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¿Qué era el tamagotchi?

Con tanta tecnología, el tamagotchi parece un objeto de culto. Esta criatura virtual, creada por la compañía Bandai en 1996.

Con tanta tecnología, el tamagotchi parece un objeto de culto. Esta criatura virtual, creada por la compañía Bandai en 1996, fue uno de los fenómenos de la década de los noventa, y un juguete para una generación que luego vio cómo el mundo se transformaba gracias a la tecnología punta.

El objetivo del tamagotchi estaba claro, una mascota virtual a la que debías cuidar a través de botones, como si de un juego se tratase. En forma de huevo, era un dispositivo, colorido, ruidoso y muy fácil de usar.

Bandai salió a flote

La compañía que lo ideó pasaba, por aquellos años, por una dura crisis, hasta que lanzó el tamagotchi y tuvo un éxito rotundo en todo el mundo. Pero en realidad fue Aki Maita, una inventora y pedagoga japonesa quien fue la cabeza pensante de este dispositivo porque ella siempre había querido tener una mascota. Lo presentó a Bandai y trabajó para la empresa en la división de juguetes.

Una mascota para cuidar

Este juego consiguió éxito porque se basaba en cuidar una mascota que en realidad no era real pero que creaba vínculos afectivos entre dueños y juego. Esta mascota estaba bajo nuestra responsabilidad y le debíamos mimar, alimentar y entretener durante al menos 28 días. Hasta había un pequeño informe médico que reflejaba su edad, peso, niveles de hambre o disciplina e incluso su rango de felicidad.

La mascota evolucionaba

Según nuestros cuidados, el tamagotchi podía evolucionar a mejor o a peor. Pues nuestros cuidados y acciones influían de forma directa en la evolución y el crecimiento de la criatura. Así el nivel de educación era crucial al tener una criatura egoísta y ruidosa, otra de mala salud o bien otra risueña y menos ruidosa. Si la dejábamos estar, cuidado, podía hasta morir. Aunque su creadora siempre decía que no moría, pues simplemente se iba a su planeta.

La otra cara de la moneda

Si bien era todo un fenómeno psicológico y educacional, el juguete enganchaba tanto que los niños abandonaban sus propios deberes y quehaceres diarios. Hubo importantes problemas y hasta niños que querían suicidarse cuando la mascota virtual fallecía o se iba.

44 versiones distintas

El tamagotchi vivó su época de esplendor y hasta se lanzaron al mercado hasta 44 versiones diferentes, según el diseño y la perfección al paso de los años.