrealista a los 88 minutos por mano de Lodi

Además, expulsó a Simeone, cosió a tarjetas a los rojiblancos y ni revisó unas manos en el área del Levante

Pese a la nefasta actuación arbitral el resultado es justo en otra mala noche atlética en Valencia

Así está la clasificación de la Liga Santander tras el empate del Atlético contra el Levante

Así fue el polémico penalti de Lodi que indigna a los jugadores del Atlético

Levante Atlético de Madrid
Tomeu Maura
  • Tomeu Maura
  • Redactor jefe de Deportes en OKBaleares, 40 años en la profesión cumplidos en 2023 tras más de media vida en El Mundo

Un penalti surrealista señalado por González Fuertes en el minuto 88 evitó la victoria del Atlético en Valencia y alimentó la leyenda negra rojiblanca con los árbitros. González Fuertes ya había señalado un máximo castigo a favor de los valencianos en la primera parte y además expulsó a Simeone y cosió a los colchoneros con un recital interminable de tarjetas.

El Atlético tiene un problema muy serio con los árbitros. González Fuertes se une a una lista casi interminable, tanto en España como en Europa. Lo de hoy ha sido de ciencia-ficción. Un minuto después de que nadie revisara unas manos claras del Levante en el área tras una jugada de Joao el VAR llamó al orden al colegiado para que acudiera al monitor a ver una acción en la que el balón tocaba en la mano de Lodi en el área. Ni el brasileño fue a interceptar el centro ni tiene capacidad sobrehumana para ocultar su extremidad. El penalti es absurdo y cuesta dos puntos que valen su precio en oro.

El resultado, eso sí, es justo. El Atlético estaba ganando gracias a un acierto de Cunha en su único disparo de la segunda parte y el Levante había merecido el empate. Sin embargo la forma en la que lo consiguió no es correcta. El árbitro volvió a ser decisivo contra los rojiblancos. Llueve sobre mojado.

En los sueños del Cholo existen tres pesadillas recurrentes: el gol de Ramos, los penaltis de Milan y los partidos que juega en el campo del Levante. Un año más Simeone abandona Orriols sin conseguir lo que había venido a buscar. Un año más se deja en el camino puntos dolorosos. Esta vez ni siquiera le valió con adelantarse dos veces en el marcador ante un rival plagado de bajas. Un penalti cometido por Suárez -el mundo al revés- y el error de González Fuertes le alejan de la estela de la Real Sociedad, a cinco puntos ya de distancia, aunque con un partido más.

De salida el Levante se encontró enfrente un Atlético furioso, concentrado y muy directo. Once futbolistas hambrientos que no tardaron en asediar a Aitor desplegando sobre el campo toda su artillería. Ante ese escenario, no tardaron en suceder cosas. A los cuatro minutos enseñó la patita Joao Félix, que armó muy rápido el tiro desde fuera del área para obligar al portero a intervenir abajo para evitar el 0-1.

El portugués rechinó los dientes lamentando que el gol se le siga negando, pero no dejó de reclamar el balón y de dejarse ver en el campo. Una y otra vez, hasta que a los 13 minutos consiguió forzar un córner ante Duarte. El saque de Griezmann acabó con el balón de vuelta al francés, que en el corazón del área cabeceó a la red la prolongación de Felipe en el punto de penalti. Curiosa mueca del destino: el único futbolista de la alineación del Cholo que el año pasado no intervino en ninguno de los dos partidos ante el Levante fue el encargado de abrir el marcador.

El 0-1 apaciguó el ansia del campeón, obsesionado por no encajar primero. De manera inesperada dio un paso atrás y desperdició la oportunidad de darle la puntilla a un rival que hasta entonces había carecido de respuesta. El Levante asistió sorprendido a un cambio de escenario que le favorecía y no dejó pasar la ocasión de presentar batalla. El partido viró hacia un rumbo que no le interesaba al Atlético y el balón dejó de rondar a Aitor para acercarse por primera vez a Oblak.

El primero en intentarlo fue Duarte con un remate que le salió al centro de la portería; más tarde Herrera estuvo providencial en un contragolpe conducido por Morales; luego Koke evitó un taconazo de Rober Pier en el área y por fin, a los 37 minutos, llegó lo que se veía venir desde hacía un buen rato. Tras un saque de esquina mal despejado Luis Suárez arrolló a Vezo en la zona prohibida y el árbitro, justo al lado, llevó su índice al punto de penalti. Desde ahí el macedonio Bardhi engañó a Oblak y empató el partido. Otro gol en contra. La pesadilla del Levante nuevamente resucitada. Veinte minutos primorosos tirados a la basura.

El Atlético no levantó cabeza en lo que quedaba de primera parte. Sometido a un enemigo al que habían inyectado una dosis extra de testosterona, fue incapaz de proponer algo positivo. Cuando González Fuertes mandó a los futbolistas al descanso Simeone no esperó ni un instante. Se marchó corriendo al vestuario para pedir explicaciones y buscar soluciones.

En contra de lo esperado, el que regresó mejor al campo fue el Levante, que percibió las dudas rojiblancas y se dedicó a correr el contragolpe mientras el Atlético mostraba una preocupante falta de seguridad. Al final no quedó otra que pegar un golpe sobre la mesa. De Paul y Correa pisaron el campo para que lo abandonaran Herrera y Luis Suárez, en la noche en la que el uruguayo ofreció la peor de sus versiones.

Viendo que tampoco los cambios mejoraban nada Simeone no tardó en volver a tocar piezas. Ahora fue Lodi el que se incorporó al partido para ganar profundidad en la banda izquierda, pero lo que se encontró el brasileño fue un equipo deprimido y un enemigo envalentonado. Al paso por el minuto 70 el Atlético apenas había pisado el área y, por supuesto, ni siquiera había disparado. La sensación que recorría el estadio era que quien más cerca estaba del gol era el Levante. Desesperado, el Cholo se jugó la última baza y dio entrada a Cunha por un desaparecido Griezmann que más allá del gol apenas se dejó ver en el campo.

Esta vez el envite le salió bien al banquillo rojiblanco. Cuando nada hacía pensar que el Atlético pudiera llevar peligro, un pase de Rodrigo de Paul llegó al brasileño que, aprovechándose de un error en el despeje, resolvió ante Aitor con un disparo raso bajo las piernas del portero vasco. En el peor momento rojiblanco llegó el 1-2.

En condiciones normales el partido debería haber quedado decidido. Sin embargo González Fuertes y el VAR estaban empeñados en reclamar su minuto de gloria. A los 87 minutos Joao metió un balón en el área y De Frutos lo tocó con la mano. El portugués levantó los brazos pero nadie le hizo caso. La jugada siguió y poco después acabó en una falta en medio campo. González Fuertes se llevó entonces la mano a la oreja y escuchó algo en el pinganillo. Instantes después anunció gestualmente que se iba al monitor. Ingenuamente Joao pensó que acudía a revisar la acción en el área del Levante, pero ante la estupefacción general lo hizo fue ver otra jugada en la zona de castigo colchonera que había pasado totalmente desapercibida y en la que Lodi tocaba un balón con la mano porque físicamente no podía evitarlo, pero sin ninguna punibilidad ni intencionalidad.

Con Simeone ya expulsado, el banquillo rojiblanco asistió colérico a la señalización del segundo penalti contra el Atlético, éste inexistente y surrealista. De nuevo Bardhi lo transformó y alargó un año más la maldición del campo del Levante, además de situar a González Fuertes en la lista de personas non gratas para el Atlético de Madrid.

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