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Llevas toda la vida comiéndote mal las mandarinas, según una experta: «Es la parte más…»

Mandarinas
Janire Manzanas
  • Janire Manzanas
  • Graduada en Marketing y experta en Marketing Digital. Redactora en OK Diario. Experta en curiosidades, mascotas, consumo y Lotería de Navidad.

En la cocina mediterránea, la fruta ocupa un lugar privilegiado dentro de la alimentación. Las frutas de temporada, en particular, son ricas en vitaminas, antioxidantes, minerales y fibra, por lo que los expertos en nutrición recomiendan consumir al menos tres piezas al día para mantener un estilo de vida saludable y equilibrado. Una de las frutas más queridas durante el otoño y el invierno son, sin duda, las mandarinas.

Famosas por su dulzura,y su alto contenido en vitamina C, se convierten en habituales en muchos hogares desde octubre hasta bien entrado marzo. Pero lo que muchos desconocen es que, más allá de su sabor refrescante, existe un detalle que podría estar afectando la manera en la que obtenemos sus beneficios: los pequeños hilos blancos que suelen rodear los gajos y que muchas personas retiran por costumbre o manía.

El error común al comer mandarinas

Cristina Lora, una reconocida experta en seguridad alimentaria y tecnóloga de los alimentos, ha querido compartir una advertencia que ha generado un gran debate en redes sociales y foros especializados. Según explica, muchas personas cometen un error importante al desechar los finos hilos blancos, conocidos como albedos, que recubren los gajos de la mandarina.

Este gesto, que puede parecer inofensivo, en realidad priva al cuerpo de uno de los componentes más saludables que tienen las mandarinas. Lora aclara que el albedo contiene una gran cantidad de compuestos fenólicos, sustancias antioxidantes que ayudan a combatir los radicales libres responsables del envejecimiento celular y el deterioro de las funciones del organismo. De hecho, según detalla la experta, esta parte blanca puede contener hasta 20 veces más compuestos beneficiosos que el jugoso interior de la mandarina.

Un tesoro nutricional

El albedo, además de antioxidantes, también es rico en pectina, un tipo de fibra soluble con múltiples efectos positivos para la salud. La pectina es conocida por contribuir a la reducción del colesterol LDL (el llamado «colesterol malo») en sangre, así como por favorecer una digestión más lenta, lo que ayuda a mantener estables los niveles de azúcar en el organismo y a prolongar la sensación de saciedad tras las comidas.

Por desgracia, buena parte de la población desconoce estas propiedades y continúa eliminando estas hebras de forma sistemática. En redes sociales, la publicación de Lora generó múltiples reacciones: desde quienes se sorprendieron al descubrir los beneficios del albedo hasta otros que admitieron sentirse incapaces de comer la fruta si no le quitan antes todos los hilillos.

¿Con qué otras frutas ocurre?

Las mandarinas no son la única fruta con una parte saludable que se suele desechar. La naranja, su pariente cercana, también tiene un albedo similar que muchos quitan por su textura. Lo mismo ocurre con las uvas, cuyos hollejos contienen resveratrol, otro potente antioxidante que se pierde cuando optamos por consumir únicamente el zumo. Incluso la piel de las manzanas, si se come después de lavarla, es una fuente rica de fibra y polifenoles.

Este patrón de «pelar demasiado» se repite en muchas ocasiones por desinformación. Afortunadamente, cada vez hay más profesionales que se dedican a divulgar este tipo de contenido, como Cristina Lora.

Beneficios para la salud

Las mandarinas son frutas cítricas muy apreciadas por su sabor dulce, su facilidad para pelarlas y su alto contenido en vitamina C. Este nutriente esencial contribuye a reforzar el sistema inmunológico, ayudando al organismo a defenderse de infecciones, especialmente durante los meses más fríos del año. Además, la vitamina C favorece la absorción del hierro de origen vegetal y tiene un potente efecto antioxidante, lo que ayuda a proteger nuestras células frente al envejecimiento prematuro y el daño oxidativo.

Otro de los grandes beneficios de las mandarinas es su aporte de fibra, tanto soluble como insoluble. Esta fibra mejora el tránsito intestinal, previene el estreñimiento y contribuye a mantener estables los niveles de glucosa en sangre. También ayuda a reducir el colesterol LDL (colesterol malo), favoreciendo así la salud cardiovascular.

Por último, las mandarinas contienen compuestos vegetales bioactivos como los flavonoides y los carotenoides, que poseen propiedades antiinflamatorias y anticancerígenas. Gracias a su bajo aporte calórico y alto contenido en agua, son ideales para dietas de control de peso, ya que sacian sin aportar muchas calorías.

En resumen, el consejo de la tecnóloga alimentaria es claro: si estás comiendo una mandarina, deja de obsesionarte con quitar todos los hilitos blancos. Aunque al principio pueda resultar extraño para quienes no están acostumbrados, el sabor no cambia significativamente y el beneficio para la salud es notable. Es una forma sencilla, económica y natural de mejorar tu alimentación sin necesidad de suplementos ni complicaciones.

Recuerda que esos hilos blancos, lejos de ser una molestia, son un pequeño tesoro escondido. Intenta integrarlos en tu alimentación de forma natural y verás que, con el tiempo, no solo te acostumbrarás, sino que agradecerás haber tomado esta sabia decisión. Porque, como bien dice la experta: «Comételo».

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