La frase que usan las personas con alta inteligencia emocional cuando las critican, y siempre funciona

Una simple frase basta para desactivar tensiones, conservar la compostura y mantener relaciones funcionales

Alta inteligencia emocional

Joven siendo criticada

Las críticas son parte inevitable de cualquier interacción humana, y la forma en que se responden puede marcar una diferencia significativa en la percepción y el equilibrio emocional. Algunas personas, especialmente aquellas con un coeficiente intelectual alto, parecen manejar estos momentos con una calma envidiable. Y muchas veces, solemos dar respuestas que no nos agradan y que sólo dejan conforme al otro, con la intención de escapar cuanto antes de esos contextos incómodos.

Pero, ¿hay alguna expresión específica que utilizan quienes poseen una alta inteligencia emocional para afrontar las críticas sin alterarse? Eso lo develaremos a continuación.

¿Cuál es la frase que usan las personas con alta inteligencia emocional cuando las critican?

La alta inteligencia emocional se manifiesta especialmente en los momentos de tensión. Las críticas, sobre todo las no constructivas, pueden desencadenar respuestas impulsivas o defensivas. Sin embargo, quienes han desarrollado una gestión emocional madura responden de forma distinta. No se trata de ignorar lo que se dice, sino de aceptar el mensaje sin caer en reacciones automáticas o viscerales, incluso en plena discusión.

Una frase recurrente entre estas personas, eficaz tanto en el plano interpersonal como profesional, es: «Gracias por decírmelo. Lo pensaré con calma». Esta expresión breve y serena encierra varios componentes clave de la inteligencia emocional:

No hay sarcasmo en estas palabras. Su neutralidad es deliberada: permite frenar la escalada emocional, al tiempo que comunica una actitud abierta.

¿Qué dice la ciencia sobre este tipo de respuesta?

El psicólogo Daniel Goleman, autor de ‘Emotional Intelligence’, define esta competencia como la capacidad de reconocer, entender y gestionar tanto las propias emociones como las ajenas. Según Goleman, el autocontrol emocional es una de las cinco dimensiones fundamentales de la alta inteligencia emocional, junto con la conciencia de uno mismo, la motivación, la empatía y las habilidades sociales.

Responder con calma a una crítica activa zonas cerebrales distintas a las que intervienen en una respuesta impulsiva. El sistema límbico, y especialmente la amígdala, es responsable de las reacciones emocionales inmediatas. No obstante, las personas con alta inteligencia emocional logran activar el córtex prefrontal, una región asociada con la reflexión y la regulación emocional, antes de responder.

Como señala el propio Goleman en su investigación: «La inteligencia emocional comienza con la conciencia de uno mismo y con la capacidad de controlar la reacción emocional automática. Esa pausa es lo que diferencia al que responde del que simplemente reacciona».

¿Qué logra esta frase en los demás?

El uso de «Gracias por decírmelo. Lo pensaré con calma» tiene efectos concretos:

Además, demuestra que la persona no se deja llevar por el impulso inmediato. En palabras del neurocientífico Robert Levenson, citado en investigaciones sobre empatía y sincronía emocional, «la capacidad de regular la propia fisiología en momentos de tensión es fundamental para mantener relaciones saludables».

Cómo aplicar esta respuesta en diferentes contextos

Utilizar esta frase no implica estar de acuerdo con la crítica ni aceptar una posición inferior. Lo que se hace es aplazar la reacción para analizarla sin tensión. Se trata de una herramienta útil tanto en negociaciones como en discusiones personales. A continuación, cómo se debería usar según el contexto en el que uno se encuentre:

¿Por qué funciona en términos neurológicos?

La alta inteligencia emocional se asocia con una mayor actividad en el córtex prefrontal medial, región relacionada con la toma de decisiones conscientes y la inhibición de respuestas emocionales automáticas. En contraste, la reactividad impulsiva está más vinculada a la amígdala.

Estudios en parejas conducidos por Robert Levenson mostraron que aquellos cónyuges capaces de sincronizar su ritmo fisiológico con el de su pareja durante una discusión eran más empáticos y constructivos. Esta habilidad, al parecer, no depende tanto del coeficiente intelectual como del control emocional y la receptividad empática

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