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El Barcelona no gana en Villarreal ni jugando con doce

  • Francisco Rabadán
  • Redactor jefe de deportes. He tenido la oportunidad de cubrir dos Juegos Olímpicos, varios Mundiales de distintas disciplinas y algún que otro All-Star de la NBA con los Gasol. De Córdoba y sin acento.

Partido de poder a poder estropeado por un arbitraje desastroso. Dos equipos que no eluden el balón y que buscan la portería rival con verticalidad sin miedo. El Villarreal ha sido un hueso para los grandes de la Liga en El Madrigal y a eso pintaba el partido hasta que el colegiado decantó el duelo con sus erróneas decisiones, aunque el coraje de los locales hizo justicia al resultado final.

Los castellonenses dieron su primer gran aviso sin que se cumpliera un minuto de juego. Bakambu sentó a Piqué, entró como un cuchillo por la banda derecha y puso un servicio perfecto para que Trigueros rematara al poste del marco defendido por Claudio Bravo. La jugada fue un auténtico pinball donde Arda empujó a Trigueros y éste remató cayéndose encima de Jordi Alba. Ninguno de los dos equipos estaba satisfecho con el criterio de Sánchez Martínez.

De ocasiones perdonadas se constituyeron los siguientes minutos, Bakambu perdonó a los culés cinco minutos después con una gran maniobra resuelta con una vaselina que provocó el lucimiento de Bravo. En la siguiente jugada, Bruno intentó sacar el balón con clase y una pérdida suya permitió a Rakitic ensayar el disparo desde la frontal.

El croata abriría la lata en una jugada desafortunada de Asenjo y su defensa. Messi botó una falta buscando la cabeza de Luis Suárez con la fortuna de que el rechace cayó en las botas de Rakitic, que empujaba el balón de forma mansa al fondo de las mallas.

El Villarreal, lejos de abandonar su empeño, siguió porfiando en las inmediaciones de la portería de Bravo. Los levantinos entraron en cólera con el árbitro después de que no viera una mano clara de Piqué –hubiese supuesto su segunda amarilla– tras un caño de Denis Suárez. Por dicha jugada y la consiguiente protesta, Sánchez Martínez expulsó a Marcelino García Toral.

La única salida que le quedaba al Barcelona eran las posesiones largas para intentar desgastar la electricidad de los locales. Sin embargo, las esperanzas amarillas se fueron por el desagüe en apenas un minuto. Bakambu se quedó a milímetros de alcanzar un centro que, a buen seguro, hubiese supuesto el empate.

En la siguiente contra, Messi sirvió un magnífico balón al desmarque de Neymar. El brasileño, que ya antes se había tirado en el área buscando la pena máxima, regateó a Asenjo. El portero se quedó con el balón en las manos, pero el árbitro decidió que la interpretación del brasileño era digna de penalti. Neymar incendió un poco más a El Madrigal lanzando desde los 11 metros al estilo Panenka. El Villarreal no daba crédito al injusto castigo que estaba siendo sometido al descanso.

El coraje del Villarreal tiene premio

Era complicado que el Villarreal olvidase los acontecimientos de la primera mitad, pero los locales lo consiguieron a base de presión alta y coraje. Aprovechando el relax del Barcelona, los amarillos arrinconaron a su rival en los 15 primeros minutos del nuevo periodo.

Bakambu y Trigueros avisaron con sendos disparos y tanto fue el cántaro a la fuente que finalmente abrieron el marcador. Denis Suárez rompió por el centro a la defensa culé aguantando incluso una falta de Mascherano. Su disparo lo sacó Bravo como pudo y Bakambu, qué empeño el suyo, consiguió el premio del gol en el rechace del guardameta uruguayo.

Los castellonenses se vinieron más arriba. Mathieu, que sustituyó a Piqué en el descanso, entró en el campo empanado y dejó sólo a Bakambu contra Bravo. El ariete quiso que un compañero empujara el balón al fondo de la portería, pero su ocasión se fue al traste. El Villarreal, en una serie de tres córners prácticamente consecutivos, encontró por fin su recompensa con un tanto en propia meta de Mathieu.

El Barcelona despertó poco a poco de su letargo y tuvo ocasiones claras tanto para Neymar como para Rakitic. Sin embargo, en ambos momentos Asenjo enmendó su discutida actuación en la primera mitad con sendos paradones. Tanto se esforzó el ex del Atlético que a punto estuvo de abandonar el campo por dolores en la rodilla.

El Villarreal, fruto del tremendo esfuerzo, fue bajando su nivel físico y los cambios no cumplieron ni de lejos con lo proyectado con los titulares. El Barcelona controló la posesión y parecía conforme con el resultado. La Liga está mucho más cerca de las vitrinas azulgrana y la racha de partidos sin perder de Luis Enrique alcanza cotas históricas. Sin embargo, pocos podrán olvidar un arbitraje que convirtió a Villarreal en una falla y con motivos.