El huracán Djokovic arrasa los sueños de Rafa Nadal
Arrancó el partido cuesta arriba para Rafa Nadal, que cedió su servicio en blanco a las primeras de cambio. El huracán Djokovic se ponía 3-0 y dominaba el centro de la pista con suficiencia, como si toreara a Rafa, que corría de lado a lado, pero era víctima de los pelotazos del serbio, que se anotó diez winners sin fallo en los tres primeros juegos.
Salvó su saque Nadal para estrenar su casillero, pero seguía a merced de un Djokovic infalible y poderosísimo, que quería acabar el duelo por la vía rápida como si tuviera prisa por llegar a tiempo a ver el Clásico. Con 4-2 sacaba el serbio para ponerse a un juego del primer set y no daba opción a Rafa de entrar en el partido: dos aces y dos golpes ganadores para ponerse 5-2 en un decir amén.
El siguiente juego lo solventó Nadal en blanco con Djokovic tomándose un respiro a la espera de su saque para cerrar el set. Y lo hizo sin despeinarse, con cuatro magníficos servicios que no permitieron al español ni siquiera entrar en juego. El 6-3 de la primera manga, en apenas 34 minutos, no reflejaba la incontestable superioridad del serbio, que manejaba el partido a su antojo ante la impotencia de Rafa.
Nadal sufrió para ganar su saque al deuce en el arranque del segundo set, pero al menos pudo empezar por delante. Respondió Djokovic con la contundencia habitual para mantener su servicio en blanco y situar el 1-1 en el electrónico del O2. Pero Rafa empezaba a agarrarse a la pista como si llevara crampones y no estaba dispuesto a regalar el partido al serbio. Se ponía 2-1 arriba, pero Novak respondía ganando otra vez su saque en blanco.
Y al quinto juego llegó el break. Nadal no sacaba profundo y Djokovic, casi sin moverse del centro de la pista, dominaba los puntos con su derecha. El 3-2 para el serbio parecía una sentencia de muerte para el español. A Rafa le tocaba remar otra vez contra las gigantescas olas que levantaba Djokovic en cada pelotazo.
Nadal aguantó su saque y lo intentó todo para romper el de Djokovic en el octavo juego, pero el serbio mantuvo su servicio para colocarse con un 5-3 que le dejaba la final a tiro de cuatro puntos. Y lo solventó con el servicio de Rafa, cerrando un partido que dominó de principio a fin: 6-3 y 5-3. Los sueños de Nadal se tornaron en pesadilla, porque Rafa no se sintió con las fuerzas que había sentido en los partidos ante Wawrinka o Murray, pero tampoco Djokovic le dio jamás opción alguna de meterse en el partido.