El paraíso oculto en España que casi nadie conoce: un edén natural para visitar en un día
La Semana Santa de este año ha traído consigo una grata sorpresa para los amantes de la naturaleza y los entusiastas del ecoturismo. El Parque Nacional de Las Tablas de Daimiel, enclavado en pleno corazón de Castilla-La Mancha, ha recuperado buena parte de su esplendor gracias a las lluvias recientes y al aporte de agua del río Gigüela. Este humedal, que a finales de2024 estaba prácticamente seco, ha revivido con una imagen que hacía tiempo no ofrecía: más de 1.000 hectáreas cubiertas de agua, convirtiéndose en refugio de miles de aves acuáticas.
Con este resurgir, el parque se posiciona de nuevo como uno de los destinos naturales más atractivos de España, especialmente para quienes buscan desconectar y reconectar con los paisajes más genuinos y vibrantes. Guiados por empresas locales comprometidas con el entorno, los turistas están descubriendo no sólo la belleza paisajística del lugar, sino también su importancia ecológica, su frágil equilibrio hídrico y la urgencia de seguir protegiéndolo ante las amenazas del cambio climático y la sobreexplotación del acuífero que lo alimenta.
El renacer de Las Tablas de Daimiel
En apenas unos meses, el panorama de Las Tablas de Daimiel ha dado un giro sorprendente. Si en diciembre de 2023 apenas se podían contabilizar unas escasas 60 hectáreas de terreno encharcado (lo que representaba sólo el 3% de la superficie susceptible de ser inundada), ahora, la cifra ha crecido hasta superar las 1.000 hectáreas. Este cambio ha traído consigo una explosión de vida silvestre y, con ella, una avalancha de visitantes interesados en contemplar uno de los pocos humedales interiores que quedan en buen estado en la Península Ibérica.
El auge de turistas que se está observando podría marcar un hito significativo en la historia reciente del parque. Si la tendencia se mantiene durante el resto del año, no se descarta que se alcancen números similares a los de 2010, cuando Las Tablas vivieron un año excepcional en términos hídricos y llegaron a recibir casi 400.000 visitantes. En aquel entonces, el parque estaba completamente inundado gracias a una larga temporada de lluvias, un fenómeno poco habitual que convirtió al humedal en un auténtico reclamo turístico.
El resurgimiento del parque no ha sido obra únicamente de la naturaleza. En diciembre, ante el riesgo de que se produjeran incendios en las turbas (un tipo de suelo orgánico muy inflamable cuando está seco) y para proteger a las aves que pasan el invierno en la zona, se activaron varios pozos de emergencia. Estas extracciones de agua subterránea, sumadas a los aportes naturales del río Gigüela, han permitido mantener una buena parte del ecosistema en condiciones óptimas.
Alejandro del Moral, responsable de la empresa de ecoturismo «Caminos del Guadiana», destaca el papel que ha tenido la combinación de gestión humana y climatología favorable para ofrecer una experiencia casi única a quienes visitan Las Tablas estos días. Junto a «Destinos Manchegos» y «Naturaleza Indómita», su empresa es una de las tres que cuentan con autorización para realizar visitas guiadas dentro del parque.
Visita
La recuperación hídrica ha ampliado considerablemente las posibilidades de recorrido dentro del parque. Ya no e limita la visita a la popular zona de la Isla del Pan. Ahora también se puede explorar el entorno de la Torre de Prado Ancho, una zona que se encuentra completamente anegada y que permite observar el humedal desde otra perspectiva, menos frecuentada y más salvaje.
Uno de los mayores atractivos en estos momentos es la actividad avifaunística. La primavera marca el inicio del periodo de cortejo y reproducción de muchas especies de aves acuáticas. En estos días es posible observar comportamientos únicos: danzas nupciales, plumajes especialmente vistosos, nidos en construcción e incluso polluelos recién nacidos en las zonas más tranquilas del parque.
Entre las especies más destacadas se encuentran garzas reales, fochas, ánades reales, cigüeñuelas, aguiluchos laguneros y flamencos. Algunas parejas de gansos ya han sido vistas con sus crías, ofreciendo imágenes de una ternura que enamora a cualquier visitante. La biodiversidad presente en Las Tablas durante esta época del año es uno de los motivos por los que tantos naturalistas y fotógrafos se dan cita en el parque.
A pesar de la imagen actual, no se debe perder de vista la fragilidad de este ecosistema. Desde los años 80, Las Tablas de Daimiel han estado sometidas a una sequía crónica agravada por la explotación excesiva del acuífero que lo alimenta. La abundancia de agua actual no garantiza su permanencia a largo plazo, y es fundamental seguir apostando por una gestión sostenible del recurso hídrico, compatible con la conservación del entorno.
El Parque Nacional de Las Tablas de Daimiel vive ahora uno de sus mejores momentos en años, y es el tiempo perfecto para visitarlo. Lo que lo hace aún más especial es la conciencia de que su belleza es, en parte, efímera, y que depende de la armonía entre el ser humano y la naturaleza.
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