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Historia de la Champions

15 años de la noche de los aspersores de Mourinho: el Inter busca revivir la hazaña de las semis de 2010

Hace apenas dos días se cumplieron 15 años de una de las noches más icónicas del Inter de Milán. El 28 de abril de 2010 quedó grabado en la memoria colectiva del fútbol europeo como una de las noches más apasionantes de la Champions League. Aquel día, el Inter, dirigido por José Mourinho, resistió el asedio del Barcelona en el Camp Nou y, pese a perder 1-0, logró el pase a la final europea contra todo pronóstico, contra todos los aspersores. El duelo, marcado por la tensión, la estrategia y una célebre celebración pasada por agua, ha pasado a la historia como «la noche de los aspersores».

Quince años después, aquel partido sigue siendo recordado por todo lo que significó. El Inter no alcanzaba una final europea desde 1972 y lo hizo tras doblegar a un Barcelona que era el vigente campeón, reciente ganador del sextete y referente futbolístico del continente. El equipo de Pep Guardiola, liderado por Leo Messi, partía con la obligación de remontar el 3-1 sufrido en la ida en San Siro, en un encuentro condicionado por el viaje forzoso del Barça por carretera debido a la erupción de un volcán islandés.

En la ida, el Barcelona se adelantó con un gol de Pedro Rodríguez, pero los tantos de Sneijder, Maicon y Milito inclinaron la eliminatoria a favor de los italianos. En la vuelta, el guion se escribió con dramatismo desde los primeros minutos. En el minuto 28, el árbitro belga Frank De Bleeckere mostró la roja directa a Thiago Motta tras un contacto con Sergio Busquets, que cayó al suelo mientras espiaba desde la hierba la decisión arbitral en otra icónica foto que pasó a la historia. El Inter se quedaba con diez, con más de una hora por delante.

A partir de ahí, comenzó la resistencia numantina del conjunto de Mourinho, que convirtió cada acción defensiva en un acto de fe. La parada de Júlio César a un disparo con rosca de Messi al filo del descanso fue clave para sostener la ventaja.

El Camp Nou contenía la respiración ante cada intento blaugrana. El gol de Gerard Piqué en el minuto 84, tras un giro magistral y una definición propia de delantero centro, hizo creer al Barça. Sin embargo, el tanto que podría haber cambiado el desenlace, obra de Bojan tras un rebote en Yaya Touré, fue anulado por mano previa del marfileño.

Pitido final y aspersores

El pitido final desató la euforia del Inter. Los jugadores se abrazaban sobre el césped, Mourinho corría por la banda señalando el número uno con los dedos y se producía un pequeño enfrentamiento con Víctor Valdés. Fue entonces cuando los aspersores del Camp Nou comenzaron a regar el terreno de juego, en un gesto interpretado por muchos como una respuesta a la celebración del Inter de Mourinho. El técnico portugués, lejos de inmutarse, agradeció irónicamente la ducha improvisada.

La escena se convirtió en una imagen icónica del fútbol moderno, el que sería el primer capítulo de una rivalidad entre el portugués y el Barça. Mourinho selló así una de sus noches más memorables como entrenador, y aquel triunfo ante el mejor Barcelona de la historia acabó por convencer a Florentino Pérez de que él era el indicado para dirigir al Real Madrid. Apenas unos meses después, el portugués fue anunciado como nuevo técnico blanco.