SEGUNDA DIVISIÓN / ASCENSO

Un equipo montado en un ascensor

El Mallorca vuelve a Primera sin jugar gracias a la derrota del Almería y encadena cinco temporadas con ascensos y descensos

Luis García Plaza, artífice de un éxito basado en una plantilla que mantiene a siete jugadores desde Segunda B

Un equipo montado en un ascensor
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Tomeu Maura
  • Tomeu Maura
  • Redactor jefe de Deportes en OKBaleares, 40 años en la profesión cumplidos en 2023 tras más de media vida en El Mundo

Tres ascensos y dos descensos en las cinco últimas temporadas. Si existe un club que esté acostumbrado a alternar entre el éxito y el fracaso, ese es el Real Mallorca, que hoy ha conseguido, sin necesidad de jugar, y gracias a la derrota del Cartagena en Almería, un más que merecido ascenso a Primera División. Era el cuarto presupuesto de la categoría, tras Espanyol, Almería y Leganés, pero su temporada ha sido impecable pese a arrancar la Liga con una derrota en casa ante el Rayo. Luis García Plaza, que ya consiguió un éxito similar con el Levante, ha sido el verdadero artífice del regreso del equipo a la máxima categoría. El Mallorca jugará mañana en Tenerife, pero será un partido de carnaval. El objetivo ya está cumplido.

En enero de 2016 un grupo empresarial encabezado por el banquero estadounidense Robert Sarver, propietario del equipo de NBA Phoenix Suns, adquirió la mayoría accionarial del Mallorca por cerca de 30 millones de euros, cantidad que incluía la deuda acumulada por el club, que en 2013 había descendido a Segunda División tras 16 años ininterrumpidos en Primera División. Pese a la entrada de capital americano la situación deportiva no sólo no mejoró, sino que empeoró drásticamente. En la temporada 2015-16 se evitó el descenso a Segunda B en la última jornada, pero en el curso siguiente no hubo forma de escapar a la debacle: el Real Mallorca, campeón de Copa en 2003, campeón de la Supercopa de España en 1998, finalista de la Recopa en 1999 y dos veces tercer clasificado de Primera División en 1999 y 2001, dio con sus huesos en una categoría no profesional culminando uno de los mayores descréditos de su centenaria historia.

El descenso a Segunda B de 2017 pudo haber sumido al club en un pozo tan oscuro como en el que está metido ahora el Deportivo, pero la propiedad americana decidió seguir invirtiendo y le puso al club los mecanismos económicos necesarios para que su condena fuera lo más breve posible. El primer paso fue fichar por tres años a Vicente Moreno como entrenador y, a partir de ahí, confeccionar una plantilla muy por encima del nivel medio de la categoría, como lo demuestra el hecho de que hoy todavía sigan en el vestuario siete de aquellos jugadores: Reina, Sastre, Fran Gámez, Raíllo, Salva Sevilla, Lago Júnior y Abdón. Los resultados no se hicieron esperar. El equipo ascendió a las primeras de cambio, eliminando en el play off al Mirandés.

Pero Vicente Moreno no sólo le tendió al Mallorca una soga desde la que poder izarse fuera del pozo, sino que culminó su trabajo con un segundo ascenso consecutivo, esta vez de Segunda A a Primera División, gestado tras una agónica promoción ante el Deportivo en la que fue necesario remontar un 2-0 adverso. Ese partido, disputado el 23 de junio de 2019, cambió la historia de los dos clubes: el Mallorca está hoy en Primera; el Deportivo sigue metido en el abismo de Segunda B. Un solo gol pudo haber modificado el destino de ambos.

De regreso a Primera siete años después, el Mallorca acogió al japonés Take Kubo y lo lanzó al estrellato, pero no fue suficiente para evitar el descenso a Segunda tras una temporada en la que se pagó con sangre la falta de contundencia defensiva. Vicente Moreno, con contrato en vigor, pero enfrentado a la propiedad, a la que achacaba que no hubiera invertido el dinero suficiente en fichajes, pagó dinero por su baja y se marchó al Espanyol, al que también ha ascendido a Primera.

Privado del timonel que le había devuelto a la luz después de un año en las tinieblas, el Mallorca escrutó el mercado en busca de un sustituto de garantías y al final se decantó por Luis García Plaza, con un currículo excelente en el Levante y el Getafe, pero aparentemente desconectado del fútbol español tras una larga estancia en China y Emiratos que sólo interrumpió por una breve y frustrante experiencia en el Villarreal.

El arranque del Campeonato no fue demasiado esperanzador. El Mallorca perdió 0-1 en Son Moix ante el Rayo y en el último día de mercado se quedó sin su máximo goleador, el croata Ante Budimir, que se negó a jugar en Segunda. Fue necesario orquestar un acuerdo in extremis con Osasuna, que se quedó al delantero a cambio de una opción de compra de 8 millones de euros. La compensación fue la cesión de Marc Cardona, que llegó lesionado, luego se infectó de covid y acabó siendo un simple figurante en la plantilla.

Aquel 0-1 encendió todas las alarmas, pero el equipo reaccionó de inmediato. En la segunda jornada visitó al Espanyol y arrancó un empate a cero en Cornellà. Fue el inicio de una racha impresionante que llevó al Mallorca a mantenerse imbatido fuera de casa hasta la vigésimo novena jornada, en la que perdió por primera vez lejos de Son Moix, 2-0 en Gijón. Gracias a su efectividad como forastero, puesta en evidencia ganando en los campos del Leganés, Girona, Rayo y Almería, obtuvo la ventaja suficiente como para poder disfrutar de una recta final de Campeonato muy plácida en la que ninguno de sus perseguidores supo estar a la altura. Éste es el ascenso que se ha conseguido con más antelación en la historia del Mallorca, a falta de tres partidos todavía por disputarse.

Los centrales Valjent y Raíllo, el mediocampista Galarreta, el media punta senegalés Amath, cedido por el Getafe, y el delantero mallorquín Abdón Prats han sido protagonistas directos del ascenso, pero sin duda el alma del vestuario es el almeriense Salva Sevilla, que a sus 37 años ha dado una lección magistral, con siete goles y un puñado de asistencias, convirtiéndose en el eje desde el que ha pivotado todo el equipo. Salva Sevilla ha rechazado una gran oferta de China para continuar en el Mallorca al menos una temporada más.

En el deseo de que por fin se interrumpa esta racha de ascensos y descensos el club va a empezar a trabajar desde mañana en la planificación de la próxima temporada. Luis García Plaza no sólo tiene contrato en vigor, sino que el ascenso le garantiza una temporada más en el banquillo mallorquinista. A partir de aquí toca decidir si se pagan los 4,5 millones que cuestan los derechos de Amath, autor de nueve goles, o si se recupera al díscolo Budimir, pero ese es un debate que de momento se aplaza porque lo que toca ahora es celebrar este gran éxito.

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