Un caso más donde el fitness nos lleva al extremo de evitar una operación muy molesta y soñar con una vida normal

Un caso más donde el fitness nos lleva al extremo de evitar una operación muy molesta y soñar con una vida normal
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Holiday Gym Conócenos

Marta es una joven de 16 años que vio muy cerca el quirófano. Todo estaba preparado, con las pruebas de anestesia incluidas. Pero descubrió que el fitness cura, aparte de conseguir que nos mantengamos en forma con una salud envidiable. Pero no es un caso aislado. Aunque el suyo pueda parecer una anécdota entre millones de personas que entrenan.

La buena noticia es que alguien ha evitado pasar por una operación. Una que le dieron como única solución a su dolencia. Pero eso no quita para que el esfuerzo, la constancia y el apoyo por parte de todos los implicados hayan «obrado el milagro».

Un diagnóstico de lo más común

De pequeña, Marta bailaba flamenco y hoy en día aún es una de sus pasiones. Hasta aquí, todo parece normal. Pero desde los siete u ocho años notó que le fallaba una rodilla. Se sucedían los chasquidos y hasta se caía al andar. Los médicos achacaron el problema a que crecía rápido y no le dieron importancia. Los años podían, como en muchos casos, conseguir que todo fuera normal. Mientras, tendría que soportar esos problemas que no son habituales y resultan un calvario, sobre todo para un niño.

Precisamente, la dolencia se le achacó a la afición que tanto ama Marta, el flamenco. Los ligamentos de su rodilla estaban distendidos. Algo que parecía causado por el baile, las posiciones forzadas y una de las cosas que más le gustan a esta joven. Obviamente, caerse a menudo no parece compatible con la danza, por lo que sus familiares buscaron ayuda. Una hiperlaxitud ligamentosa, aparentemente congénita, no tiene un tratamiento habitual. Además, de pequeños no suele prestársele suficiente atención.

Fue el cambio del pediatra al médico para adultos lo que activó las alarmas. La rodilla no parecía responder como era de esperar. Los ligamentos seguían sin hacer la función esperada y los músculos no ayudaban a sujetar la rodilla. Tener una vida normal pasaba por sufrir una operación, esperar meses de recuperación, colocar la rótula y acortar tendones. Algo drástico ante lo que podía haber alternativa.

El fitness cura, pero es para mayores de 16

La rótula es un hueso móvil que une el fémur con la tibia y forma parte de la articulación de la rodilla. Esta se encuentra sujeta por las inserciones del músculo cuádriceps y el sistema ligamentoso. Son responsables de mantenernos en pie. También nos facilitan la carrera. Si esa rótula no sigue el recorrido óptimo y se desplaza, el paciente pierde el equilibrio y cae. Incluso puede salirse la rótula de su eje.

El tratamiento habitual en estas patologías consiste en equilibrar el par de fuerzas musculares que mantienen el eje de la rótula, vasto interno y externo. Por lo que, tras una valoración, es normal potenciar la parte interna del cuádriceps, con ejercicios isométricos en extensión de rodilla, sin que aparezca dolor.

El consejo que recibió la familia de Marta era que empezara a hacer ejercicio. Uno que permitiera fortalecer la musculatura de la rodilla y que esta quitara importancia a la función de los ligamentos. El problema surgió cuando, al buscar gimnasio, ninguno permitía a alguien tan joven hacerse socio. Con quince años cumplidos, las normas aún son rígidas.

Uno de los argumentos que dan desde los centros de fitness es que el crecimiento se ve afectado. Los expertos desaconsejan el uso de pesas y muchos de los ejercicios que vemos habituales en los adultos. Aparte del diseño de los centros, que no suelen estar preparados para que los niños compartan espacio con el resto de socios.

La suerte vino de cara cuando la tía de Marta dio con Holiday Gym en Fuenlabrada, Madrid. Tras muchos intentos anteriores, con la negativa de otros centros, esta vez les pidieron los informes médicos. Hubo un acuerdo por ambas partes y el compromiso de hacer las cosas bien desde el principio.

Cuando todos ponen de su parte es más fácil

Según nos cuentan desde la familia de Marta, ella va a entrenar todos los días. Lo hace con ganas y despide alegría desde que entra al centro de fitness. Su monitor se llama Alberto y le hacen responsable de lo bien que ha ido todo hasta ahora. Porque en la revisión previa a la operación, le dijeron que no era necesaria, así de claro.

Han sido seis meses de entrenamiento diario. Cuando la operación estaba programada para evitar que afectara a las clases de Marta. Estas vacaciones iba a pasarlas sin moverse apenas, con 16 años que invitan a disfrutar todo lo posible el verano. Resulta que el entrenamiento controlado ha fortalecido la musculatura y, en principio, eso descarta la cirugía. Según le han aconsejado, si mantiene el ejercicio constante hasta los veinte años, ya con cuerpo de adulto, puede que se libre definitivamente de la operación.

Los ejercicios, siempre bajo la supervisión del monitor, incluyen tres días por semana con entrenamiento de piernas. Esto se complementa con correr en un suelo que amortigua la pisada, aparte de los ejercicios que mejoran la forma de andar. El fitness cura, sí, pero es muy importante el control en todo momento, hasta en los aspectos que parecen irrelevantes.

Parece que hay muchos casos de adultos que no han tenido la suerte de Marta. Que, sin pasar por el quirófano, su vida está acompañada de caídas inexplicables. Cuyas rodillas fallan y cada vez tienen un problema mayor. La edad, conforme avanza, impide que haya una recuperación aceptable en estas situaciones. Por lo que conviene dedicarle tiempo a saber cuál es la causa, buscar la opinión de expertos en medicina y llevar la rehabilitación a rajatabla. Ya sea con ayuda de fisioterapeutas o, si lo recomiendan, en centros como este Holiday Gym de Fuenlabrada, con toda su flexibilidad.

En el caso de Marta, el tratamiento puede no parecer especial. Su familia lo reduce a entrenamiento y flamenco. Esto último no deja de practicarlo. Pero confirma que, a veces, hay lesiones que pueden curarse con ejercicio. Pero hay que ser constantes y tener siempre cerca un especialista que evite males mayores.

Marta es aún la pequeña del gimnasio y toda una estrella desde que entra. Su humor y la forma de animar al resto de socios parecen ser también una gran terapia allí. El viaje diario desde Humanes a Fuenlabrada tampoco le baja el ánimo. Su caso parece milagroso, pero todos los implicados lo achacan al trabajo, las ganas de salir adelante y la supervisión de su monitor. El fitness cura, sí, pero siempre hay siempre una historia detrás.

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