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Creerás que estás en la Toscana pero es España: el pueblo medieval que te dejará sin palabras

  • Janire Manzanas
  • Graduada en Marketing y experta en Marketing Digital. Redactora en OK Diario. Experta en curiosidades, mascotas, consumo y Lotería de Navidad.

Cuando uno piensa en paisajes de ensueño, colinas verdes, callejuelas empedradas y casonas de piedra cubiertas de hiedra, es probable que la mente viaje automáticamente a la región italiana de la Toscana. Sin embargo, hay un rincón en el corazón del Ampurdán, en Cataluña, que puede competir cara a cara con ese encanto bucólico. Hablamos de Peratallada, un pueblo que no sólo conserva intacta su esencia medieval, sino que además parece detenido en el tiempo. Caminar por sus calles es como abrir un libro de historia o entrar en una película de época.

Situado en pleno Bajo Ampurdán, a apenas media hora en coche de Gerona y a algo más de una hora de Barcelona, el nombre «Peratallada» significa literalmente «piedra tallada», y no podría ser más acertado. Todo el pueblo está construido sobre un enorme bloque de piedra trabajado con esmero a lo largo de los siglos. El foso que rodea el casco antiguo, excavado directamente en la roca, es una muestra impresionante de ingeniería medieval. Las calles del pueblo son estrechas, curvas, a veces empinadas, y están completamente empedradas.

Peratallada, un pueblo medieval de cuento

Peratallada es uno de los ejemplos más destacados de arquitectura medieval en Cataluña. Su origen se remonta al siglo X, cuando ya se mencionaba en documentos como «Petra Tallada». El núcleo del pueblo se construyó sobre una gran roca, que fue tallada para formar fosos defensivos alrededor del recinto amurallado, dando lugar a su particular topografía.

Durante los siglos XI y XII, Peratallada vivió su época de esplendor bajo el dominio de la poderosa familia Peratallada, cuyo linaje dio nombre al lugar. Fue un enclave feudal estratégico dentro del condado de Empúries, con un castillo fortificado que aún hoy domina el paisaje. Este conjunto defensivo, que incluía torres, murallas y fosos, protegía a la población en tiempos de inestabilidad.

Con el paso del tiempo, y tras perder importancia militar, Peratallada fue transformándose en un pueblo agrícola, pero conservó intacta su estructura medieval. Gracias a ello, hoy podemos recorrer sus calles y sentir que el tiempo se ha detenido. La conservación de su patrimonio ha convertido a Peratallada en uno de los pueblos más emblemáticos del Bajo Ampurdán, donde historia y belleza se funden en cada rincón.

Lugares de interés

Aunque Peratallada no es un pueblo grande, cada paso ofrece una postal digna de admirar. Su encanto reside precisamente en esa combinación perfecta entre historia viva, arquitectura bien conservada y ambiente pausado. Estos son algunos rincones imprescindibles que no puedes perderte:

Entorno natural

Rodeado de campos de cultivo, viñedos y suaves colinas, este rincón del Bajo Ampurdán ofrece un paisaje típicamente mediterráneo, donde la tranquilidad y la belleza van de la mano. La zona cuenta con senderos rurales y caminos de tierra que conectan con otros pueblos cercanos, ideales para recorrer a pie o en bicicleta.

Además, a pocos kilómetros, se encuentra el Parque Natural del Montgrí, las Islas Medas y el Bajo Ter, un espacio protegido que combina marismas, playas vírgenes y acantilados con vistas panorámicas. Esta combinación entre patrimonio histórico y entorno natural convierte a Peratallada en un destino ideal para quienes buscan algo más que una simple escapada turística.

Gastronomía

La gastronomía de Peratallada es un reflejo de su entorno: sencilla, auténtica y profundamente ligada a la tierra. Aquí, la cocina tradicional catalana se saborea sin prisas, con productos frescos del mar y del campo que llegan directamente a la mesa. En los restaurantes del pueblo, muchos ubicados en antiguas casas de piedra o encantadores patios interiores, se pueden degustar platos que combinan raíces rurales con toques de creatividad moderna.

Entre los clásicos destacan el suquet de pescado, los arroces caldosos, la butifarra con judías y las carnes a la brasa, siempre acompañadas de verduras de temporada. También son muy apreciadas las cocas saladas, los embutidos artesanales y los quesos locales, elaborados en pequeñas granjas del Empordà. Y para los más golosos, no puede faltar una crema catalana o un pastel casero con frutas del tiempo.

Es fácil caer en la comparación con la Toscana, porque Peratallada tiene todo ese aire romántico y atemporal que enamora a primera vista. No necesitas coger un vuelo para viajar en el tiempo o para sentir que estás en una película de época. Basta con dejarse llevar por las curvas de la carretera que conduce al corazón del Bajo Ampurdán y permitir que éste pequeño medieval pueblo te cuente su historia.