Ni ajedrez ni Backgammon: el juego de mesa más popular de la Edad Media ha llegado casi intacto a nuestros días
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Hay juegos de la Edad Media que eran muy famosos y que han perdurado hasta nuestros días, pero no todos eran accesibles para las clases populares. Por ejemplo, el ajedrez estaba prácticamente reservado a las élites.
Esto mismo ocurría con otros juegos de mesa como el Backgammon, que requería muchos elementos, bastante capacidad y que solía ser un clásico entre comerciantes.
Sin embargo, hubo un juego que sí que conquistó tanto a nobles como a plebeyos: los dados. Prácticamente todo el mundo podía tener un juego, había muchas modalidades y permitían un ritmo rápido y apuestas.
El auténtico rey de los juegos de mesa de la Edad Media
Había un componente educacional y económico clave por el que los dados eran el juego de mesa perfecto para que se popularizase. Por ejemplo, el ajedrez o el Backgammon son complejísimos.
Incluso hoy en día, cualquiera de nosotros tendría serias dificultades para jugar bien a cualquiera de estos juegos. Sin embargo, los dados permitían crear modalidades mucho más sencillas.
Además, la posibilidad de poseer uno también era fundamental. El ajedrez era un bien de lujo, que sólo las clases más pudientes podían permitirse. Era necesario tener un tablero específico.
En cambio, para jugar a los dados sólo eran imprescindibles un par de piezas. De hecho, hay modalidades donde con unos pequeños huesos ya era más que suficiente. Por ejemplo, las todavía famosas tabas.
La posibilidad de apostar entorno a las partidas de dados ayudó a que se popularizasen en las tabernas, los caminos y en los jardines de los monasterios. Además, no sólo fue típico entre clases populares.
Aunque se suponía que la nobleza tenía gustos más exquisitos, hay crónicas de la Edad Media donde se señala que había clérigos, reyes y caballero que tenían una gran pasión por los dados. La diferencia es que ellos se apostaban grandes sumas de dinero e incluso tierras.
¿Por qué nadie reconocía que jugaba a los dados en la Edad Media?
Aunque era el juego de mesa más popular en la Edad Media, no todo el mundo reconocía que jugaba a los dados, sobre todo si pertenecía a las clases más pudientes o al clero.
La Iglesia medieval condenó en muchísimas ocasiones los juegos de azar por considerarlos una distracción de los deberos diarios y un fomento innecesario del vicio.
Eso provocó que en muchos lugares llegase a prohibirse el juego en zonas públicas, pero sólo hizo que aumentar su presencia de forma clandestina y jamás se pudieron erradicar.
Pensar en prohibirlo era una quimera, ya que la sencillez del juego hacía que fuera casi imposible su control. Cualquier campesino podía llevar unos dados y esconderlos rápidamente si notaba algún peligro.
Cómo han evolucionado los dados desde la época medieval
Pese a la censura, es más que obvio que los dados han conseguido permanecer hasta nuestros días. De hecho, se han desarrollado diferentes modalidades como el Michigan, el 5.000 o el mentiroso.
Además, se han generado modalidades más complejas que se mezclan con otros juegos típicos de la Edad Media como las cartas. Lo que se mantiene intacta es la esencia: sencillez, azar y apuestas.
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