Estupefacción por el giro de 180º que afecta al asteroide 2024 YR4
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La noticia sobre el asteroide 2024 YR4 ha sido uno de los temas más comentados en las últimas semanas, generando gran preocupación entre científicos, autoridades y la población en general. El pasado 4 de febrero, la ONU activó el Protocolo de Seguridad Planetaria por primera vez debido a que este asteroide tenía un 1% de probabilidades de impactar contra la Tierra en 2032. Este porcentaje no sólo encendió las alarmas, sino que también llevó a las agencias espaciales a intensificar sus esfuerzos para estudiar la trayectoria del asteroide y, si fuera necesario, tomar medidas para desviar su curso.
Sin embargo, la situación ha dado un giro inesperado. Después de varios días de cálculos y observaciones, las probabilidades de impacto han variado notablemente, primero subiendo a un preocupante 3,1%, para luego reducirse a un 1,5%. Este ajuste en las probabilidades es un reflejo de la complejidad de los cálculos astronómicos y de cómo los avances en la observación y el análisis de las trayectorias de los asteroides permiten hacer estimaciones más precisas. La comunidad científica se encuentra ahora en un proceso de seguimiento continua de este asteroide, con el objetivo de asegurarse de que, en el peor de los casos, el impacto no llegue a ocurrir.
Posible impacto del asteroide 2024 YR4
La incertidumbre sobre la trayectoria del asteroide 2024 YR4 se debe a que su curso es aún difícil de predecir con total precisión. De hecho, las agencias espaciales, como la NASA y la Agencia Espacial Europea (ESA), han subrayado que se trata de una «ventana de posibilidad» que ha ido disminuyendo en cuanto a su riesgo. Con cada nuevo análisis, se va refinando la estimación de su camino, y las probabilidades de que el asteroide impacte contra la Tierra disminuyen. Sin embargo, la posibilidad de que este cuerpo celeste afecte directamente a la Luna, en lugar de a nuestro planeta, ha incrementado levemente, con un 0,8% de probabilidad de colisión lunar.
Con un diámetro estimado de entre 40 y 90 metros, el impacto de un asteroide de este tamaño podría generar una liberación de energía equivalente a una explosión nuclear de gran magnitud, similar a la ocurrida en la prueba Bighorn de 1962. Esta energía sería suficiente para causar grandes daños si impactara en una zona poblada, aunque hay que tener en cuenta que la mayor parte de la superficie terrestre está cubierta por océanos o áreas deshabitadas, lo que reduciría el alcance de la catástrofe.
A pesar de estos riesgos potenciales, la probabilidad de un impacto sigue siendo extremadamente baja, especialmente después de las últimas actualizaciones. De acuerdo con las observaciones más recientes, las probabilidades de que 2024 YR4 impacte en la Tierra se han reducido significativamente, con un porcentaje estimado del 0,28%, lo que equivale a una probabilidad de 1 entre 360. Este descenso ha sido posible gracias a una serie de observaciones detalladas realizadas por los astrónomos, que han permitido ajustar las predicciones sobre la trayectoria del asteroide.
Las agencias espaciales, que en un primer momento sólo podían realizar observaciones desde telescopios terrestres, ahora están utilizando el telescopio espacial James Webb, capaz de detectar luz infrarroja. Esta tecnología les permite obtener información más detallada sobre la composición y el tamaño del asteroide, lo que facilita una mejor estimación de los efectos que tendría en caso de una colisión. Además, las futuras aproximaciones del asteroide en 2028 brindarán nuevas oportunidades para ajustar las predicciones y garantizar que las agencias estén preparadas para cualquier eventualidad.
A pesar de que el riesgo de impacto es bajo, las agencias espaciales no dejan de explorar posibles estrategias para desviar la trayectoria de objetos cercanos a la Tierra en el caso de que se detecten amenazas futuras:
- Impacto cinético: este enfoque consiste en enviar una nave espacial para impactar directamente contra el asteroide, alterando su trayectoria. La idea es modificar la velocidad o dirección del objeto al colisionar con él. Este método fue probado con éxito en 2022 por la misión DART (Double Asteroid Redirection Test), que demostró que es posible desviar un asteroide mediante un impacto directo.
- Deflexión láser: en este caso, la estrategia sería utilizar láseres de alta potencia para calentar la superficie del asteroide. Al calentar una pequeña capa del asteroide, el material en esa zona se desprendería debido a la diferencia de presión, generando un empuje que cambiaría la trayectoria del asteroide de manera gradual.
- Explosión nuclear: si la amenaza de un asteroide se volviera más grave y no existieran otras opciones viables, se podría recurrir a la detonación de una carga nuclear cerca del asteroide. El objetivo de esta explosión sería fragmentar el asteroide o, en el mejor de los casos, desviar su trayectoria al alterar su masa. Sin embargo, este enfoque tiene riesgos, ya que los fragmentos resultantes podrían generar más problemas, como una lluvia de escombros que aún podría amenazar la Tierra.
Aunque el riesgo de que el asteroide 2024 YR4 impacte contra la Tierra sigue siendo bajo, la vigilancia sigue en pie. Gracias a los avances tecnológicos y a la colaboración entre las agencias espaciales, hoy estamos mucho más preparados para afrontar cualquier posible amenaza del espacio.