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Trucos de cocina

Ni harina ni pan rallado: el truco definitivo para empanar cualquier cosa sin que se rompa al freír

  • Sofía Narváez
  • Periodista multimedia graduada en la Universidad Francisco de Vitoria, con un Máster en Multiplataforma por la Universidad Loyola. Editora en Lisa News con experiencia en CNN y ABC.

En la cocina, hay recetas sencillas que logran sorprender. Una de ellas es el empanado. No importa si el día está nublado, si ha sido largo o si sólo hace falta algo reconfortante: unas buenas pechugas empanadas, unos bastones de calabacín o unas croquetas doradas pueden mejorar cualquier momento.

Sin embargo, lograr ese empanado perfecto (ese que queda crujiente, firme, bien adherido) no es tan fácil como parece. No basta con huevo, pan rallado y aceite. Hay un truco que marca la diferencia y que puedes aplicar siempre que cocines algo empanado. Lo mejor es que no hay que comprar nada adicional.

Este es el sencillo truco para un empanado firme y crujiente

Un empanado bien hecho debe tener una capa firme, dorada, sin huecos y que no se despegue al primer contacto con el aceite. Para lograrlo, hay un truco simple: congelar ligeramente el alimento ya empanado antes de freírlo.

La lógica es sencilla. Al pasar unos 25 o 30 minutos en el congelador, el alimento se contrae un poco y eso hace que el empanado se adhiera con más firmeza. Además, esa ligera congelación reduce la humedad superficial, lo que evita que la cobertura se suelte o se ablande durante la fritura.

El proceso no tiene misterio, sólo empana como siempre, coloca las piezas en una bandeja sin que se toquen, mételas al congelador por media hora y luego fríelas directamente. El resultado mejora a simple vista, pues el rebozado se mantiene intacto, el dorado es uniforme y la textura es mucho más agradable.

¿Cómo hacer un empanado perfecto?

Todo empieza por secar bien la pieza que vas a empanar. Carne, pescado o verdura, pues si tiene humedad, el huevo no se adhiere y eso arruina el resultado. Se pone un poco de papel de cocina y listo.

El proceso clásico de empanado funciona, primero harina, luego huevo batido y al final pan rallado. La harina ayuda a fijar el huevo, y este a su vez mantiene el pan rallado en su sitio. Si quieres una capa más gruesa y crujiente, puedes hacer doble empanado.

Si no tienes pan rallado, no hay problema. Puedes usar copos de maíz triturados, cereales sin azúcar, pan tostado rallado, incluso la piel de las patatas tostada y molida. Lo importante es que la textura sea algo gruesa y que se adhiera bien.

Presiona el pan rallado con las manos para que quede bien fijado. Luego, deja reposar las piezas empanadas en el refrigerador. Y si vas a aplicar el truco que mencionamos antes, pásalas directamente al congelador por media hora antes de freír.

Claves para que el empanado quede perfecto

Antes de empanar, asegúrate de que el alimento esté a temperatura ambiente. Si está muy frío, la humedad de la superficie complica todo.

Usa un recipiente hondo para el pan rallado. Así cubres bien cada lado sin tener que estar volteando tanto. La temperatura del aceite también importa: entre 170 y 180 °C. Si está muy frío, el empanado absorberá más grasa. Si está demasiado caliente, se quemará por fuera y quedará crudo por dentro.

No pongas muchas piezas en la sartén al mismo tiempo. Eso baja la temperatura del aceite y estropea todo. Cuando estén doradas, sácalas y colócalas sobre papel de cocina para quitar el exceso de grasa.

Si trabajas con carne, puedes darle unos golpes con un mazo de cocina para ablandarla. También puedes hacer pequeños cortes en los bordes para que no se encoja al freír.