Curiosidades
Especies invasoras

Te lo comes en la paella, pero es una especie invasora que está acabando con los ecosistemas marinos españoles

  • Sofía Narváez
  • Periodista multimedia graduada en la Universidad Francisco de Vitoria, con un Máster en Multiplataforma por la Universidad Loyola. Editora en Lisa News con experiencia en CNN y ABC.

Las especies invasoras son animales, plantas u organismos que se desarrollan fuera de su área natural y acaban ocupando un espacio que no les corresponde. Cuando se instalan con fuerza, estas especies alteran el entorno, desplazan a las que ya estaban y rompen el equilibrio natural.

En España se han identificado cerca de 200 especies invasoras. Algunas saltan a la vista, como el mejillón cebra. Otras pasan desapercibidas, como ciertas plantas acuáticas. Pero hay algunas que llevamos tanto tiempo viendo que ya ni las cuestionamos.

El ejemplo perfecto es ese animal que solemos comer en la paella sin pensar, pero que está acabando poco a poco con nuestros ecosistemas.

La especie invasora que está en la paella

Una buena paella con cangrejos entra sola. Pero, ¿te has parado a pensar de dónde vienen esos crustáceos?

Existen más de 4.000 especies diferentes de cangrejos. En la cocina española, los más comunes son el cangrejo azul y el cangrejo rojo.

El primero habita en aguas salobres, como las desembocaduras de ríos. El segundo, el cangrejo rojo americano (Procambarus clarkii), vive en aguas dulces o ligeramente saladas, con mayor concentración de sodio y menor nivel de grasa. Tiene más proteínas y una textura más firme, lo que lo hace ideal para platos intensos como los arroces.

Pero más allá del sabor, el cangrejo rojo es una especie invasora. Llegó a España en los años 70, introducido intencionadamente para su cría y comercialización, primero en Badajoz y después en las marismas del Guadalquivir. Se pensó que podría convivir con el medio, pero el tiempo demostró lo contrario.

¿Por qué es tan dañino el cangrejo rojo?

Este crustáceo es fuerte, adaptable y extremadamente resistente. Sobrevive en aguas contaminadas, tolera altas temperaturas y se reproduce con facilidad. Tiene hábitos nocturnos y es territorial.

Además, escarba en las orillas, destroza la vegetación acuática, enturbia el agua y altera por completo los ecosistemas donde se instala. También se alimenta de huevos de peces y anfibios, dejando sin espacio ni recursos a las especies locales.

En los arrozales, su actividad daña las estructuras de riego y arruina los cultivos. Puede colapsar acequias enteras con las madrigueras que excava. Y por si fuera poco, transmite enfermedades como la afanomicosis, mortal para los cangrejos autóctonos, y acumula metales pesados en su cuerpo. Es una especie invasora en toda regla.

En menos de diez años, el cangrejo rojo pasó de una finca a estar metido en casi todos los ríos, marismas y humedales de la península. No fue algo espontáneo: mucha gente empezó a moverlo por su cuenta, con la idea de «sembrarlo» en sitios donde creían que podía prosperar. Así fue como terminó convirtiéndose en uno de los invasores más imparables del país.

Hoy sigue presente en los mercados, en menús y en platos de toda la vida. Se puede comer en paella, ceviche, arroz, crepes, empanadas, pastel o hasta en un pimiento relleno. Está buenísimo. Pero hay que tener claro que el cangrejo rojo no sólo se come y se disfruta: también arrasa con el ecosistema.