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Tener la casa con un estilo que nos identifique no es sólo una cuestión estética o un capricho. A veces, el ambiente que creamos en casa tiene mucho que ver con cómo nos sentimos. No es lo mismo entrar a un baño caótico, mal iluminado o anticuado, que a uno cuidado, bien resuelto y que la decoración esté en sintonía con el resto de la vivienda. Porque, aunque suene obvio, eso se nota.
Hay muchas formas de darle una vuelta a la decoración del baño, pero si hay un cambio que marca un antes y un después, es decirle adiós a la mampara clásica. La arquitecta Belén García Fernández, del estudio Ubicca, asegura que las mamparas de ducha están siendo desplazadas por opciones mucho más prácticas, modernas y visualmente limpias que te contamos en este artículo.
El truco para cambiar las mamparas del baño
La mejor opción para cambiar las mamparas del baño es el panel fijo de vidrio. No lleva puertas, no tiene perfiles gruesos y se instala directamente en la pared. El resultado es un baño más amplio, más claro y mucho más fácil de limpiar. «Se busca que el cerramiento pase desapercibido, que no rompa la continuidad del espacio», explica Belén.
Este tipo de solución no solo mejora la estética, sino que también aligera el conjunto y da una sensación de orden que se agradece, sobre todo en baños pequeños. Sin ángulos, sin raíles y sin complicaciones.
Los paneles fijos funcionan mejor en baños pequeños o medianos. Son perfectos cuando se busca ganar luz y dar continuidad. Pero también funcionan en espacios grandes, combinados con muros bajos u otros elementos que aporten intimidad sin recargar el conjunto.
No obstante, también hay quienes prefieren dar un paso más arriesgado y convertir la mampara en protagonista. ¿Cómo? Jugando con texturas en el vidrio o utilizando perfilería especial, en tonos oscuros, dorados o incluso cobre. Así, lo que antes era un simple elemento funcional, ahora suma carácter al baño, y eso es algo que tus invitados van a notar.
¿Por qué cada vez se usan menos mamparas en el baño?
Otra opción son las duchas independientes, separadas del resto del baño por un muro o tabique. No hay puertas, ni vidrio, ni nada que interrumpa visualmente. Eso sí, requieren más espacio y una distribución bien pensada para evitar salpicaduras.
«Actualmente, se busca potenciar la ligereza y amplitud de los baños, creando una sensación de continuidad entre la zona de ducha y el resto del espacio», explica Belén García Fernández en una entrevista con el medio El Mueble. En esa línea, las mamparas tradicionales van perdiendo peso frente a opciones más abiertas, como las duchas walk-in, que eliminan barreras visuales y físicas.
«Esto favorece una fluidez en el diseño», añade la arquitecta, que también resalta la preferencia por soluciones que requieren menos mantenimiento. «Las mamparas convencionales, con sus complejos perfiles y accesorios, lo dificultan».
No obstante, la arquitecta destaca que hay proyectos donde la mampara no desaparece, sino que se convierte en un elemento protagonista. «En el caso de los diseños en los que la mampara adquiere protagonismo, el objetivo es transformar este elemento funcional en una pieza de carácter», afirma Belén. La idea es que no pase desapercibida, sino que aporte valor estético y ayude a enriquecer visualmente el baño.
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