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Los huevos que todos tenemos en casa esconden un secreto y así puedes descubrirlo

De entre los diversos alimentos que tenemos en casa, los huevos son los que más consumimos. De hecho, podemos tomar varios a la semana. Ahora bien, muchas veces no sabemos cuál es su fecha de caducidad porque no la acaba de especificar, pues los números de que ves muchas veces coinciden con el fin de la frescura de estos. Por ello remarcamos que los huevos que todos tenemos en casa esconden un secreto.

Según el Instituto del Huevo, si tales alimentos se han mantenido refrigerados, y tienen la cáscara intacta y limpia, se pueden comer durante unos días después de la fecha de consumo preferente, algo que siempre debe tenerse en cuenta.

Los huevos esconden un secreto, ¿cuál es?

El Instituto prosigue que la fecha de consumo preferente no es lo mismo que la fecha de caducidad, y en este caso, es como máximo de 28 días desde la fecha de puesta. Indica el tiempo durante en que los huevos se pueden considerar huevos frescos porque, bien conservados, mantienen su calidad y seguridad.

Los huevos cocinados a menor temperatura (o sin cocinar) deben ser huevos muy frescos. Los huevos menos frescos deben consumirse bien cocinados (hasta que estén completamente cuajados).

¿Qué pasa cuando no encontramos este dato?

Ahora bien, puede ser que no siempre haya un envase y el dato de la fecha de consumo preferente.

Hay algunos trucos para saber entonces si un huevo está fresco y listo para podértelo comer, o de lo contrario, es mejor desecharlo.

Uno de estos es poner el huevo dentro de un vaso lleno de agua. Entonces si este no flota, uno se lo puede comer porque quedan todavía algunos días para su consumo (pero no muchos). Y si el alimento flota es cuando lo tiraremos porque puede ser que esté entonces en mal estado, y ya no sea un huevo fresco.

También puede saberse según el estado de la clara. El Instituto del Huevo expone que un huevo fresco tiene dos zonas en la clara; una más consistente y otra líquida, que se distinguen bien. Cuando el huevo es más fresco, la clara densa es más firme y gelatinosa y pierde esa firmeza al perder frescura. Cuando es difícil distinguir las dos zonas, el huevo es menos fresco.

Además, “un huevo fresco tiene una yema semiesférica sobre la clara densa, y las dos tienen una altura que destaca sobre la clara líquida. Cuando el huevo pierde frescura, la membrana de la yema también es menos firme y la yema se achata, hasta que se aplana por completo, y la membrana, al ser tan débil se puede romper rápidamente si cascamos el huevo”, según especifica el Instituto del Huevo en su web.

¿Cómo deben conservarse los huevos?

El Instituto recomienda que se guarden en el frigorífico. Mejor en su envase y en un estante del refrigerador. Si los dejamos en la puerta no es recomendable, porque es la parte con mayores saltos de temperatura.